Anclada a tu mirada de otoño que poco a poco se va marchitando ¿Qué puedo hacer para evitarlo?
Fan de tu sonrisa azul como aquella melodía que te arruya en las madrugadas
Amante de tus rizos marrón que bailan una balada triste con el viento de nov...
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Cuando el otoño roza la vida, los árboles se desprenden de las hojas color mate, el cielo se torna azul nostálgico y el viento tararear una melodia gélida.
Caminar bajo la tenue lluvia, mientras sollozan los palitos mortecinos bajo mis botas: me revuelve los recuerdos... Las flores marchitas ya sin color están, el sol duerme profundas siestas sobre una nube.
Todos miran a través de sus ventanas, con la mirada perdida en el ayer, en su infancia, en aquel amor de un instante y una lágrima se funde con una gota.
El frío de noviembre juguetea con mi cordura, comienzo a patear piedritas, ya es hora de volver a casa, la luna se asoma detrás de una nube e ilumina los senderos, dándoles un toque melancólico.
Me adentro en el universo de tus pupilas y el otoño se vuelve gentil, me sumerjo en la guarida de tus brazos y ya no me siento perdida... Tu amor me envuelve como una neblina azul mágica, aspiro el aroma de tu piel y me transportas al jardín de flores.
Y florezco como los cerezos y tulipanes en pleno mes de abril, atraigo nubes de mariposas, que se posan en tus rizos, cobrizos ojos paraíso, yo deseo adorar.
¿Lo sientes? La música cósmica, recorrer tus venas, llenas de sol, de mar, de lluvia, de poesía.
Caricia ¡púrpura delicia! Me bañan de miel tus labios de papel, encenderlos como una hoguera deseo, más temo, mañana cenizas queden.
Arden, nuestras palpitaciones, suenan violines siderales, flotamos en la inmensidad, con la intensidad de tus besos entre susurros somos uno.
Acariciando estrellas en la madrugada, que fulgor el de tu mirada. Cariño, mi alma está enamorada del latido de tu corazón.
