POV Ekaterina.
Estaba segura de que iba perdiendo, se supone que me llevaron a un portal sellado en el que únicamente se podía ingresar con Gabriel y con su permiso. No sabía si dentro del portal los monstruos y bestias eran reales, pero no parecían ilusiones.
- Si te sigues conteniendo jamás vas a avanzar a un ritmo considerable- Gabriel había optado por la comunicación mental pero a veces me gritaba a la distancia.
¿Era de noche? ¿O solo no había luz? Estaba obscuro y lo único que podía distinguir eran puntos blancos que a veces se movían, los ojos de las bestias y los golpes que recibía. Estaba sudando, tenía las piernas adormecidas, me escocian las palmas de la mano y estaba casi segura de que tenía ampollas en ellas. Traía puesto un pantalón y protecciones encima de éste para cubrir mis piernas, el peto que cubría mi tronco apenas y servía ya que en cierto momento unas espinas lo destrozaron, las hombreras y protección de los brazos estaban apenas y existentes, el ácido de algún ataque o sangre había corroído y me empezaba a picar la piel.
Tengo que ver, poder ver aún sin luz y hacer uso de mis otros sentidos. Otro golpe, salí disparada al frente y perdí la única espada que llevé, ahora solo me quedaba pelear cuerpo a cuerpo sin un adversario visible. Un siseo me hizo voltear a todos lados pero no ver nada.
- Te dije que debías atacar del mismo modo en qué recibías los ataques-
¿Sorpresivamente?
¿Sin ver?
¿Atacando a dónde o quién?
- Centra tus sentidos y trata de imaginar tu entorno-
Iba a hacerlo, lo juro...pero algo se clavó en mi hombro y me hizo caer de espaldas. Las gotas de sudor me picaron los ojos, el cansancio y el estrés me habían hecho enojar.
- ¡Ahora sí estoy furiosa!-
Me levanté como pude y pensé en las sombras que siempre veía entrando sola, como si fueran mías. Algo hizo temblar el suelo pero no sé acercó a mí, corrió y un chillido se escuchó, como animales peleando entre sí. Mis ojos por fin vieron algo, movimiento, pero no era yo quien se movía.
- Un demonio- un demonio había atacado a otro.
- Recuerda que los demonios que absorbes se vuelven tus esclavos, su obligación es protegerte- Muerte estaba con Gabriel viendo cómo me daban cada paliza.
Garras, el demonio tenía garras y alas, plumas y pelo. ¿Qué tipo de demonio era? Mi vista era verde a los ojos del demonio. Su adversario era un híbrido: patas de águila, cola de serpiente que al final tenía púas, las patas delanteras eran como las de un oso y con cuello medianamente largo cubierto de escamas como pez, la cabeza era deforme y con colmillos que sobresalían de su boca.
Ambas bestias se atacaban a matar, pero una iba ganando, sangre caía por las heridas del híbrido pero mi demonio solo tenía la respiración agitada.
Cerré los ojos y al abrirlos nuevamente ví la pelea, otra vez el suelo tembló, en un ojo veía todo con matices verdes y con el otro de color violeta. Podía ver desde dos puntos distintos.
Dos bestias contra una.
Ambas parecían querer torturar al híbrido que me atacó, le mordían y rasgavan, jalaban y rompían sus huesos...era todo un espectáculo sádico y yo me reía. Cuando el híbrido dejó de pelear las otras dos bestias jalaron de partes opuestas para arrancarle la cabeza y pude verme a través de ambos ojos...
- Estoy hecha un desastre- al verme tendida en el suelo, parecía un cadáver hablando y todo desfigurado, reí sonoramente y los demonios soltaron la cabeza al lado de la mía- hola, tú-
Otra risa me atacó, no podía ni respirar pero no dejaba de reír, los demonios fueron a trote hasta el cadáver y comenzaron a comérselo. Algo en mí me hizo querer imitarlos y aún con todo el dolor de mi cuerpo comencé a ingerir la cabeza decapada. Ambos demonios me veían comer como un animal salvaje en inanición y yo esperaba que atacaran para poder morderlos y comerlos de igual manera. Apenas y quedó un ojo dentro del cráneo del híbrido.
- Así es como debías atacar en un principio- la voz de Gabriel sonaba cerca, los demonios se evaporaron y oiga vez quedé en la obscuridad.
- Ekaterina, no es de buena educación comerte a las mascotas- Muerte me tocó la mejilla y limpió con un una suave tela mis mejillas y labios.
- Recuerda que cuando no tengas armas, te tienes a tí y todo lo que hay dentro de tí- Gabriel hizo luz, me dejó ciega por unos momentos y pude ver.
Un lugar blanco y vacío, con sangre y restos de demonios por todos lados. Mi espada tirada por alguna parte y el cráneo roído que me había comido.
- Vamos a casa- Muerte me ayudó a ponerme en pié mientras mis piernas flaqueaban y pedían dejar de moverse.
Algo en mí se movió desde mi estómago, llegó hasta mi garganta y me hizo escupir alquitrán que antes de llegar al suelo se convirtió en humo negro, se esparció por todos lados y deshizo los cuerpos y huesos por todos lados. Apenas y pude tomar la mano de Muerte cuando el humo me atravesó por el vientre como lanza, otro más por la espalda, otro por las piernas en diagonal hasta mis hombros, otro por la boca, uno atravesó mi cabeza y mi ojo. Mi cuerpo temblaba y sentía como cambiaba, mis huesos tronaban y mis órganos llegaban a crujir.
Cuando todo se detuvo estaba de rodillas en el suelo y había varias figuras de demonios frente a Muerte, Gabriel y yo. Todas se evaporaron y me rodearon para levantarme, el cabello me cubría los ojos, mis manos habían palidecido, mis colmillos nuevamente salieron y había algo...un par de cosas más.
¿Estaba más alta?
Cómo ...¿Cómo era posible?
Miré hacia mis pies y enseguida me topé con un poco de masa en mi pecho, al tocar dí un pequeño brinco. ¿Eso era piel? ¡¿Era mío?!
El equilibrio me falló y ambos hombres tuvieron que sujetarme de las manos y cadera para no caer.
- Tranquila...es una evolución más- Gabriel me tomó con ambas manos del antebrazo y Muerte imitó su acción-Has liberado energía y tú cuerpo necesitaba un contenedor más espacioso para absorber lo que faltaba-
- Creciste, querida- Dijo Muerte esbozando una sonrisa.
¿Crecer?... Creía que mi ciclo de crecimiento era como el de los humanos... Es decir, tengo cuerpo humano...parezco humano...¡Pero no soy humano!
Mi cerebro reaccionó. Yo no soy humana. Soy la hija de Muerte, su única hija...
- ¿Te encuentras mejor, cariño?-no dije nada, sólo asentí.
¿Qué más habría cambiado en mí?
- Retomaremos el entrenamiento después, Erina- asentí viendo a Gabriel- por el momento debes acoplarte a tu cuerpo, ya te habías acostumbrado al anterior-
Volví a asentir.
Todo se esfumó y los colores aparecieron como manchas, los objetos se hicieron visibles y mi pequeño bosque dentro del castillo me dió la bienvenida.
Leí en alguno de los libros que después de la tormenta siempre hay calma, pues eso es lo que pasó...calma y tranquilidad...
Por lo menos hasta que pudiera caminar sola siendo ésta "yo".
-----------------------------------------------------------En éste capitulo Gabriel se dirige a Ekaterina como "Erina" , utilizando un diminutivo de su nombre:
Ekat-erina —> Erina.
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Señorita M.
Paranormal-¿Por qué M? ¿Que significa?- quité las lentillas de mis ojos y le mostré el humo azul nadando en mis pupilas blancas. -Porque es "M", de MUERTE. Se quedó atónito, el color abandonó su piel y solo pude limitarme a estirar mi mano frente él, atraer e...