Capítulo 18

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Mateo

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Mateo

Tengo ganas de matarla, no se porque soy tan idiota y caigo en sus trampas. La verdad es que me gustó probar sus labios aquella vez, sentir su calidez, aunque sólo fuera por un momento. El precio de ese día fue estar en la cárcel, esa niña es el demonio, pero maldita sea, me encanta. Es algo que no admitire frente a ella, comienzo a aceptar que quizá me guste, quizás sea una atracción solamente. Nada en toda mi vida se sentía como esto, es irónico, ya que tuve muchas novias o "amigas" ninguna se siente como ella. Todas han sido hermosas, rubias, morenas, altas o bajas.

Valeria no tiene ese cuerpo voluptuoso, que él siempre buscaba en una chica, era todo lo contrario. Ella era hermosa, era adorable y aunque no tuviera atributos exagerados, era una linda chica. Él era un casanova, acostumbrado a obtener lo que quiere, acostumbrado a sólo botar las chicas como si fueran objetos sin valor. Valeria era otra cosa, aquella chiquilla, como el le decía; era dulce y un terremoto andante. Nunca se la ponía fácil, siempre le hacía alguna broma y él siempre tratava de devolversela, pero ella era una experta en eso. Aquello era lo que atraía al chico, era una chica con carácter, llena de virtudes y defectos, pero ella no fingia, ella era misma. Él amaba eso.

Por la mañana su abuelo estaba terco en ir a verla, la verdad ya habían pasado unas 8 semanas desde su recaída. Él abuelo le había tomado cariño a la chica, su mamá estaba histérica por eso, después de todo su manera de "convivir y conocerse" fue todo un desastre.

- Pero si vas a la veterinaria y esta cerca de la casa de Vale - se quejó el abuelo.

- Lo sé, pero me preocupa tu salud, viejo terco.

- Estoy mejor y lo sabes!

- Abuelo...

- El adulto aquí soy yo.

- Ajá si, como no.

- No te doy dinero, para la mensualidad del club.

- Ni me gustaba tanto.

- Te quitó el auto.

- Tenemos chófer.

- Te quitó la tarjeta.

- De todos modos, aquí me dan de comer y fui a comprar cosas ayer.

- ¿Quién eres y que has hecho con mi nieto?

- Exagerado.

- Llevameeee - suplicó el abuelo.

- Esta bien, sólo solo no hagas esfuerzo y te portas bien.

- ¡Si!

- Eres como un niño.

- Iris quimi in niñi - remedo el abuelo.

- Definitivamente, Valeria es mala influencia.

Mateo fue a cambiarse, decidió usar algo casual, unos tenis, jeans y una camiseta Polo. Siempre salía formal, con sacó y corbata o mínimo camisas manga larga. Esta vez, decidió cambiar un poco. Se puso un poco de perfume, y fue al cuarto del abuelo. Se quedó perplejo, ya que el abuelo estaba con su sacó y corbata.

Una Herencia Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora