Episodio 2: Wells

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NARRA WELLS

Cada vida contaba en el arca, desde muy niño mi padre me enseñó, pero algo cambió en él y ahora flotan personas desde hace algunos años para que otros sobrevivan. Clarke Griffin siempre fue una persona especial para mi, aunque ahora me odie por algo que no cometí. Siempre fui un hijo que tenía todo por ser hijo del canciller y me gané muchas enemistades por eso. Yo sigo amando a Clarke y nunca dejaría que le sucediera algo y nunca la dejaría sola.

Wells está sentado en una habitación, solo una cama y nada más. Pensando en lo que ocasionó y las consecuencias que tendría, no despega la mirada del suelo hasta que alguien entra en la habitación.

—¿Padre? — Wells se levanta de la cama y lo mira serio.

—Supe lo que hiciste, pero aún no comprendo el porqué. — el canciller camina hasta la cama y se sienta.

—No hay motivos. Hice lo que hice y no hay vuelta atrás. No te queda otra que también enviarme a la tierra. Ahora soy un delincuente cómo los demás. — acota Wells nervioso.

—¡No! ¡Tú no eres un delincuente, no eres cómo los demás! — Jaha alza su voz alterado. — Nunca te enviaría a una posible muerte.

—¿Entonces envías a todos ellos a una posible muerte? ¡No te importa la vida de ellos! — Wells pone sus manos en su cabeza preocupado.

—Aveces hay que hacer sacrificios para que los demás sobrevivan, hijo. — dice con tono tranquilo.

—Por eso también no te importo cuándo la madre de Clarke envió a Glass a la tierra, ¿cierto? — Wells se acerca enojado.

—Abby burló la ley, tuvo dos hijos y no está permitido. Incluso cambió el apellido e hizo que otra familia la cuidara para que nadie se entere, pero no funcionó mucho tiempo. — Jaha mira desde la ventana el espacio y recuerda cuándo floto a Abby.

Wells sintió otra ver rencor hacia su padre por el sufrimiento de Clarke, quería gritarle todo lo que sentía, pero no puedo. A pesar de todo lo amo mucho a mi padre. Él me miraba serio pero en el fondo no quiere que vaya a la tierra.

—Iré a la tierra, padre. Ya no puedes hacer nada. — Wells camina hasta la salida, pero su padre sujeta su brazo.

—No te dejaré que vayas. Te encerrare hasta que los 100 se vayan. — manda Jaha.

Los latidos de Wells aceleran, le mira desafiante y se pone a centímetros del rostro de su padre.

—Tú no me lo vas a impedir. — Wells bruscamente se safa de la mano de su padre.

El canciller Jaha no da un movimiento y cuándo Wells abre la puerta un guardia lo esperaba y lo golpea en la cabeza dejándolo inconsciente. El canciller no podría dejar a su hijo ir a la tierra, arriesgando a perderlo. Camina y se acerca al guardia.

—Buen trabajo, Paúl. Encierrelo en la habitación 54 hasta que los 100 se vayan. — manda Jaha. Inmediatamente el guardia lleva a Wells y lo encierra.

Pasan 15 minutos, Wells empieza abrir los ojos y una luz hace que sus brazos tape los ojos, se levanta lentamente y toca su cabeza sintiendo aún un poco de dolor. Se levanta y camina hacia la puerta, pero está bloqueada, forsejea pero es inútil. Cae al piso al saber que no podrá ir, no podrá estar entre los 100, no podrá estar con Clarke. Los pensamientos de su madre llegan a Wells, cuándo su propio padre la floto por abusar de medicamentos.

Una voz se escucha al otra parte de la puerta y es el canciller. Wells se levanta y se pone cerca a la puerta.

—¡Papá, déjame salir! ¡Papá! — grita Wells.

—No puedo, hijo. No dejaré que vayas, no te arriesgare. No te puedo perder a ti también, no después de lo de tu madre. — dice la voz del canciller.

—¿Mi madre? ¡Tú la mataste! ¡Tú la flotaste! ¡Por tu culpa ella está muerta, POR TU CULPA! ¡Te odio! ¡TE ODIO! Ojalá mi madre siguiera con vida y seas tú el que esté muerto. — Wells cae arrodillado repitiendo una y otra vez junto con las lágrimas.

El canciller Jaha se queda en silencio, le caen lágrimas recordando a su esposa, recordando ese día que él quisiera borrar, pero no puede, la imagen de su muerta lo atormenta cada noche. Se aleja de la puerta poco a poco y deja al guardia en la puerta, llega a su habitación y en la mesa de noche hay un cuadro, lo sujeta y en la foto aparecen él, su esposa y Wells.

Los tres felices, era felicidad para ellos, eran una familia. Esos días son pasados, parecen ser borrosos mientras pasan los días. Ahora su esposa está muerta, su hijo lo odia y él se odia así mismo, está destrozado por dentro.

Wells siente la puerta abrirse y es su padre. Deja la puerta abierta y se retira, de inmediato Wells sale del sitio y corre por los pasillos. Una voz se escucha en todo el arca diciendo "2 minutos para la salida de los 100 rumbo a la tierra"

Wells aceleró más, empuja a personas en el camino, logra llegar hasta la nave pero su padre se para enfrente de él y con mirada noble se acerca a su hijo y lo abraza con fuerza. Wells queda inmóvil. Su padre se aleja uno centímetros y con lágrimas en sus ojos lo mira y le dice.

—Ten un buen viaje, hijo. Ojalá algún día puedas perdonarme. Te amo, hijo. — el canciller se aleja. Wells camina y se acerca a la nave y vuelve a mirar hacia su padre.

—Hasta vernos de nuevo. — Wells le mira triste.

La nave se cierra.

—Hasta vernos de nuevo. — el canciller Jaha observa la nave alejarse del arca y dirigiéndose a la tierra.

Wells se sienta y al mirar al costado ve a Clarke y ella le mira sorprendida.

—¿¡Tú qué haces aquí!? — pregunta Clarke molesta.

—Supe que te mandarían y no te iba a dejar sola. Así que hice algo para que me mandaran aquí. — cuenta Wells.

—No necesito de tu compañía, Wells. Mejor te hubieras quedado en el arca. — acota Clarke molesta. — Pero ya no hay vuelta atrás.

Wells da un suspiro y cierra sus ojos.

AL OTRO LADO: Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora