XXXII

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– ¿Estás seguro de que era ella? –

– si, la vi claramente. Incluso estaba junto a otra chica que no reconozco –

– han pasado cosas muy extrañas en estos días –

– ¿Tiene que ver con el demonio? – susurra Dave

– no logro escucharte –

– el demonio – susurra una vez más

– demonio – acentúa Karlie en voz alta… – se podría decir que si. Puedes hablar de ello con normalidad, todos aquí lo saben  –

– que sorpresa –

– sabemos dónde pueden tenerla secuestrada y tenemos un plan –

– puedo ayudarlos –

– más ayuda el que no estorba – exclama Francisco a lo lejos

– papá, él solo está siendo amable –

– señor puede contar conmigo para lo que quiera – ofrece Dave

– me puedes ser de ayuda – aclara Francisco

– claro, dígame en qué lo puedo ayudar –

– puedes ir al sótano tomar a tu gatito e irte por esa puerta –

– ¡papá! – exclama Karlie

– nena sabes que lo que haremos es delicado y entre menos  estén involucrados es mejor –

– no te lo tomes personal muchacho – sostiene Francisco

– ha sido muy cruel como para no tomarlo personal –  piensa Dave

–  mi padre tiene razón, podrías salir lastimado tú o “minino”. Lo mejor por ahora es que no estés aquí –

– te entiendo, me llevaré a “minino”. ¿Puedes traerlo? –

– está en mi habitación, iré a cambiarme y te lo traigo – responde Karlie al levantarse e ir a su cuarto

(…) todos comenzaron a prepararse pues Joseph y Dennis pronto llegarían. Luego de cambiarse Karlie regresó a la sala con “minino” en sus brazos – aquí tienes, cuídalo – pronuncia ella al devolverlo

– no es la ocasión, pero te ves hermosa – contesta Dave impresionado al ver el deslumbrante rostro de Karlie

– gracias – acentúa apenada

– es mejor que me retire pronto – comenta al darse cuenta que Francisco lo mira fijamente

– se cuidan. Cuando pase esto pueden visitarme cuando quieran – exclama ella mientras Dave y “minino” salen de la casa

(…) a las pocas horas Dennis y Joseph anunciaron su llegada tocando a la puerta. Fueron recibidos por Francisco.
Llegaron con enormes maletas repletas de objetos extraños, pero en una maleta especial tenían guardado aquellos místicos artilugios que les permitía adentrarse al bajo astral.
Julie al avistar la entrada de Joseph pronunció – se tomaron su tiempo en volver –

– díselo a Dennis, el fue el de la idea de detenernos a desayunar –

– bueno no puedes iniciar el día sin un buen desayuno – justifica Dennis

– ¿Esto es todo chicos? –  pregunta Francisco

– si. Dennis y yo armaremos todo. Julie puedes tomar la maleta alargada y guardarla en otra habitación – señala Joseph aquella inusual maleta

Un viaje infinito [borrador] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora