Ya que se supone tengo que buscar a la chica que va a suplirme, tengo hasta que las arenas de los relojes del tiempo vuelvan a transcurrir para encontrarla pero sino lo hago, cualquiera de los "príncipes" podrá buscarla y tomarla bajo su "tutela".
Aunque es bueno usar la omnipresencia hay millones de humanos y eso, sumado al hecho de que tengo a algunos demonios de bajo rango siguiéndome...no ayuda mucho.
Buscar en cada ciudad, casa y país es un trabajo agotador. El primer reloj está funcionando ya.
No puedo utilizar mis dones para encontrarla, se supone que debo reconocerla al verla.
-Oye Muerte, ¿Cómo se va a llamar tu protegida? - Belfegor está aquí... Oh, ¡Maravilloso! Simplemente maravilloso.
- Las arenas del tiempo aún corren, todavía no puedes cazar a la chica.- ya terminé en esta ciudad, abro el portal y dejó pasar a Belfegor ya que dejarlo es arriesgarme a que rompa la condición de no interrumpir.
- Siendo sincero, la chica no me interesa tanto. Por eso yo tengo a mi hijo, Nicolai. Estoy seguro que lo recuerdas...ese es todo un demonio ya.
- No lo recuerdo, todos sus hijos son tan parecidos que sino los viera en sus formas demoníacas...no sabría quien es el hijo de quién.- a pesar de que Belfegor es un demonio suele venir a mí en busca de alguien con quién hablar ya que nadie más aguanta tanto su pereza y desfachatez.
- Bueno, espero que tú protegida y mi hijo se lleven bien...- cada que veía alguna persona le tocaba y de inmediato un polvo negro salía de ésta.
- Agradecería que dejaras de jugar cuando yo estoy trabajando, me es irritante- lo ví a los ojos, y por un momento brilló con más fuerza ese rojo vivo que caracterizaba a los príncipes- y...en cuanto a mí hija o protegida, más le vale a tu hijo que no trate de acercarse demasiado. No la quiero llena de flojera y sin realizar su trabajo.
- Eso no lo controlo yo, bien sabes...aunque Él podría haber elegido a cualquier otro hijo para acercarse a tu protegida eligió al mío, no es incumbencia mía lo que los chicos hagan- esas palabras eran tan burlonas, y más aún con la sonrisa que dibujaban sus labios, una sonrisa ladina.
- De hecho, mi estimado Bel... Él va a poner a un hijo de cada príncipe como guardia de MÍ PROTEGIDA...así que no te preocupes, sin duda alguna ella tendrá más influencias a elegir que tú hijo...lo que a mí parecer será divertido es el hecho de que Gabriel tendrá que cuidar de ella también y si tú o alguno de los príncipes o príncipes herederos intenta algo... Los van a mandar directo al limbo.
La sonrisa de Belfegor se esfumó tan rápido que apenas y el ojo humano (de poder verlo) vería un humo verde seguido de el olor a azufre y carbón. Belfegor tomó su forma demoníaca y convertido en humo verde se adentró al infierno, era seguro que no le agradaba la idea de que su hijo estuviera cerca de Gabriel y más aún tener que competir con los otros hijos de príncipes.
Medio mundo ya recorrido y todavía no encontraba a la chica, ¿Que tan difícil puede ser encontrar a una mundana? Cansado y harto de buscar "una aguja en un pajar" abrí un portal a las almas que rondaban en mis dominios, esto sin lugar a dudas era trampa pero era esto o nada. El cuarto reloj ya estaba en funcionamiento.
-¡Busquen bien!- por más que caminara y buscara con ayuda de las almas, no la encontraba- ¡Busquen debajo de cada pierda! ¡Encuentren a esa chica!
El sexto reloj está funcionando, no me queda tiempo, conforme se activan los relojes menos tiempo hay en el siguiente, el paso del tiempo es diferente para cada reino y entre más alto sea, más rápido corre el tiempo. Por ejemplo un día mundano dura una semana en el primer círculo, dos meses en el segundo, cinco años en el tercero...y así sucesivamente. Por lo que al llegar al noveno círculo el tiempo pasa tan rápido que un segundo ahí es equivalente a un siglo. A veces los días se detienen y conteo cambia, lo cual hace que no siempre estén en orden los relojes.
ESTÁS LEYENDO
Señorita M.
Paranormal-¿Por qué M? ¿Que significa?- quité las lentillas de mis ojos y le mostré el humo azul nadando en mis pupilas blancas. -Porque es "M", de MUERTE. Se quedó atónito, el color abandonó su piel y solo pude limitarme a estirar mi mano frente él, atraer e...