Diario del rey —nota 3—:
"Al fin dimos contigo. Ahora, me encargaré de encerrarte en el palacio hasta que comprendas quién es tu Alfa y tu rey".Había llegado la noche tan esperada por todos. La plaza estaba bellamente decorada y el melifluo sonido de los violines y flautas envolvían a los agustinos. La emoción era unánime y se esperaba con alegría el anuncio sobre quién sería el o la Omega del rey. Incluso, se rumoreaba que la baronesa Irene sería la escogida, puesto que su belleza era inigualable y su reservado y tímido carácter la hacían la Omega perfecta.
Para mí, aquello no tenía gran relevancia, ya que lo único que me afectaría sería la identidad de mi Alfa. Además, mis padres me preparan un traje precioso. Una camisa de algodón, muy suave, unos pantalones negros, como el cielo en estos momentos, y unos zapatos nuevos fueron escogidos por ellos. Me sentía hermoso, lo que no era normal en mí.
Si mi cabello rubio no estuviera tan descuidado, me vería aún mejor.
—¿Jimin? —Jungkook me sacó de mis vacilaciones.
—Sí, me siento bien. ¿Te gustaría ir por un poco de vino? —pregunté sonriendo.
—Sí, vamos.
La fiesta se sintió rápida. Bailé con Jungkook, con mi padre y con un chico que no mencionó su nombre. Probé algunos bocaditos y bebí un par de copas. Todavía me siento animado, aunque el momento que me pone ansioso está a punto de comenzar.
—Todos los Alfas y Omegas que recientemente hayan cumplido dieciséis años acérquense al centro de la plaza —anunció el padre de la iglesia de la Luna. Entonces, fuimos catorce jóvenes de todas las clases sociales y rodeamos la pequeña estatua de nuestra diosa—. Bueno. Buenas noches a todos. En este momento que la Luna llena se ha posado en su punto más alto, sus reflejos iluminarán su olfato y los guiarán a su pareja predestinadas. ¡Cerrad los ojos e identificad a su destinado!
Diosa, por favor, que sea alguien que me comprenda.
Entonces, justo luego de mi silenciosa plegaria, un potente aroma a menta y pistachos inundó mis fosas nasales. Me regocijé; esa refrescante fragancia me brindaba seguridad y me encendía de una forma que nunca antes imaginé posible. Sin embargo, aquel aroma lo había sentido antes.
Diosa, le ruego con toda mi alma que se compadezca de mí y me mate.
—Pan recién horneado y canela —dijo una voz ronca, y su dueño estaba en frente de mí—. Eres mi Omega.
Abrí los ojos y lo que más temía se encontraba delante de ellos. Mi estómago se removió y mis labios se quedaron paralizados, no pude articular palabra alguna.
Esto tenía que ser una broma.
—¡Pobladores de Agustina! ¡El Omega del rey acaba de ser escogido! ¡Una reverencia para Park Jimin! —gritó el general de la Guardia Real, Jung Hoseok.
Esto no podía pasarme a mí.
—Maldición —mascullé con furia. Realmente, a mí nadie me ataría a este hombre, quien dejaba morir a los campesinos y se burlaba de sus fieles seguidores. Yo me encargaría de huir y lo mataría de esa forma, de manera que liberaría a los pobres agustinos.
Me solté de su agarre y salí corriendo.
Escuché un montón de murmullos y, luego, gritos cargados de furia y, finalmente, los guardias empezaron a seguirme. Corrí como pude a los campos de girasoles y me escabullí con agilidad; mi destino era el bosque, donde nadie me encontraría.
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«El Omega del Rey» • YOONMIN•
FantasyUn Omega debe someterse a su Alfa, ser sumiso y brindarle descendencia. Además, cada Omega está atado a su Alfa desde que la Luna los une, así que las parejas predestinadas son anunciadas cada año nuevo lunar. Sin embargo, cuando Park Jimin se enter...