Capítulo VIII•*¨*•.¸¸☆*・゚•*¨*•.¸¸☆*・゚•*¨*•.¸¸☆*
Confesarle lo que su pecho guardaba fue a la larga, una mala idea. Pues al pasar del tiempo, el carácter de Sesshomaru fue cambiando radicalmente. Casi no estaba en casa y eso le preocupaba, tal vez se estaba viendo con alguien más o ya estaba harto de ella. Pero se daba ánimos pensando en qué tal vez sería el exceso de trabajo en la Corporación Taisho, ¿quién podría saberlo?
Ya no volvieron a hablar de la mansión en Escocia, ni de llevar a su madre a vivir con ellos, en fin, no había planes a futuro desde ese día.
Pero tampoco quería mortificarle con sus preocupaciones y dudas, ya que opinaba que no era necesario hacerlo. Por lo que también siguió su ejemplo, haciendo que de esta forma su comunicación fuera prácticamente nula.
Pero no era tan tonta como para no darse cuenta de que él no estaba dispuesto a vivir así y no dudaba ya de que el divorcio estaba próximo a ocurrir, pero entendía la situación, lamentablemente no podía hacer nada más.
Kagome tenía lo que nunca podría darle a Sasuke o a Sesshomaru y eso la llenaba de celos. Nunca sabría lo que era cargar el fruto del amor en su vientre y eso le hacía sentirse inservible e inferior en gran manera. Nunca envidió a su mejor amiga, pues siempre la había admirado, a tal grado de querer parecerse a ella.
Pero el destino, simplemente apartó sus caminos y ahora estaba pasando factura a su curiosa relación.
Una noche que salieron a cenar, se encontraron frente a frente con los Uchiha. Ella les ignoró pero no pudo dejar de notar la actitud de su esposo ni las intensas miradas que compartían Kagome y él. Aún había amor entre ellos y eso le partió el corazón, pues un gran afecto por ese hombre había nacido y en su ilusión, había alimentado ese sentimiento sin tener la garantía de que algún día pudiera ser correspondido.
Por otra parte, parecía que a Sasuke poco le importaba esa situación, pero se puso nerviosa cuando descubrió que sus negros ojos estaban fijos en su persona.
—Deberíamos compartir la mesa con nuestros amigos— Sugirió Sesshomaru y ella pensó en que no era buena idea.
—¿Estás loco?— Dijo en voz baja.
—No, acompáñame...— Le siguió un tanto avergonzada y en poco tiempo estuvieron cerca de la pareja.
Ellos les vieron con incredulidad, pues el peliplata de la nada comenzó una charla un tanto incómoda. Ella se escondió detrás de su fuerte espalda y se quedó ahí, aunque lo que más deseaba en esos momentos era desaparecer.
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Sesshomaru había viajado a Inglaterra ese día, por lo que la soledad de aquel lugar la asfixiaba.
Lo echaba de menos, tenía que ser honesta.
Necesitaba escuchar su voz y sentir su presencia, aspirar su perfume tan embriagador que le alteraba los sentidos. Normalmente el siempre que salía de casa echaba la llave a la puerta de su habitación pero ese día al girar el picaporte, descubrió que estaba abierta.

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Nada Personal
Fanfiction"No es nada personal" Le dijo al hombre que tenía enfrente, mientras en sus labios dibujaba una mueca de satisfacción. Agradezco a Darki por tan hermosa ilustración para la portada de mi historia. ¡Gracias nena! ¡Me encanto!