𝒂𝒏𝒈𝒆𝒍 𝟎𝟓

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Y tal como habían arreglado; se juntó toda la 'mafia sexy' en aquel bar. Gustabo tenía una amplia sonrisa en su rostro, y esta noche se había propuesto pasarla bien olvidándose de Conway, al menos, por unas horas.

Los primeros en llegar habían sido Segismundo y Rogelio, quienes al vivir bastante lejos del centro, decidieron salir antes. Pidieron unas copas para ir aligerando el ambiente y se quedaron charlando de cosas triviales. Poco a poco fueron llegando todos, y así comenzó la noche.

—Miren quienes llegaron—Tony giró en dirección a la puerta del lugar viendo como Gustabo y Horacio entraban al lugar.

— ¿Quiubo jotos? —preguntó Emilio levantando su cerveza con una sonrisa

— ¡Mi bella mafia sexy! —gritó Horacio tirándose en brazos de Trujillo, quien con una risa correspondió el abrazo.

—Os hemos echado de menos —dijo Gustabo limpiándose una lagrima falsa mientras abrazaba a Tony por los hombros.

—Dejen de desaparecerse güey, o les voy a partir la madre —Pablito amenazó a los ángeles

—Lo sentimos, prometemos no dejar morir estas reuniones —respondió Segis con una sonrisa.

—Más os vale cabrones —sin dudas Jhonny había echado mucho de menos a sus compañeros.

El grupo de amigos comenzó a beber y hablar de todo lo que habían pasado en estos meses que no se habían visto, y poco a poco, el alcohol iba haciendo su efecto en un par.

—Entonces, ¿te follaste una cabra? —preguntó Trujillo mirando con asco a Segismundo

—Que no hombre —contestó algo nervioso el gallego.

—Que pinche asco cabrón.

Todos los presentes rieron ante el comentario de Emilio.

—Vamos a bailar tío —habló Horacio arrastrando las palabras debido al alcohol mientras tiraba de la camisa de Segismundo.

—Vale, vamos —ambos rieron y se acercaron a la pista.

Gustabo solo se sentó en un taburete con la vista en la pista de baile. Vio a sus amigos bailar con movimientos extraños, hasta que pusieron una canción algo 'sexy' si se podía decir. Ambos amigos se miraron con una cara pervertida y comenzaron a bailar como si de un striptease se tratase; bajo la atenta mirada del menor.

Segismundo sabía moverse, no lo iba a negar. Pero siempre había visto a su compañero como un amigo, o bueno...

Sin embargo, una voz lo sacó de sus pensamientos.

—No sé qué es lo que tanto miras, capullo.

La voz inconfundible de Conway llegó a sus oídos, logrando que el corazón del menor dé un vuelco, se giró y miró anonadado al señor con capucha y lentes.

— ¿Conway?

—Calla, anormal. Que te van a oír.

Jack lo agarró del brazo, y rápidamente lo arrastró a un lugar lejos de la pista. Pasaron por varias puertas y subieron escaleras, Jack abrió una puerta dándole una vista del tejado. Caminó hasta quedar al borde, esperando que el menor haga lo mismo.

— ¿Qué hace aquí? —habló Gustabo llegando a su lado.

—Me he comportado como un gilipollas con ustedes —comentó sacando un cigarro del bolsillo derecho y prendiéndolo—. Principalmente contigo.

Gustabo no sabía que decir; era verdad lo que decía, pero de su boca no lograba salir palabra alguna, estaba paralizado mirando a Conway.

—No debí trataros como una mierda sabiendo que estáis haciendo el trabajo sucio por mí.

— ¿Has arriesgado tu identidad solo para venir a pedir una disculpa?

— ¿Te parece poco?

—No, no, al contrario —se apresuró a corregir—. Es solo que me parece un poco surrealista ¿sabe? No lo hemos visto desde que nos ha reclutado, bueno, exceptuando la vez de la fiesta...

—Sobre eso...

Pero varios disparos dentro del local lo interrumpieron. Tan rápido como pudieron bajaron las escaleras, encontrándose con el bar hecho un desastre.

Vasos y botellas rotas por el suelo, sillas y taburetes caídos; pero lo más raro, era que ya no había nadie dentro de la cantina.

Gustabo corrió fuera del lugar, encontrándose a un par de sus amigos a unos metros mirando fijo a la avenida, mientras que otros estaban hablando por teléfono. Tan rápido como pudo se acercó a ellos.

— ¿Qué ha pasado?

—Gustabo...—habló Segis con los ojos llorosos acercándose a él.

— ¿Dónde está Horacio? —habló con desesperación mirando para todos lados en busca de su amigo. Nadie respondió— ¿¡Donde coño está Horacio!?

Segismundo se largo en llanto mientras que Rogelio se acercaba a abrazarlo. 

—Se lo han llevado —habló esta vez Emilio apoyando una mano en el hombro de Gustabo

Gustabo sintió su cuerpo paralizarse de los pies a la cabeza, no daba crédito a lo que oía, ¿se lo habían llevado? Eso era imposible. No se podían llevar a Horacio, no podía llevarse a un ángel, no se podían llevar a su hermano.

Sin esperar un minuto más, comenzó a correr en dirección al audi. Los gritos de sus amigos no cesaban y los pasos de Segismundo detrás de él, tampoco. Subió al vehículo con rapidez y antes de que pudiera arrancar, su compañero subió al auto.

—Vamos a hacer esto bien, vamos a ir a la oficina, vamos a hablar con Volkov y vamos a contarle lo que sucedió —habló entrecortadamente Segis agarrando la cara de Gustabo entre sus manos y mirando sus ojos azules, de los cuales salían unas pequeñas lagrimas. Este asintió y arrancó el carro en dirección a la oficina.

✧————𝓐𝓝𝓖𝓔𝓛————✧

No me maten :(

Hoy probablemente haya otro capitulo para compensar <3













𝐥𝐨𝐬 𝐚́𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐰𝐚𝐲 ; spain rpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora