𝑩𝑬𝑻𝑾𝑬𝑬𝑵 𝑼𝑺 ─hyunin

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Chapter 3: the party pt.2

Capítulo largo, cuiden sus vistas y cabecitas :((

JiSung tenía sus dedos ocupados en el mando de Playstation, jugando una partida contra Felix y SeungMin.

Todo iba perfecto, hasta que su atención se revocó a su hermano menor, quién no dejaba de obsevar una paleta, como que si tuviera oro en la mano.

Suspiró, saliéndose de la partida, no sin antes avisar a sus amigos a través del micrófono, quienes le trataron de cobarde, etc; sus humores cambiaban mucho a la hora de jugar.

—Dios mío JeongIn, es una maldita paleta —bufó, quitándose los auriculares. —¿Es para un ritual o qué?

—¿Por qué no te metes en lo tuyo, Sung?

—¡Porque ves esa cosa como un loco! —rió, negando. —¿Qué tienes? Hace mucho no me cuentas cosas.

—Um... —se hizo hacia atrás. —un sexy daddy lamió esto y me la dió, por eso la miro, ¿Algo más que quieras saber?

Estremeció su cuerpo. —¿Quién era ese sexy... Eso?

—¿De verdad que quieres saber? —sonrió.

—... ¿Bang Chan?

—No —negó.

—¿DoWoon?

—Piensa, hermano —cruzó sus piernas, abriendo su mente para una imágen de lo que estaba a punto de decir. —no soy de decirle daddy a nadie, literalmente, nadie; entonces, ¿Quién crees que sería capaz de sacar esto de mí?

Con sólo imaginar esos par de labios rojos y mojados, sus fuertes manos que podrían sujetar su cintura al besarlo, y toda la contextura de Hwang HyunJin, la situación comenzaba a salirse fuera de contexto.

—No tengo ni puta idea, In —bufó. —pero se ve que te tiene loco.

—No te pases, aún no lo probé —se levantó.

—¿A dónde vas?

—Oh, cierto —se detuvo, en la escalera. —hay una fiesta en la casa de los Hwang, ¿Vienes?

—... Ni loco.

—Bien —sonrió, llevando el dulce una vez más a su boca y caminando hasta su habitación.

Una vez allí, cerró la puerta con llave; pues aún no estaba seguro de si HyunJin era lo suficientemente ideal, y se merecía que pensara en él, luego de aquella imagen mental.

Dejó sus prendas en el cesto, e ingresó a la ducha, alejándose un poco hasta que el agua tibia salga.

Una vez las gotas comenzaban a caer sobre su cuerpo, seguía sin sacar al mayor Hwang de su cabeza.

¿Por qué le dió aquella paleta? Si no la humedecía en sus labios primero, tal vez lo hubiese considerado como un gesto tierno.

Pero todo lo inocente de aquella acción, se fue cuando de su boca, la acercó a la suya, y con una voz grave dijo buen chico.