Di un giro apresurado sobre mis talones para poder ver de quien era esa voz.
Lamentablemente era el subdirector que venía resfriado.
-Par de insolentes vayan a clase en este instante!- nos grita y Sam apresura el paso casi jaloneandome.
Ya era hora de salir de clases y yo estaba esperando con 10 minutos de anticipación que toque el timbre de salida. Era obvio que la clase seguía, pero tambien era obvio que me valia un pepino.
<Vamos.... ya me quiero largar de este lugar de mierda.....>pensaba ansiosa mientras sentí su mirada posada en mi.... si, en efecto, era ese cabrón.
Le decían Guss, yo le decía Gusano. Me miraba con una mirada impasible pero profunda y note por un instante la oscuridad que rodeaba sus pupilas dilatadas, era aterrador...
<Que oscuridad tan profunda la tuya, pobre cabrón. Solo quiero que te alejes y mires tu desastrosa y perturbadora soledad... es mas que obvio que pides ayuda... lamentablemente no es la forma.correcta...> pensaba mientras sin darme cuenta le devolvía la mirada.
Sono el timbre y sin quitar la vista de sus perturbadores ojos agarre mis cosas y sali de la clase.
Me dirigía a paso rápido hacia mi casa. esta noche la cena la hacia yo, y no soy de las mujeres que entran a la cocina y salen en una hora. No. Yo me tomaba mi tiempo.
Llegue de prisa a casa entre corriendo por el porche y busque mis llaves. Debi demorar unos diez minutos como mucho y entre. Estaba calido el ambiente y deje las llaves sobre la mesita que se encontraba al lado izquierdo de la puerta. Primero fui a mi cuarto subiendo las gradas caracol y observando con curiosidad que le había pasado al living, estaba desastroso... en fin bajé y me dirigir por el otro pasillo a la cocina para evadir el desorden. Pase por la sala que ocupaba una tele empotrada en la pared con dos ventanas a ambos lados y un juego de sillones de cuero negro, detrás ocupaba su lugar ese lujoso piano de cola que mi padre me regalo hace varios años... oh mi piano... mi presioso piano. Senti como una lágrima de dolor nacía y se desprendía de mi ojo izquierdo rodando por mi mejilla y muriendo en mi mentón... cerre los ojos y sentí esa opresión en el pecho... ahí justo donde duele... en el corazón.
Al cabo de dos horas ya tenía la comida casi lista. Entonces decidí ordenar el living. Lo deje impecable.
<¿Que bicho me pico para yo haber hecho todo eso sin ninguna muestra de incomodidad o molestia? > pensaba mientras guardaba las cosas de limpieza con el delicado y precioso ritmo de "Patience" de los Guns N' Roses.
Ya tenia todo listo, la mesa puesta, el living ordenado y limpio y la cena lista para cervir. Decidi subir y arreglarme debido a que eran las 18:25 recien.
Me miro y me re miro al espejo contenta por como me veo. Llevo puesto un vestido negro que es cerrado hasta unos centímetros mas abajo de la garganta con las mangas mariposa que se sierran a la altura de los codos y la manga sigue hasta llegar a las muñecas, es un poco ceñido en la cintura y trata de amoldar mi grueso cuerpo en ese delgado vestido, el largo va hasta por encima de las rodillas, no muy bajo ni muy arriba. Llevo tacones pequeños negros tambien. El pelo lo llevo amarrado en una coleta al lado izquierdo sobre mi hombro. Tenia los ojos correctamente delineados y las pestañas con rimel. Mis ojos parecían dos esmeraldas encerradas en una profunda oscuridad.
Baje las gradas con cuidado para no caerme y para ver si mi madre ya había llegado. Me decepcione un poco al ver que no. Y mire el reloj, faltaban quince minutos para las ocho y nadie llegaba. Prendí las luces principales para decir que había alguien en casa y fui caminando hacia la cocina, lentamente, con la esperanza de que se abriera la puerta y sea mi madre. No paso asi que decidí subir las seis graditas del lado izquierdo que conectaban la cocina con la sala de la tele. Prendí la luz para proceder a darle vida a mi viejo piano y hundirme en esa triste soledad que ambos compartíamos.