Los 𝑨́𝒏𝒈𝒆𝒍𝒆𝒔 de 𝕮𝖍𝖆𝖗𝖑𝖎𝖊 ⊱ᴋᴠ ʏᴍ ɴᴊ⊰

3. Suspirar.

Taehyung revisó su móvil por tercera vez en la última media hora y suspiró.

—¿No te ha llamado?– Jimin le dio una palmadita a modo de apoyo.

—No sé de qué hablas– el pelirrojo se sacudió a su amigo con molestia —Jungkook no me habla jamás, soy yo quien lo llama.

—Nunca mencioné a Jungkook– se burló Jimin.

Taehyung le dio la espalda y fingió que esa conversación nunca había ocurrido. La realidad era que en cierto modo había mentido y en verdad Jungkook sí lo "llamaba" o más bien le enviaba mensajes casi todos los días. Usualmente eran sólo fotografías del cielo, de algún gato callejero que encontraba en su camino, de comida y otras cosas cotidianas. Jungkook nunca decía nada en esos mensajes simplemente los enviaba y tampoco esperaba respuesta aunque en ocasiones Taehyung se la daba. A final de cuentas la "conversación" acababa con un simple 'wow' o un 'que lindo' o algún 'eso se ve delicioso' por parte del pelirrojo.

—Concéntrense– Seokjin chasqueo los dedos llamando la atención de sus compañeros cuando escuchó otro suspiro por parte de Taehyung.

—Este lugar quedó inservible– comentó Jimin mientras caminaba alrededor de la oficina en ruinas.

Las paredes estaban completamente enegrecidas, el escritorio ahora era simples pedazos, había cenizas en todo el piso, vidrios rotos y objetos carbonizados. El sonido de un guante de látex resonó en todo el lugar cuando Seokjin se lo colocó y se inclinó sobre la superficie del escritorio barriendo con la mirada cada centímetro del mismo antes de detenerse en una microscópica pieza de algún material brillante que llamó su atención.

Taehyung se aproximó a las paredes buscando algo en especial mientras Jimin se inclinaba al suelo revisando algunos documentos que parecían haber sobrevivido milagrosamente a la explosión.

—Lo que me sorprende es que el señor S se haya percatado de la ausencia del bolígrafo segundos antes de que el lugar explotara– comentó Seokjin, sus dedos alzaban lo que parecía ser un trocito de cartón quemado en alto, revisando a contra luz.

—Investigue un poco y al parecer tiene memoria fotográfica– dijo Jimin, pasando sus dedos por el respaldo de una de las sillas que había quedado en pie, olfateo antes de arrugar la nariz. —Chanel número cinco, una mujer estuvo aquí.

—Una castaña de cabello ondulado– asintió Seokjin, alzando un delgado cabello que había encontrado atrapado en la esquina del cajón del escritorio.

—Eso es reciente, debió haber entrado después de la explosión.

—El señor S dijo que le habían negado la entrada a todo mundo después de que los detectives y bomberos pasarán a revisar el lugar– Seokjin recorrió todo antes de notar a Taehyung muy pegado a la pared. —¿Qué haces?

—Los tipos millonarios siempre tienen cajas fuertes por aquí– el pelirrojo daba golpecitos contra la pared.

Taehyung sonrió malicioso cuando sus nudillos chocaron contra algo que sonó más bien a metal grueso. Lo que parecía ser un cuadro de alguna pintura al óleo había quedado pegado a la pared tras la explosión y había permanecido oculto tras la capa negra de hollín.

—Debes abrirla en menos de cinco minutos o nos iremos sin ti– advirtió Seokjin, revisando su reloj.

—¿Cinco?– repitió Taehyung con sarcasmo —puedo hacerlo en tres.

Dicho esto se dispuso a hacer lo suyo retirando lo poco que quedaba del recuadro al óleo. Una sofisticada cerradura electrónica apareció frente a él y ni siquiera parpadeo mientras se dedicaba a abrirla lo cual logró bastante rápido.