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Completamente desubicados, decidimos salir de allí lo antes posible.

Mientras nos ayudábamos mutuamente a restaurarnos, solo pudimos ver cómo Preciosa simplemente veía a la pared, intentamos que dejara de ver el aire pero simplemente no pudimos. Era como mover una estalactita que había nacido en el mismo suelo.

Siguiendo su mirada, me acerqué al punto donde Hrungmir recién había muerto, aparte de las incontables monedas y el piso de roca, había un solitario ítem caído en el suelo, una espada larga de al menos metro y medio, de un color rojo puro y con el signo de una calavera en su empuñadura, teniendo cautela por si era un ítem trampa, la levanté lentamente y la toqué con mi dedo, abriendo rápidamente la ventana de descripción.

<<Espada Red Blood. Frecuencia: Legendaria. Status: No reclamada>>

Rápidamente abrí mi menú con la mano izquierda y seleccioné mi inventario, busque entre las opciones principales hasta encontrar el botón indicado: Agregar ítem, presionandolo mientras mi cuerpo actuaba por si solo, mi dedo se iluminó débilmente buscando el objeto que deseaba agregar, presioné la espada casi al instante. Con un ligero ¡Ding! la espada titilo justo antes de desaparecer y ser agregada a mi inventario.

-Tenemos que seguir -dije levantándome de nuevo -Poseemos la espada, podemos llegar hasta el pico más alto y encontrar el lago usando la espada.

Popitres se arrodilló al lado de su loba y luego me miró fijamente.

-¿Y que hay de Preciosa? No podemos dejarla aquí.

Suspiré acercándome, pero Leila fue la que decidió hablar.

-Creo que la razón de ayudarnos fue porque quería que obtuvieramos la espada, vamos a la cueva de los 10000 monstruos, Preciosa ¿Vienes con nosotros?

Preciosa alzo sus orejas y la miró fijamente antes de gruñir, pero dejo de estar completamente quieta y acercó su cabeza hacia la mano de Popitres.

-¿Quién es una linda chica?

Dialac se acercó y recogió algunas monedas, pero entonces decidió dejar caer todas las que había agarrado como si hubiera tocado agua hirviendo.

-Debemos dejar todo esto acá, parece esas típicas trampas de tesoros que si tomas una moneda te caerá una maldición.

-Ves muchas películas, Dialac.

Volteó a mirarme. Pero decidimos no tocar nada y nos encaminamos hacia nuestro próximo destino.

-¿Cómo llegaste? -le pregunto Ace a Leila, ella simplemente se quedó viendo a otro lado sin decir mucho por un tiempo.

Viendo como el sol lentamente tocaba el horizonte, abrió la boca para hablar.

-Simplemente decidí seguirlos, no fue difícil. Digamos que al final me di cuenta que las personas valen más que las misiones.

Dialac le dio palmaditas en el hombro.

-Me estás empezando a caer bien.

-¿Viste como peleó con ese dragón? -Popitres la miró mientras hacía gestos de pelea con las manos -Hizo bum, kaboom, splash, clang, nunca había visto algo tan increíble.

Leila se sonrojó. Ace apoyó a mi compañero.

-Siiii, fue totalmente genial. Parecías Erza de Fairy Tail, poderosa y bella, y cambiando de armas.

-No sabía que te gustaba el anime -mencione. Ace me miró.

-Callate, Derek.

Los cuatro reímos, y Leila simplemente nos miró mientras sonreía avergonzada. Preciosa iba adelante, guiando nuestro camino, aunque no sabía exactamente como sabía dónde estaba la Cueva de los 10000 monstruos.

Tempel Jäger  OnlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora