«El Omega del Rey» • YOONMIN•

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Diario de Jungkook ―nota 4―:

"Encontré a la sacerdotisa. Debo convencerla para que me ayude".

Mi objetivo era su pecho, mas él fue más rápido y con un solo movimiento logró inmovilizarme. Sin embargo, no me dejaría vencer fácilmente; por lo tanto, intenté golpearlo con mi rodilla, pero me detuvo con su voz de Alfa.

―Detente, Omega. ―Pude sentir la furia en sus palabras, pues mis acciones habían herido su orgullo. 

―Tan solo es un tirano que no puede soportar que su pareja no lo obedezca. ¿Estoy en lo correcto, su majestad? ―pregunté con una sonrisa en el rostro. Sabía que lo irritaría aún más, pero ya no tenía nada que perder.

―No quieres esto, lo puedo ver en tus ojos, así que no logro comprender el porqué.

―Es sencillo, su majestad. Simplemente, no puedo permitir que siga viviendo mientras el pueblo sufre marginación y los tributos los exprimen hasta dejarlos secos, a punto de morir. Yo viví todo eso por mi cuenta. Además, aunque usted diga que no tenía experiencia, ahora sí la tiene, mas la situación casi ni ha mejorado...

―Nada se arregla de la noche a la mañana, y menos una crisis de tal magnitud como la que hubo hace unos años. Esto toma tiempo, debes entender ―contestó un poco más calmado, a pesar de que sus ojos ardían en llamas, deseando someterme y tener el verdadero control de la situación.

―Usted me quitó al amor de mi vida ―añadí con el mismo enojo que él expresaba―. Me alejó de mi verdadero destinado con su estúpido deseo a la diosa Luna. ¡Tan solo nos unió porque usted se lo pidió! Aprovechó su cercana conexión con la divinidad más poderosa y me condenó a esto, nos condenó a esto.

―Te diré una cosa, y espero que no se borre de tu cabeza: ni la realeza, ni la nobleza, ni el clero poseemos influencia sobre la Luna. Todo eso es un cuento para reafirmar nuestro poder sin recurrir a la fuerza, es un cuento para que los campesinos no hallen motivos para sublevarse.

Lo dijo sin una pizca de duda, sin titubear, completamente seguro de lo que acaba de revelarle a un traidor. Por otro lado, de esta forma demuestra que, en realidad, sí estamos unidos por el destino. Entonces, no puedo creerle, pues esto puede ser una táctica para tenerme a su lado. No puedo permitir que me manipule de esta manera. ¿Quién cree que soy? He escuchado toda mi vida que el Rey es fiel confidente de los deseos de la diosa y que el clero se encarga de que ella no abandone al pueblo. Sin duda, lo que me acaba de confesar Min Yoongi es palabrería.

―No le creo nada, su majestad.

―No lo hagas, entonces. 

Luego se levantó, sin soltar mi muñeca y llamó a los guardias beta, quienes seguían en el palacio, y a mis mucamas. Ellas me vistieron con un traje más decente y luego me entregaron al Rey.

―Llévenlo al calabozo ―ordenó firmemente― No lo liberen hasta que quiera pedir perdón..

―¡Nunca te pediría algo así!

―Y, por favor, busquen a Jeon Jungkook y tráiganlo ante mí.

¡No!

―¡Él no tiene nada que ver con esto! ¡El traidor soy yo!

―Sabes que te amo, y me encargaré de que lo entiendas y que me correspondas, pero debo deshacerme del hombre que te estuvo lavando el cerebro. Te mostraré la verdad, la que Jeon te ha estado ocultando.