𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒂𝒏𝒈𝒆𝒍

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original;

Los ángeles junto a Volkov se apresuraron por buscar a Joe por todo el lugar; los guardias se encontraban todos abatidos por lo que les facilitaba el trabajo. Gustabo agudizó su oído y pudo escuchar fuera del lugar un motor, se giró a ver a sus amigos quienes parecían escuchar lo mismo.

—¿Eso es...? —Horacio fue interrumpido por su amigo de ojos azules.

—¡No me jodas!

Tan rápido como pudieron salieron hacia el exterior, viendo como a pocos metros de ellos un helicóptero iba tomando vuelo. Allí iba montado Álvarez mirando al trío con una sonrisa maligna.

—¡A mi cuenta, nos echamos a correr! —gritó Gustabo debido a que no se oía nada teniendo al transporte tan cerca.

—¡Vale! —Horacio tomo la mano de Volkov entrelazando sus dedos.

Gustabo se acercó a Segismundo y susurró en su oído: —Cuando bajemos, corremos hacia las armas y comenzamos a disparar a lo loco.

El azabache asintió y volvieron su vista a Joe quien les tiró un beso antes de que el dispara misiles que contenía el helicóptero se dejara notar dando la señal de que se dispararía en cualquier momento.

—¡Ya! —gritó el menor al ver que estaba a punto de ser disparado.

Todos comenzaron a correr hacia el lado opuesto del lugar, y justo unos segundos después se escuchó una explosión que los hizo volar por los aires. Causando que todos cayeran adoloridos en el césped.

Gustabo y Segismundo se pararon con velocidad sin importar el reciente impacto y se dirigieron detrás de las ruinas a agarrar la bolsa de armas. Tomaron distintas y comenzaron a disparar hacia el helicóptero, el cual seguía avanzando con normalidad, hasta que le lograron dar a uno de los costados desestabilizándolo un poco y haciendo que caiga de este una soga larga, se miraron entre sí y corrieron hacia el lugar para poder trepar la misma.

Horacio se giró a ver a Volkov; le dio un beso rápido y le susurró "vete de aquí" antes de correr junto a sus amigos. Dejando a Viktor algo preocupado, pero siguiendo sus instrucciones. Sabía que tenía que avisar a Conway y de inmediato.

El chico de cresta llegó junto al par y se miraron entre sí antes de saltar al mar, nadaron con agilidad hasta la soga que caía y una vez que se aferraron a ella comenzaron a subir mientras el transporte seguía en movimiento.

—Joder, como nos caigamos de aquí nos lleva el diablo —susurró Segismundo mirando al inmenso mar debajo de sus pies.

—No pienses en eso, sigue subiendo —le incentivó Horacio.

Se aferraron los tres al patín de aterrizaje con mucha fuerza y comenzaron a subir a este. Gustabo estiró su cuello para tener visual de Joe, quien estaba bastante centrado en pilotar el helicóptero.

—Horacio, por el costado. Aférrate con fuerza al patín como si fuera la clase de trapecio que tomamos hace dos años.

—No me jodas Gustabo...—el chico lo miró con miedo.

—Ten fe en ti, nosotros la tenemos —le sonrió a pesar del viento que impactaba con rudeza en su rostro.

—V...vale —susurró.

—Sostente fuerte y cuando logres ponerte de pie, vas a ver el interior del helicóptero. Sube y distrae a Álvarez, iré por este lado haciendo exactamente lo mismo que tú. Solo ten fe, ¿sí? —esta vez habló Segismundo.

Horacio simplemente asintió, y con temor, comenzó con su parte. Segismundo siguió los pasos mientras Gustabo trataba de desestabilizar el helicóptero por la parte baja.

𝐥𝐨𝐬 𝐚́𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐰𝐚𝐲 ; spain rpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora