10 ¿Que estoy haciendo con mi vida?

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-Llegas tarde, Graham. Espera, corrección: Llevas llegando toda la semana tarde, Graham- escuché esa voz al fondo de la sala.

Él estaba sentado en la cabecera de la mesa. Alrededor de la mesa también estaban sentandos el resto, Joe, George, John y Ed. Me dirigí hacia la mesa mientras Tom imitaba mis pasos y los dos nos sentamos.

-Bueno...-comenzó a hablar él- creo que el intento de hoy no ha funcionado. Llevamos 2 meses intentándolo y aún no lo hemos conseguido ¿quereis que os eche a la puta calle?

Se creó un horrible silencio en la oscura sala.

-Cuanto más tiempo tardeis menos os pagaré, y lo sabeis. Y estabámos hablando de 6.000 para cada uno al principio, no lo olvideis- siguió hablando- y a ti, Graham, creo que ese dinero te hace falta si no me equivoco. Y parece que no colaboras en esto...

Callé durante unos instantes y dije:

-¡¿Pero de verdad cres que yo tengo ganas de hacer esto?! Esto es de locos. Es inocente, es más, no sé ni quien es. Ni sé quien eres tú. Sólo sé que eres un loco. Esto es una crueldad.

-¡Graham, estás aquí porque te da la puta gana! Ala, márchate de aquí si quieres, no eres de gran ayuda, es más, eres un estorbo, por culpa de uno de los intentos de los que tu te has encargado aún me has dado más trabajo a mi. Pero lo sé, lo sabes, lo sabemos, sabemos que necesitas ese dinero, por eso estás aquí. Pero adelante, vete. Ya sabía yo que estar con un niño de 22 años no era lo correcto, todo le parece una crueldad.

Me callé. Tenía ganas de partirle la puta cara pero me callé.

Siguieron hablando de como podrían seguir haciendo los próximos intentos. Yo oía, pero no escuchaba. ¿Que estaba haciendo con mi vida? Si valieses para algo no tendrías esos problemas, gilipollas- dijo mi cerebro. De alguna manera tengo que ganar dinero para poder vivir. Y si no me cogen en ningún trabajo en el que me paguen decentemente... pero es que no sabía lo que estaba haciendo. No sabía ni como se llamaba él, ni lo que hacía en su vida normal. No sabía a por quien íbamos ¡no se nada! No quería hacer eso, pero no me quedaba otra.

Al acabar la reunión ya era noche cerrada y me fui para casa, y menos mal, porque deseaba ir ya.

"William, no puedes seguir haciendo eso" - seguía hablando mi puta conciencia, que se calle ya, coño. ¿Como puedo estar metido en semejante fregado solo para ganar pasta? En lo que estaba colaborando era demasiado grave...

...................................

Abrí la puerta pesada y chirriante de mi casa. Subí las escaleras y me dirigí hacia mi habitación. Mi habitación era antigua (como el resto de esta putrefacta mansión) y con una ventana que siempre tenía las cortinas cerradas. La cama era grande, y me tiré sobre ella. Miré el reloj de la mesita de noche del lado derecho de la cama. Eran las once. Tenía sueño, me caía de sueño. Me miré en un espejo de una de las paredes de mi habitación. Tenía grandes ojeras bajo mis azules ojos, ya que los días anteriores ( como casi todos) las reuniones acababan tarde y no dormía lo suficiente- por lo que tiene mérito ser tan guapo como yo (imaginar mirada egocéntrica aquí)- pero hoy había acabado temprano.

Apoyé la cabeza sobre la almohada, ni siquiera me había puesto el pijama ni me había envuelto en las mantas y me quedé profundamente dormido, al día siguiente era sábado asi que no me tendría que levantar temprano (¡Yupyyyy!)

Narra Elisabeth

Sonó el despertador. Eran las ocho ¡mierda, iba a llegar tarde a clase! El despertador ya había sonado varias veces pero lo había ignorado. Buena, Elisa, buena. Espera... ¡era sábado! Me cago en todo, que me había olvidado de apagar el despertador... Decidí quedarme un rato más en cama, se estaba bien, y puse música. Human, de Christina Perri...

Cause I'm only a human,

And I bleed when I fall down,

I'm only a human,

And I crush and I break down,

Your words in my head, knives in my heart...

Me acordé de que a mi y a William aún nos faltaba por hacer la última parte del trabajo de francés, y no habíamos hablado para quedar, y debíamos entregarlo el lunes. No tenía su número de teléfono, no sabía donde vivía...

Me levanté (aunque me costó trabajo despegarme de las sábanas) me vestí (a mi ritmo, eso claro) y decidí bajar al salón para ver la televión. Odio mi casa ¡¿Porque narices tiene que haber escaleras de caracol?! Así era mucho más difícil subir y bajar con las muletas.

Por fin llegué al salón, y me tiré en el sofá como una vaca a ver la televisión. Menuda mierda de vida. Hace dos meses, a estas horas estaría jugando un partido de baloncesto como todos los sábados por la mañana, disfrutando de poder correr con mis dos piernas, con mi preciosa equipación naranja, con el resto de mis compañeras... Desde las gradas mi madre animándome... Ser pequeña nunca me impidió jugar a baloncesto, siempre fui la mejor del equipo. Era una forma de vida. Parece que a mi supuesto asesino le molestaba que disfrutase jugando a baloncesto con mi bella pierna... necesitaba saber ya quien era... por que quería matarme... no, lo que necesitaba era ayuda para descubrirlo... Sigo viva simplemente por suerte propia.

Empecé a cambiar de canal continuamente ya que no había nada decente en la televisión. Seguí sin encontrar ningún programa decente asi que decidí ir a por el libro a mi cuarto y leer un rato. Entré en la habitación y cogí el libro de la estantería. En la casa había un silencio sepulcral, no había nadie. Yo amo el silencio, simplemente por el hecho de que es escaso, y los momentos escasos son los más especiales. Transmite tranquilidad y te hace pensar. Ruido lo puede hacer cualquiera, pero el silencio no lo consigue todo el mundo. Y por eso amo el silencio, es el que mejor me escucha y nunca va a opinar mal de lo que pueda decir.

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Helloooo! Bueno, seguro que os estareis preguntando que era esa reunión a la que iba William. Tendreis que seguir leyendo para saberlo, jajajaja. Como habeis visto he sido buena persona y hoy he subido, y mañana espero subir otra vez. Sigo insistiendo para que voteis y comenteis (nunca me rindo). Bueno, adiooos, queridos lectores :*

Egocéntrico ¿Me salvarás de la muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora