𝑩𝑬𝑻𝑾𝑬𝑬𝑵 𝑼𝑺 ─hyunin

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Chapter 11:

—Dime... ¿Qué tal todo?

—¿Quieres decir "buenos días JeongIn, no te follé ayer, pero quiero saber cómo estás"? —preguntó con una sonrisa plasmada en su rostro mientras terminaba de preparar su desayuno.

En verdad estaba contento, podría decir que no sabía la razón; pero era muchísimo más que obvio.

La cita fue lo mejor que pudo haber pasado, y aunque no estuvo ni cerca de sonrojar a HyunJin, y fue él quien se la pasó rojo todo el día; increíble.

Era raro sentirse tan bien y no haber tenido sexo... Pero esa era la parte más mágica.

«Joder, soy todo un cursi ahora» pensó, la verdad es que no le importó mucho.

—Um, no, sí quiero saber cómo estás.

—Estoy bien —se apoyó sobre la mesada. —Pero... ¿Por cuánto tiempo tenemos que fingir que no nos queremos revolcar?

—¿Estabas fingiendo?

—No, se sintió bien y tal. Sólo que, ¿Vas a dejarme sin atención?

—Nunca. Puedes venir hoy, digo, si quieres.

—... No juegues con fuego, Hwang.

—¿Tú, fuego? Pero si eres una ternurita, JeongIn.

El silencio duró cinco segundos, hasta que el menor cortó la llamada.

Si había algo que podía jugar con su ira, es que lo traten de bebé; pero eso no era todo, sino que en verdad le agradó la idea de HyunJin consintiéndolo de esa forma...

El idiota le hacía sentir muchas cosas, lo sabía y se aprovechaba como los mejores.

—Hey, saldré con papá a desayunar, ¿Vienes? —JiSung ingresó a la cocina.

—No, tengo cosas que hacer -se excusó, mientras en su cabeza se le ocurría millones de formas para torturar a HyunJin.

Pues la cama era su lugar.

—Bien, recuerda —lo miró. —el plan es hacerlo juntos, pronto.

—Sí, sí, yo te lo dije, Sung.

—Bien, adiós.

•

—Pero qué sonrisita te traes —se burló YeJi mientras robaba algo de cereal del plato de su hermano. —¿Me dices qué te tiene así?

—Mmm... Nop.

—Como sea, me voy —tomó su bolso.

—Hey, hey, ¿Adónde?

—A casa de Lia, ella entendió matemática antes que JeongIn... Aunque creo que su chico es el que lo tiene tan estúpido.

—¿Ah sí? —sonrió. —¿Lo tiene estúpido?

—¡Sí! ¡Ni te imaginas!