ValeriaIba con Mateo de camino a mi casa, la cena, fue todo lo opuesto a mis expectativas. La mamá de Mateo quedó despeinada, con el vestido rasgado y él maquillaje corrido. Me ofrecio dinero, para que por fin la soltara, pero ese gesto me encolerizo más y que le sigo jalando las greñas. Ella les suplicaba a su padre y a su hijo que la ayudarán. Les amenace y nadie se metió. Después me cansé y la deje en paz.
No hay algo que me enoje más, que una persona vea inferior a otra, sólo por su posición social. Cada persona es capaz de forjar su futuro, de crear grandes cosas, de ser quienes quieran ser. Parece mentira, pero las mentes más brillantes, no eran los típicos millonarios, eran personas cualquieras, con una manera de pensar diferente a los demás. Cada quien es especial, sea: mecánico, ingeniero, repartidor o un gran científico. Cada cosa es importante. Si a un millonario de estos se le arruina un auto, buscará un mecánico y este no será un clásico millonario; si uno de ellos tiene hambre, les llevará de comer un repartidor; si uno de ellos se pierde o se encuentra en una situación de riesgo, es más factible que le ayude una persona humilde y no alguien de dinero. No digo que todos los ricos sean malos, vemos a Don Rubén, en las visitas con mi abuela, me ha hablado de diferentes centros en los que él ayuda económicamente. Lo que quiero dar a entender es que cualquier bien material que poseas, no te define, eres una persona con: sentimientos, carne y hueso. Los seres humanos, debemos de ser más solidarios, si todos lo fueran el mundo entero sería distinto.
- Valeria - habló Mateo.
- Si?
- Si te digo algo tonto, no me golpeas?
- No - reí.
- Eres boxeadora?
- No, tonto - reí y le pegue suavemente en el hombro.
- ¡Au! - se quejó.
- No seas dramático, hasta tú mamá aguanta más.
- Ella va a pasar todo el día en el salón de belleza - río.
- Lo siento.
- No te preocupes, hasta yo he tenido ganas, pero es mi madre.
- ¿Y tu abuelo?
- Dice que ya no puede, por su vejez.
- Eso si.
Un silencio, lejos de lo incómodo, se extendió dentro del auto.
Luego las risas estallaron.
- Es que te pasas, parecías endemoniada, aunque la hubieras dejado en coma, yo no me metería.
- Lo sé, lo sé.
- Ya se, quien será la opresora cuando nos casemos.
- Eso no lo dudes.
Nos quedamos quietos y nos veíamos a los ojos, de repente, todo se tornó callado. Bajé mi vista a los labios de Mateo, y me relami los labios. Él se acercaba más a mi, hasta que nuestras narices chocaron. El corazón se me aceleró, me sentía muy nerviosa, pero también tenía ganas de que esto pasará. Mateo, acarició mi mejilla con ternura, y... <<deos va a besarte>> me advirtió mi subconsciente.
ESTÁS LEYENDO
Una Herencia Nos Unió
WerewolfDos abuelos su amor no pudieron ejercer, pero con sus nietos, querían su sueño conceder...