Capítulo 12

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Valeria

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Valeria

Debo admitir que comí lo mejor en esa casa, todo era tan delicioso, ni siquiera Marta llegaba a tanto.

Ojalá no me escuche.

Desayune una gran variedad de postres y de ahí el desayuno, que era a base de huevos, tosino y tostadas.

Estaba comenzando a comer pero el idiota sexy me veía aún confundido o no sé, tenía cara de pendejo.

- Oye ya deja de verme, me desconcentras Mateo.

- Es que no puedo creer como alguien tan chiquita y delgada puede comer tanto.

- Mi don, mi maldición.

- Es que es... deos no tienes fondo ¿o sí?

- Sabes creo que no, una vez fui con Sabrina, la que te iba a dar tus putazos, ¿la recuerdas?

- Claro

- Bueno entonces ella me inscribió en un concurso de quien podía comer más, habían 3 participantes más; uno era gordo y chaparro; el otro alto fornido y terminó medio; el último si estaba muy pasado.

- Y luego tú que parecías la menos inofensiva - río divertido.

- Sigo o no?

- Si, si, continúa.

- Bueno, entonces todos ellos le dijeron que era mejor que me saliera, que se de ninguna manera yo podría ganarles. Entonces les dije que les daba 500 dólares a si no les ganaba, pero si les ganaba cada uno me daría 500 dólares a mi.

- Me imagino que aceptaron.

- Y si, se rieron a carcajadas diciendo que perdería, celebraban que ellos se harían con una buena cantidad a casa.

- Y luego?

- Luego comenzó el concurso, vino una chica de esas rubias, siliconas de las que seguramente te gustan a ti.

- Se ven buenas - contestó Mateo encoguendose de hombros.

- Ojalá y cuando tengas setso con alguna se le reviente una bubi.

- ¡Oye!

- Sigue así, un día te pasará - hice un ligero encogimiento de hombros.

- Mejor sigue con la historia - dijo Mateo serio.

- Bueno entonces le trajo a cada quien una bandeja con unas 30 o 40 hamburguesas.

- Pero que? ¿Es enserio?

- Si, los chicos me vieron y empezaron a reírse de mí.

- No si me imaginó.

- Después se escuchó una trompeta y todos comenzaron a tragar, no comer, tragar. Yo por mi lado si comía, aquellas hamburguesas eran exquisitas, los chicos después de un rato comían con más lentitud, ya comenzaban a llenarse. Llevaban algunas 15 cada uno, yo llevaba unas 12. Poco a poco dejaron de comer, dejando unas 5 hamburguesas en su bandeja; yo por mi lado ya llevaba la última.

- No te creo capaz de comerte 30 hamburguesas.

- Déjame terminar y luego te enseño mi vídeo por youtube.

- Bueno.

- La chica de plástico anunció que yo había ganado, llegó a mi lugar y me pregunto si me sentía bien o no estaba demasiado llena. Le pregunté si habían más. Todos en el público se quedaron con cara de: WTF? y yo como: ya quiero más hamburguesas. La chica me preguntó si era una broma y le dije que no, me dieron 5 hamburguesas más, me las comi frente a todos; me veían serios, sorprendidos. Al final me dieron 5000 dólares por ganar el concurso, más un mes de hamburguesas gratis.

- Y que hay de los chicos?

- Ah, ellos. Después de cobrar el premio les fui a cobrar, me lleve 6500 dólares ese día. Me dijeron que gracias a Dios yo no era su hija.

- Oye la verdad es que no sé, es difícil de creer.

- Dame tu teléfono.

- No!

- Oye no te voy a revisar nada, es sólo para que veas mi vídeo en youtube.

- Bueno - dijo sacándolo de su bolsillo, me lo extendió de mala gana y yo lo tome.

Busque en este "Chica rompe el récord en concurso local" sólo habia un vídeo y era el mío. Se lo ofrecí a Mateo y lo tomó.

Este veía el vídeo, y luego a mi. Creyendo que era una broma aún. Después de unos 10 minutos guardo su celular de nuevo en su bolsillo.

Me observó, aún anonado.

- Como rayos hace tu mamá si ustedes son pobres?

- Pues, me toca ser conformista.

- Ya lo creó.

- Oye ya me dejas terminar mi desayuno?

- Claro.

Media hora después...

- No puedo creer que te hayas comido esos dos pasteles después de todo lo que habías comido ya, eres insaciable.

- A Valeria Zuniga, nada la llena Mateo.

- Creeme que ya lo sé.

- Bueno, ya me tengo que ir.

- Está bien.

- Gracias por la comida, por todo.

- De nada duende.

- Hasta nunca poste de luz eléctrica.

- Ya vete, yo te acompaño a la salida.

Bajé por las escaleras con el idiota sexy, lo que pareció una eternidad, como soy pobre no tengo que pasar por esto seguido. Llegué al último escalón, Mateo iba adelante, pude reconocer el salón donde fue la fiesta, estaba impecable. Recordé entonces lo que dijo Sabrina del heredero, ¿será Mateo? creo que hasta la pregunta era estúpida, debía de ser él.

Negué con la cabeza.

- Te pasa algo? - inquirió Mateo.

- No.

La puerta estába cada vez más cerca, al fin iría a mi casa, ya extraño a mi mamá. La que seguramente me va a matar.

De repente la puerta se abrió de par en par, de esta salió él, el señor Rubén Montegro. Su mirada se dirigio a nosotros, tuvo una expresión de asombro y a la vez de alegría.

- ¡Así que ya se conocen! - sonrió el señor Rubén con dulzura.

- ¿A que te refieres abuelo? - inquirió Mateo.

Y fue ahí cuando pude unir cabos, era el abuelo de Mateo lo que quiere decir que Mateo será mi... esposo?!

- Ella es la nieta de Asela.

- ¡¿Que?! - dijo Mateo serio, sorprendido, al igual que yo.

- Creó que metí la pata... - dijo el abuelo con arrepentimiento.

- ¡Ahora nos dices! - dijimos ambos al unísono.

Una Herencia Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora