POV. Muerte.
Amira convirtió el ala Este del castillo en un parque de diversiones para Ekaterina. Literalmente había un gimnasio, una armería, una biblioteca mucho más pequeña que la mía, un salón de pintura, un salón de juegos y un salón para sus clases.
-Muerte, sé que tal vez el espacio que utilicé es demasiado pero es una niña y está por desarrollar su potencial, no lo tomes a mal.
Ekaterina paseaba de una lado a otro de su cuarto, veía las cosas y las volvía a dejar, tomaba otra y la llevaba a otro lugar y la dejaba caer al suelo; era un pequeño huracán en la habitación. Durante el tiempo que había estado trabajando en sur enseñanza, no creció ni cambió de tamaño pero aún así Amira dejó ropa para ella de todos los tamaños posibles. Ahora mismo tenía puesto un vestido negro con olanes, unas mallas blancas y zapatos de charol, una polera y el cabello negro recogido en una trenza. Sus ojos habían perdido el humo y ahora solo se veían sus pupilas blancas con centro negro, sus colmillos no le permitían cerrar bien la boca por lo que parecía que la tenía entreabierta.
- Nena, ¿Cómo sientes tus colmillos?- Amira y yo no sabíamos que hacer con respecto a ellos, parecían estorbarle al hablar, haciendo que su voz se distorsionase un poco.
- Están muy grandes, ¿Pueden cortarlos?-
Amira vió con duda a Belfegor, que se me quedó viendo con un gesto igual a de Amira y yo...yo no pude decir nada.
- Si son como cualquier otro hueso, podríamos tal vez limarlos, ¿Qué dices, Muerte? Mientras no toquemos la raíz o la carne todo estará bien - Belfegor estaba observando los colmillos de Ekaterina y los medía con la mano.
- Pero no sabemos si van a caerse como los de las bestias o si ese es su tamaño natural. Quitárselos podría significar dejarla indefensa. - Amira también tenía un buen punto, pero con lo necia que era Ekaterina...tendríamos que buscar una solución.
Mientras más tiempo pasaba, los colmillos cambiaban al igual que hacía rato lo hizo Ekaterina. Grandes, filosos, muy curvos, más anchos. El dolor que le provocaban a la niña hacia que ésta llorase en silencio y sus mejillas estuvieran rojas al igual que sus ojos.
De un momento a otro, Ekaterina empezó a gritar y llorar, su pequeña figura se llenó de humo negro que no permitía que se le viera. Gritaba y pedía que se detuviera el dolor, lloraba tanto que las ventanas comenzaron a crujir en la habitación, se agrietaron y justo antes de romperse... Se detuvo.
- Amira... Amira...- el humo dejó de envolver a Ekaterina y ahora se dirigía a Amira con las manos extendidas y sangrantes, su boca también sangraba.
- Ya, ya pasó, tranquila... déjame ver tus manos- Amira se agachó a la altura de Ekaterina y tomó parte de su propio vestido, igualmente negro.
Al limpiarle las manos no había nada, lo cual hizo que ambas sonrieran; luego le limpió la boca pero había algo faltante en ella.
- ¿Cariño, donde dejaste tus colmillos?- Ekaterina estaba emocionada, tocó su rostro y tiró de sus mejillas, movió la boca como si fuera un pescado, relamió sus labios y gritó con emoción.
- ¡Son chiquitos! ¡Son chiquitos!- fué donde Belfegor y le mostró la boca abierta- ¡Iga igs ogmigos ong iquigos!
- Ya lo noté, pequeña plaga- Belfegor le mostró los pulgares y ambos chocaron las manos.
Amira los dejó festejar cuál niños pequeños y me sacó de la habitación, tomó mi hombro y cerró la puerta.
- Muerte, entiendo que quieras ser "duro" con la niña, pero te recuerdo que nació siendo humana. A los humanos los controlan sus emociones, habla con ella y trata de...no sé... Mostrarle algo de afecto o aprecio, estima...-
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Señorita M.
Paranormal-¿Por qué M? ¿Que significa?- quité las lentillas de mis ojos y le mostré el humo azul nadando en mis pupilas blancas. -Porque es "M", de MUERTE. Se quedó atónito, el color abandonó su piel y solo pude limitarme a estirar mi mano frente él, atraer e...