POV. Muerte.
Hace siglos, milenios que hago el trabajo de muerte y a veces hay mundanos que me hacen pensar que ellos podrían tomar mi puesto y dejarme descansar, tomar unas vacaciones. Hitler, Robespierre, Julio César, Napoleón, María de Inglaterra... Hay muchos nombres que podría mencionar y sin embargo todos tenían fallas, el trabajo de muerte suele ser estresante y a menudo irritante.
Algunos humanos no dejan de sorprenderme pues sus almas son tan vacías y poco valiosas pero en vida eran sumamente importantes, personajes que hicieron "Historia" dentro de la historia.
Y al final de cada nombre que aparece en la lista... Ninguno es lo suficientemente atractivo para tomar mi lugar.
- Ya has pensado en decirle a Gabriel sobre tus..."vacaciones"- la voz de Belfegor* sonaba como eco desde alguna parte de la biblioteca de La Muerte.
Belfegor: príncipe infernal cuya tarea es provocar la pereza, posee poderes de la riqueza para provocar disputas entre las personas.
- Verás, Belfegor... No le puedo decir sobre mis vacaciones porque a diferencia de otros...yo no tengo vacaciones, yo trabajo todo el tiempo, mientras tú estás aquí y allá haciendo lo que mejor sabes hacer: holgazanear.- la muerte se encontraba buscando algún libro con la mano, mientras que con la otra sostenía un libro carmín abierto y leía su contenido.
- De hecho, mi estimado señor Muerte, el nombre correcto es pereza. Soy el príncipe de la pereza...
- Me importa muy poco el príncipe de qué seas, debo recordarte que sólo puedes ingresar a mis dominios cuando Yo te invite.
- No te molestes, ya que según algunos chismes de los caídos... Tal vez puedas tomar un descanso...Señor Muerte...- lo último lo dijo apareciendo frente a la muerte y en tono insinuador.
-No tengo tiempo para tus chismes de querubines, como comprenderás necesito recoger mundanos y llevarlos a juicio, llevar inconclusos a concluir y...- no pudo terminar, el sonido del coro celestial se hizo sonar, la biblioteca tembló y algunos libros cayeron.
- Supongo que eso será para otra ocasión, nos vemos Muerte y relájate... Ya pronto tendrás tus vacaciones.
Belfegor caminó hasta una de las dos puertas de la biblioteca y desapareció al cerrar, mientras que por la otra salía un leve resplandor y se escuchaban tres toquidos a la puerta.
-Adelante-
- Muerte- el hombre asintió a forma de saludo, siendo correspondido por la muerte- tenemos que hablar sobre un asunto muy importante.
- ¿Es lo suficientemente importante como para que detengan el curso del tiempo en todos los reinos?- La Muerte señaló a una de las paredes en donde estaban colocados relojes de arena, cuello contenido estaba flotando en los cristales, seña inequívoca de que el tiempo estaba pausado.
- Mucho más importante de lo que crees, los mundanos tendrán que esperarte por un pequeño tiempo, Él tiene algo que decirte.
La muerte cerró el libro y lo colocó en la escalera frente a él, movió su mano de forma horizontal haciendo que los libros que de cayeron regresaran a sus lugares y caminó hasta llegar a un perchero, tomó un abrigo y se lo puso.
-¿Para qué lo utilizas? No vamos al mundo terrenal
-Pero sí vamos a un lugar con mucha luz y a mí no me gustan los colores, Gabriel.
Amos salieron hasta llegar al bosque marchito que rodeaba la vivienda de la muerte y se adentraron en un portal.
Tiempo después...
-¿Entonces eso significa que después de tantos milenios al fin podré dejar esto?- preguntó la muerte.
- Es únicamente temporal, hasta que esté lista para tomar por completo tu puesto.
- Entiendo, sólo que tengo una duda: ¿Era necesario hacerme esperar tantas guerras y muertes para que pudiera dejar ésta carga en alguien más?
- De haberlo puesto en las sagradas escrituras, los mundanos habrían pasado más tiempo buscando.
- A veces ni siquiera entiendo cómo es que llegamos a este punto.
- Todo a su debido tiempo, Muerte, todo a su debido tiempo.
¿Quién era esa chica que tomaría su lugar? ¿Y por qué una chica y no un hombre? Si la batalla final estaba cerca, tendrían que haber elegido un hombre. Pero también, Muerte lo sabría. Aún faltaba mucho, mucho tiempo para que esa batalla fuera a librarse. Por ahora, tendría que buscar esa marca de fuego y luz en una mundana, le enseñaría a hacer su trabajo, la aceptaría en su casa, la guiaría y... La adoptaría como su hija.
- Un hijo...- hace tiempo, quería saber lo que los humanos tenían a favor de "tener hijos" y no se refería al proceso para hacerlos, sino a criarlos y cuidarlos - es solo un animal más- pero aún así querían a esos "hijos" de formas extrañas.
Ahora sabría lo que sería tener un hijo, ella sería su hija...La Hija de la Muerte. ¿Cómo sería? ¿Cómo se llamaría? ¿Cómo se comportaría? ¿Y si hay más luz que fuego? ¿Qué pasaba si ella no aceptaba su lugar?
"- Olvidará todo lo que es y lo que fué, será como un alma más. El nombre lo debes elegir con cuidado, ya que ella será como tú angel y demonio personal. Su adiestramiento dependerá de la fuerza que tú deposites en ella y de la fuerza que ella deposite en ti-"
Ahora todos los reinos hablarían: La Muerte tendría una hija, pero sería nacida de un vientre mundano, sería frágil y sin dones ni fuerza. Tendría que cuidar bien de ella y cuidar su territorio, las almas...
-¡Esto solo es más trabajo!- Pero era uno que estaba obligado a querer.
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Señorita M.
Paranormal-¿Por qué M? ¿Que significa?- quité las lentillas de mis ojos y le mostré el humo azul nadando en mis pupilas blancas. -Porque es "M", de MUERTE. Se quedó atónito, el color abandonó su piel y solo pude limitarme a estirar mi mano frente él, atraer e...