Gustabo agarraba su cabeza con desesperación. Definitivamente nunca entendería a su jefe.
Conway le sonrió levemente, mas ni una palabra salió de su boca. Tan solo dio la vuelta y subió a su vehículo, alejándose de sus ángeles, alejándose de Gustabo; dejando al mismo con el corazón roto entre sus manos.
Solo quiso que el mundo se parara, sentía el temblor en sus manos y piernas, lo cual solo hacía que sus nervios aumentasen. Sin esperar un minuto más, se recostó y contó hasta diez tratando de regular su respiración, y tan pronto tuvo control de su cuerpo, se desplomó sobre la cama. (...)
Horacio, aprovechando que su compañero de noche seguía durmiendo con profundidad, se dispuso a revisar la habitación del hotel. Sí, Alonso había sido tan torpe de llevarlo a su domicilio. El chico no entendía realmente como el sujeto, así de despistado, podía ser la mano derecha de alguien tan peligroso como Joe.
Decidió dejar esos pensamientos de lado y centrarse en su misión.
Se dirigió con lentitud al salón; buscó en el escritorio de Alonso algo que lo conectara directamente con Álvarez, y lo encontró; la computadora plateada con la delicada manzana blanca se encontraba allí mismo, debajo de tantos papeles. Tan rápido como pudo, conectó un PenDrive que llevaba en el bolsillo y realizó una copia de todo el dispositivo.
—¿Javier? —preguntó Alonso desde la habitación.
—Buenos días —saludó Horacio con una sonrisa apareciendo por la puerta con un desayuno entre manos. (...)
—¿Y como cojones conseguiste preparar el desayuno mientras se hacía una copia de todo el ordenador? Eso tarda horas tío —preguntó Segismundo.
—Un buen mago nunca revela sus secretos —contestó el de la cresta guiñándole un ojo.
Los tres se encontraban en el mismo departamento de la otra vez esperando a Volkov. Gustabo había debatido mucho si ir y verle la cara al comisario; pero al fin de cuentas, él no tenía nada que ver. Sabia que Conway únicamente contactaba con Viktor y que por esa misma razón se habían encontrado.
—Maravillosa jugada —soltó el chico de campera roja quien se había mantenido al margen de la conversación.
—¿Y tu como estas? —Horacio conocía muy bien a su mejor amigo, sabía que lo que paso ayer con Conway lo tenia, de alguna manera, algo triste. Además de eso, esas ojeras debajo de sus ojos delataban una muy mala noche.
—De puta madre, ¿y tu Segis? —el cambio de tema Gustabo no paso desapercibido por sus compañeros, pero decidieron no interrogar, pues conociendo al chico, se agobiaba y eso no iba a terminar muy bien.
—Bien, bien.
Siguieron hablando de varios temas aleatorios hasta que se escucho la puerta del lugar abrirse.
—Buenos días, ángeles —saludo Volkov entrando al piso.
—Hola —saludaron Segis y Horacio.
Por su parte, Gustabo guardo silencio. No olvidaba lo de ayer. Viktor no era tonto, por más raro y otaku que fuera, sabia perfectamente que Gustabo le guardaba algo de rencor por no avisarle que Conway si iría a la fiesta, por lo que solamente lo miro entristecido.
—En fin —suspiro el comisario tomando asiento al lado de Horacio—. ¿Alguna noticia?
Nuevamente, el sonido del teléfono lo interrumpió y Volkov maldijo por lo bajo. Parecía que Conway tenia alguna especie de detector para saber cuando el chico quería hablar. Sacó rápidamente el móvil y lo colocó en el centro de la mesa; como siempre.
—Buenos días, capullos—nuevamente dos de los tres ángeles le devolvieron el saludo, el menor seguía permaneciendo en silencio—. Gustabo, ¿estas ahí?
El recién nombrado se sintió fuera de sus cinco sentidos cuando escucho su nombre salir de la melodiosa y grave voz de Conway, sin embargo, no lo demostró y decidió responder con un simple:
—Si.
Sus amigos lo miraron sorprendidos; ¿Que sucedía con el chico? No era normal su comportamiento, al contrario, siempre estaba alegre a la hora de hablar con Jack, pero esta vez solo fue cortante y frío. No lograban entender su cambio de actitud con su jefe, pero tampoco era algo que iban a cuestionar, no querían ganarse el enojo de Gustabo. Así que optaron ignorar esto y hablar más tarde con su amigo.
—Bien—Conway soltó un suspiro y también decidió ignorar el comportamiento de Gustabo, sabía porque se encontraba enfadado—. ¿Que has logrado, Horacio?
—Tengo un PenDrive con toda la información de la computadora de Alonso, deberíamos analizarla en profundidad y ver si de esas casualidades hay algo que nos lleve con el paradero de Joe.
—Muy bien. Dásela a Volkov, yo analizare eso. Por otro lado, Àlvarez tiene retenido a un chivato de 19 años que tiene bastante información sobre los movimientos de la banda, por lo que necesito que lo rescatéis y lo traigáis directo a la oficina, lo vamos a interrogar. Ni un error, nenazas.
La cara de los tres ángeles se iluminó de golpe; ¿acaso Conway había dicho 'lo vamos a interrogar'? ¿lo verían?
—¿Como que lo vamos a interrogar? ¿acaso usted vendrá aquí? —pregunto Horacio.
—Claro que si, y tomaremos un té y nos pondremos al día con la vida de cada uno ¿que te parece? ¡ANORMAL!—gritó Conway del otro lado de la linea.
—Joder, que solo fue una pregunta —replicó Volkov. No le gustaba que Conway tomara ese tono de voz con el chico de cresta.
—Es que sois unos mamones, anormales, capullos de mierda —suspiró y respondió: —. No, crestita, no iré allí. Será a través de la linea.
—Vale...
—Bueno, espero que haya quedado todo claro. Hablamos luego —y sin más colgó el teléfono.
Segismundo entre risas agregó: —Hoy no se levanto con los huevos católicos.
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¡hola! ¿como están?
bueno les quería agradecer muchísimo por el apoyo a la historia. realmente jamás pensé que llegara a tanto pero, aquí esta, muchas gracias por eso.
para aclarar; lo que esta en cursiva al principio del capitulo es un 'flashback' a lo que paso después del capitulo anterior.
les mando un saludo y prometo actualizar relativamente seguido.
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𝐥𝐨𝐬 𝐚́𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐰𝐚𝐲 ; spain rp
Fanfictionhistoria con relación a la película 'Los ángeles de Charlie' de Joseph McGinty Nichol. 𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀: contenido +18 puede contener; escenas sexuales, lenguaje vulgar, uso de drogas y/o alcohol. se lee bajo el propio consentimiento del lecto...