Kirishima solo quiere ser amado, vivir el romance del siglo y enamorarse sin miedo al rechazó...
Y Bakugo Katsuki aparece en su vida para darle todo aquello.
✾No se permiten adaptaciones, tampoco copias, ni nada por el estilo
✾Esta historia me per...
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◍𝙍𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤◍
Un adolescente de no más de 17 años se encontraba en la biblioteca de su escuela. El joven estaba sentado en el piso del lugar en uno de los tantos pasillos rodeados de estantes que contenían libros de todo tipo.
El chico estaba leyendo una novela titulada "Las ventajas de ser invisible" De Stephen Chbosky. El libro no pertenecía a la biblioteca, de hecho le pertenecía al joven.
Que en realidad solo estaba ahí porque era el único lugar fuera del alcance de los neandertales que venían a la escuela.
El sabía que esos idiotas no entrarían a este establecimiento ya que para sus pequeños cerebros no sabían que existía o algunos solo creían que nadie venía.
¡Pero el si que venía!
Al menos para escapar de esas miradas y palabras que le lanzaban en los recesos.
El solo prefería estar tranquilamente leyendo algo mientras comía algunos dulces, que ir afuera solo para aguantar las humillaciones que le hacían pasar algunos.
Desde que tenía memoria había tenido un peso desequilibrado, pero nunca nadie le miro o le dijo algo, de hecho todos creían que era un niño muy adorable.
Pero todo cambio cuando entró a la secundaria, primero fueron miradas y murmullos, pero luego cambio a palabras hirientes y agresiones físicas. Hasta que solo se convirtió en bullying.
Al chico le jodio cuando empezaron a molestarlo, pero al ver que los adultos no podían hacer más que darles un buen sermón acompañado de un castigo que apenas duraba un día o dos, se rindió.
Al día de hoy solo se acostumbro a ese tipo de rutina donde el siempre era el blanco. Y cuando alguién se acercaba a el siempre al final eran separados para después luego de unos días esa misma persona actúe como si el no existiera.
Suspiro antes de dar una mordida a la pequeña galleta que tenía en manos mientras trataba de hundirse aún más en la lectura. Pero poco le duro cuando de sus manos fue arrebatado el objeto.
Con sus mejillas llenas de las galletas y su ceño levemente fruncido miro hacía arriba encontrándose con la persona que menos quería ver ahora.
__¿Otra vez solo?
__¿Otra vez acosandome?
Ese imbécil, otra vez ahí, creyendo que con tan solo una sonrisa volvería a caer en la misma mierda de siempre. Pero por más enojado que este, aquello no estaba muy alejado de la verdad.