☆ STEVE ROGERS & BUCKY BARNES ☆ ONE SHOTS ☆

#32 Pasión entramada - Steve Rogers

STEVE ROGERS X LECTORA
#DE PALABRAS: 995 (lo más corto que escribí en mucho tiempo)
ADVERTENCIAS: INFIDELIDAD, mención de encuentros sexuales, deslealtad. Escrito en primera persona. ¡Leanlo hasta el final!
ESCRITO POR: PomeloVillano
N/A: One Shot basado en la canción de la banda Northward "Bridle Passion".

#PomeloAmaASteve
#TeamCapipaleta
#DameConElEscudo

~•~

Bajo la excusa de sentir nuevas emociones perdimos nuestra brújula moral; En algún punto de Tokio, bañados por luces neón, suaves sábanas y el dulce olvido momentáneo de a quienes pertenecen verdaderamente nuestra lealtad.
Es cada vez más difícil ignorar nuestros deseos, más aún nuestros corazones.

¿Es un error?

No, sólo aquello que nos hace increíblemente humanos y a la vez monstruos.

Nunca creí posible que mi corazón le perteneciera a alguien más que a quien me espera con esa cálida sonrisa y su, aún más, cálido amor al final de cada día pero aquí me encuentro, sabiendo que soy capaz de amar de manera desmedida a dos seres.

Pero no todo es tan dulce así como tampoco es tan amargo; Los encuentros son como en Tokio, llenos de un desenfrenado deseo y a la vez de algo muy parecido a aquello que tenemos en casa con alguien mas.
Es fácil correr de uno mismo cuando juras lealtades que quieres cumplir para que nada a tu alrededor se derrumbe. También es fácil atesorar cada beso, abrazo y suspiro de aquel que, muy a mi pesar, me pertenece y a la vez no.

Es un juego peligroso, pero emocionante si sabes jugarlo.

-¿Crees que exista algo más que todo esto?- Cuestionó Steve. Su mirada se encontraba fija en el techo de la habitación de aquel motel.
Sábanas rígidas, frías paredes y mala iluminación. El lugar perfecto.
-¿A qué te refieres?- Cuestione.
Un lento suspiro se escapó de él. Volteó levemente y me observó. Una pequeña sonrisa surcaba su rostro.
-A todo; La vida, la muerte, el espacio en el que vivimos, el tiempo en que nos toca vivir, aquello que sentimos.- Dijo con calma.
Una leve risa se escapó de mi.
-A veces olvido que eres así; La fuerza de diez hombres y el corazón puro de un niño.- Dije con calma.
Steve sacudió la cabeza levemente. Se recargó sobre sus antebrazos y sonrió.
-Pero yo no podría olvidar jamás lo maravillosa que eres.- Dijo antes de posar un beso en mis labios.

¿Qué se hace con aquello que se siente tan correcto y a la vez tan incorrecto?

Se juega bajo las reglas y restricciones que se impusieron sin pensar, se siente hasta donde el corazón alcanza y se sufre en el frío silencio donde nada ni nadie jamás te verá desvelarte por un amor que no te pertenece enteramente.

Ese descarado deseo es el que nos da motivos para seguir, así como para jamás olvidar quienes somos realmente.
Sé que no buscaré jamás competir con el dueño legítimo de sus suspiros, eso es imposible. Ellos sellaron una vez su amor y ninguna aventura que se salió de control lo cambiará.
Ésta entramada pasión nos da vida y la sensación de que no debemos restringir lo que sentimos el uno por el otro.

Pero restringir nuestros corazones es lo que aún permite que sus abrazos sean míos y mis besos suyos.

Por un instante.

-¿Qué debemos hacer?- Cuestionó Steve.
Frunci los labios un momento.
-Tenemos dos opciones; Dejar todo de lado y fugarnos como los estúpidos que somos o seguir mintiendo.- Dije con calma.
Steve resoplo.
-¿Qué opción piensas tomar?- Cuestionó él.
-Mentir.- Dije sin dudar. -Funcionó antes y funcionará después...- Pose ambas manos sobre las de Steve.
-Mentir es malo.- Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de él.
-También hacerlo con la prometida de tu mejor amigo que a su vez es mejor amiga de tu esposo.- Dije en tono animado.
Una lento suspiro se escapó de él. Acercó su rostro al mío y apoyó su frente contra la mía.
-No sé si pueda fingir que no me vuelve loco el estar lejos de ti.- Dijo él.
-Pero debes hacerlo... no por nosotros, sino por aquellos a quienes lastimamos cada vez que extendemos nuestro tiempo fuera de casa.- Señale.
-T/n, te a...- Pose mi mano sobre los labios de Steve interrumpiendo sus palabras.
-No lo digas... eso sólo hará más difícil el regresar a casa...- Dije en tono serio.

¿Cuánto tiempo se puede jugar con ese pecado sin fallar?

Cuando amaestras tu voluntad, juegas con las cadenas que te sostienen a ti mismo y abrazas con fuerza el amor que sientes... por siempre.

-¡No puedes escapar de quien eres, Steve!- Exclame.
-¿Por qué no? Es lo único que me mantiene cuerdo lejos de ti, ¡Con un demonio!- Dijo él en el mismo tono.
Sus brazos me rodearon y, una vez mas, olvidé que esto está mal.

Muy mal.

Sus labios y los míos se fundieron una vez mas en el calor de este desvergonzado y clandestino amor. Su alma y la mía se unieron en esa danza en la oscuridad, esa que nos recuerda que somos humanos y sentimos.

A veces demasiado.

Nos acostumbramos a mentir para poder ser reales juntos, mantener limpios nuestros seres de cualquier otra adicción para consumirnos en una sola y así poder saciar la necesidad de perdernos el uno en el otro.

-¿Prometes jamás olvidar quien realmente eres?- Cuestione.
Steve fruncio el ceño algo confundido.
-¿Quién soy realmente?- Cuestionó.
-Eres un hombre maravilloso, con un corazón puro y lleno de amor... tanto amor que ama a su esposo y a alguien mas.- Dije en tono calmado.
Una tímida sonrisa se formó en el rostro de él.
-La única razón por la cual no olvidó quien soy es por ti... Eres quien me recuerda a diario que todo puede tener dos caras; las personas y los sentimientos aún mas.- Dijo él.

Los besos de despedida son agridulces; El saber que ese día llegó a su fin y con él ese mundo donde somos libres para ser nosotros mismos.
Un mundo en donde no debemos restringir nuestras miradas ni controlar nuestros impulsos en público.
Un mundo en el cual nos pertenecemos sin mentir, sin escondernos y sin herir a nadie.
Un mundo en el que sus abrazos son enteramente míos y mis besos suyos.

Por más de un instante.

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