7 No es lo que parece ser

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Llegué al instituto en busca de William para darle las gracias por darme las muletas. Aún no había sonado el timbre. Lo encontré, estaba con dos chavales más y una tía. La tía era Melany, la más zorra del intituto. Creía que ya había estado con ella y que solo había sido rollo de una noche. Se deben de ver necesitados de nuevo, que asco de gente. No me puedo creer que William aparente ser así y que cuando lo conozcas algo mejor sea... como es conmigo...

Me acerqué aunque me daba algo de corte y saludé a William con la mano. Me miró... sorprendido.

-Bueno, solo te quería dar las gracias por darme estas muletas, nada más, me voy no quiero molestar...- dije mientras me daba la vuelta.

-¿Ayer? ¿estuviste con esta y le diste unas muletas?- preguntó Melany mirándome con cara de asco- ¿la conoces?

William parecía que no sabía que decir y yo estaba a punto de hacer que Melany se tragase una de mis muletas.

-Emm.. yo...- comenzó a decir William nervioso- debes de estar confundida, nena, no sé de que estás hablando, ni quien eres- dijo mirándome.

Vale, eso acababa de doler. Ahora era tan popular que ni siquiera podía mantener contacto conmigo. Me negué a decir algo, simplemente me di la vuelta y me fui, mientras los chavales y Melany empezaron a hacer preguntas a William. A la mierda todo. Y yo creía que tal vez podía ser distinto... soy gilipollas. Ya no puedo confiar en nadie. Cualquiera podría ser mi asesino.

Narra William

Me sentía mal por lo que le había hecho a Elisabeth. Ya estaba saliendo del instituto, en busca de ella para decirle algo. Y por fin la encontré, bajando unas escaleras. Le toqué un hombro para captar su atención.

-Elisabeth...- comencé a decirle pero me interrumpió.

-No quiero que me digas nada William.

-Debes de entenderlo...

-Claro que te entiendo William, entiendo que me equivoqué y eres tal y como pensaba desde el principio, el popular, mujeriego y egoncéntrico del instituto, y que claro, no le puedes hablar a una pringada como yo, claro, y menos ligar conmigo, no tengo ni pecho, ni caderas... Todo me falta, no me sobra nada, incluso me falta una pierna.

-Elisabeth, no...

-Déjalo William. Solo quiero saber si hoy vendrás a hacer el trabajo cuando acaben las clases de tarde.

-Creo que no... yo...

-No me importa lo que vayas hacer, William. Adiós- dijo dejándome con la palabra en la boca.

Si que tenía mala leche... bueno... tal vez no haya estado bien lo que hice... Esta tarde en realidad si que podía quedar, pero es que no me apetecía mucho, y menos estando Elisabeth enfadada. Me apetecía...ir a la librería... sí...

Me dirigí andando hacia mi casa. En un cuarto de hora ya estaba allí. Entré y noté el frío del vacío correr por mis venas. Mi casa tiene calefacción, sí, pero es tan grande que siempre hace frío, y como solo vivo yo, y no es que esté mucho tiempo en casa...

Cuando hablo se escucha un eco que retumba en toda la casa, y cuando ando se escuchan mis pasos como si fuesen de elefante, es tan vieja que el suelo chirría cada vez que andas.

Cogí la llave de la habitación, sí. Una llave antigua ( como la casa) y oxidada. Subí las enormes escaleras hasta el piso de arriba y fui por el pasillo de la izquierda, el pasillo donde estaba esa habitación. Saqué la llave del bolsillo y abrí la puerta que chirrió tanto como en una casa del terror. La habitación era tan oscura y polvorienta como cada día. Me dirigí hacia la mesita de noche y abrí el cajón donde estaba la caja de las chinchetas, cogiendo una, y luego volví a guardar la caja. Me dirigí a la pared donde estaba colgado el cuadro, sí, ese horrible cuadro, y clavé la chincheta, como todos los días, ya eran 1.483 chinchetas. Menos mal que el cuadro era grande porque sino no tendría sitio para tantas chinchetas. Salí de la habitación y cerré con llave de nuevo.

Estareis pensando ¿que cojones acaba de pasar? Ese era el antiguo cuarto de mis "padres". Ya hace 1.483 días que me abandonaron. El cuadro era una foto de ellos. Se fueron, se fueron sin avisar, sin decir a donde, sin decir por que, ni una mísera nota dejaron. Me quedé solo. Ellos eran ricos. Por eso vivo en esa mansión. Prefiero no seguir hablando de ello.

Fui a mi habitación, dejé la mochila y bajé al piso de abajo para ir a la librería. La biblioteca queda en la otra punta del barrio y no me apetece ir hasta tan lejos asi que siempre voy a la librería, cojo el libro que esté leyendo, y me escondo en una esquina, porque no es la primera vez que el tacaño de la tienda me echa fuera...

En cinco minutos ya había llegado a la librería. Cogí el libro que estaba leyendo: Esta noche no hay luna llena, de Care Santos. Estaba llegando al final de esa fantástica novela, donde los protagonistas son un chupasangre y una chica lobo. Los dos se conocieron por un blog que escribía la chica, pero nunca se habían visto en persona. Aún así se enamoraron igual.

Cogí en puff de siempre y me lo llevé conmigo a la esquina. Me senté sobre él y abrí el libro en la página donde lo había dejado. No me había visto el viejo ese, menos mal.

Narra Elisabeth

Ya que hoy no quedaría con el prepotente de William aprovecharía e iría a la librería del barrio, me apetecía comprarme un libro nuevo, y mi madre me acompañó de buen gusto. Al bajar del coche un aire frío me revolvió el pelo. Parecía mentira que estuviésemos en el último trimestre de curso y que hiciese ese frío. Bueno, en este barrio el tiempo varia por días. Tenemos una especie de microclima para nosotros ¿debemos sentirnos importantes? si por lo menos hiciese sol de vez en cuando...

Entré en la tienda con mi madre, y mientras ella daba vueltas por allí yo comencé a buscar algún libro que me llamase la atención. Di vueltas por toda la librería hasta que me dirigí a una esquina por la que aún no había pasado, pero divisé a un chaval sentado en un puff leyendo. Se parecía a William, pero era imposible que fuese William, ¿William Graham? ¿el popular, mujeriego del instituto que lleva repitiendo 4 cursos? me reí por dentro. Pero cuando me acerqué un poco más pude confirmar que era él. Dios... quería joderle e ir darle con las muletas en los cojones, pero preferí fastidiarlo de otra manera. Saqué mi móbil del bolsillo y le saqué una foto. La colgaría en el blog del instituto y no sabría que la subí yo. Cuando la gente se entere de que William no es lo que parece ser... iba a disfrutar un poco...

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¡Hi! Bueno, parece que Elisabeth tiene ganas de vengarse de William, muajajaja. El libro que estaba leyendo William es un libro que personalmente os recomiendo, me ha encantado. Bueno, sed buena gente y votad, o morireis entre terribles sufrimientos, muajajajaja, ok no, pero me hariais muy feliz :) Quiero dar las gracias a todo el mundo que esté leyendo, ya se que no es tanta gente, pero las visitas empiezan a aumentar en ambos de mis libros, este y el de Cuando me choqué contigo, y para mi, aunque no sea para tanto ( pensarán las personas a las que les gusta arruinarme mi happylidad) es muy importante y me hace muy feliz, asi que GRACIAS.

Egocéntrico ¿Me salvarás de la muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora