Fiesta de pijamas | parte 1

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ELENA

Marlene y yo fuimos directas hacia la clase donde seguro Lily y James estaban gritando y peleando, según ella.

Tanto que su mandíbula casi toca el suelo cuando vio la puerta abierta.

Ya que eso solo podía significar que:
Se habían besado. Un beso de amor verdadero.

-Me debe diez galeones, doña confiada.

-P-pe-pero ¿¡QUÉ!?

-Puede que solo se hayan besado, ellos no saben sobre el hechizo.

-¡PERO ES QUE TÚ NO SABES! ES QUE HACE UNO O DOS MESES NO PODÍAN NI MIRARSE A LA CARA SIN QUE LILY SE LA ROMPIERA.

-Sí, pero grítalo un poco más alto que no te escucharon en la lechucería.

Me miró y me abrazó con fuerza.

-¡Lo hemos conseguido! ¡Los hemos juntado!

La separé y le di un beso en la mejilla, me acerqué y le susurré al oído.

-Parece ser que hay más de una pareja nueva.

-¡No me digas! Espera, ya lo sé: Canuto y Lunático.

Empezamos a reír ante la idea mientras íbamos hacia una pequeña puerta: Un armario de escobas.

[...]

Al salir del cuarto de escobas, el cual nunca volvió a ser el mismo, fuimos directas a la Torre. Supusimos que todos iban a estar allí, pero no.

La sala común estaba vacía excepto por unos cuantos niños de tercero, uno de cuarto, tres de sexto y dos de séptimo.

-¿Y estos? ¿Dónde se han metido?

Nos miramos a la vez, los ojos abiertos como platos y musité: -¿No habrán...?

-En plan, Sirius es capaz... aunque Remus...

-Pero Lily... ella era una santa hace dos horas o así...

Nos encogimos de hombros.

Pensé en coger el mapa, pero probablemente no sería nada, además de que Marls no sabe de su existencia, por no decir el sermón que me darían y que luego le reclamasen a Remus por añadirme a los Merodeadores.

-En algún momento tendrán que venir.

-¿Vienes? -me preguntó.

-¿A dónde?

-A la habitación, y no seas cochina.

-¡A sus órdenes! -exclamé con una sonrisa pícara en el rostro.

Nos cambiamos y recogimos el cuarto, preparándolo para la fiesta de pijamas de hoy.

Bajamos a la sala común y vimos que Canuto y Lunático ya estaban allí sentados.

-¿Y Lily y James? -dijo Remus

-Eso, ¿Evans y Cornamenta?

-¿Cómo os decimos...? -empezó Marls

-Cuando llegamos, la puerta estaba abierta.

A Remus se le cayó el chocolate del susto, y eso ya es decir.

-¿Lunático? ¿Escuchaste lo mismo que yo? -dijo Sirius, los ojos abiertos de par en par con el shock.

-Desgraciadamente sí, Sirius.

-Moriré sólo y abandonado. -se quejaba la Drama Queen.

--¡Chicos! ¿Qué pasa? -preguntó Marlene confundida.

¿Merodear? ¡Me apunto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora