Episodio 6: "El regreso"

242 15 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




El canciller junto con Kane observan si los cien aún siguen vivos. Pero la mirada de Jaha no se despega del Wells que está con vida, es el único que le importa de todos. Decide apagar la máquina. Un movimiento fuerte sacude el arca alarnando a todos. Los guardias, el canciller y Kane deciden ir en dónde está el problema.

Unas máquinas están destruidas, chispas recorren la zona. Los cuatro miran sorprendidos, no se acercan.

—Dios. ¿Esto cómo pasó? — se pregunta Kane.

—Sólo alguien puede saberlo. Raven Reyes. — dice el canciller.

Un guardia va en busca de la chica. Entra en su habitación y la encuentra desnuda, poniéndose su ropa. Se pone nervioso y ella se da cuenta de su presencia, sonríe, se pone la ropa y se acerca a él.

—Se toca primero. — Raven da una sonrisa. — ¿Qué deseas?

—Las máquinas que sirven para dar oxígeno se han destruido. — el guardián luce nervioso.

—¿¡Qué!? Eso es grave. — Raven junto con el guardia se reúnen en la zona de oxígeno.

Unos minutos después, Raven está reunida con el canciller y Kane.

—Esto es grave, canciller. — Raven Mira el espacio.

—¿Qué sucede? — pregunta.

—El oxígeno se agota, canciller. No hay herramientas para poder arreglarlo, ya no lo hay. — responde Raven preocupada.

—¿Cuánto tiempo tenemos hasta que se agote el oxígeno? — pregunta Kane.

—4 horas. — las palabras de Raven estremece al canciller y Kane.

—Hay que sacar a todos de aquí. — Kane saca su walkie - talkie.

—¡Guarda eso! No haremos eso. Piensa, solo tenemos una nave y es chica no cabe para todos del arca. — grita el canciller.

—¿Qué sugieres? ¿Qué elijamos? ¿Qué dejemos a otros morir? — Kane lo encara.

—Tienen que morir para que nosotros vivamos. — el canciller le quita el walkie - talkie con violencia.

—¿Cuándo te convertiste en una persona sin corazón y solo piensa en su conveniencia? — pregunta Kane con rabia dentro de él.

—Soy el canciller, doy la vida por mi pueblo, pero si quieres sobrevivir hay que tomar decisiones difíciles. Esto es lo que somos, marcus.

—No me quedaré con los brazos cruzados. No te apoyaré en matar a la mitad de nuestro pueblo. — acota Kane.

—Ya lo hiciste, Marcus. Me ayudaste a flotar a muchas personas, incluso a tu querida Tara. — el canciller agarra una pistola paralizante y lo dispara a Marxus dejándolo inmovilizado. — Llevenlo a la nave. Es un superviviente y no morirá aquí. Lleven también a Raven, la necesitamos y solo a la mitad del arca ¡rápido! — ordena el canciller retirándose del sitio.

Raven estando escondida escucha lo que hablaron. Decide irse hasta el micrófono que se escucha en toda el arca. Entra a la sala y decide decir a toda la gente sobre el oxígeno y que el canciller decidió solo salvar a la mitad de la población.

Toda la gente escucha atentamente, algunos sienten temor y otros molestias. El canciller también escucha y saca una pistola de su bolsillo. La gente se reúne y deciden ir contra el canciller y sus guardias.

—¿Qué hacemos canciller? — preguntan los guardias.

—Están autorizados a matar. — ordena el canciller.

—Raven Reyes enta entre ellos, señor. — dice un guardia.

—Traiganla, ella nos ayudará al principio y luego me encargo de ella personalmente. — dice el canciller serio.

—Raven, venga aquí. — ordena el guardia.

—¡No! No estaré con unos asesinos. Son despreciables. — Raven con una palanqueta en mano, amenazando a los guardias. — Dejaran morir a niños, bebés, madres embarazadas. No hagan esto.

—Ya está hecho, Reyes. — el canciller saca su pistola paralizante y le dispara a Raven dejándola inmovilizada. Los guardias la atrapan y la hace entrar a la nave.

Muchas personas llegan hasta la nave, pero los guardias cierran la puerta. La gente ruega por sus vidas, niños llorando, bebés llorando, la gente se amontona en el lugar. El canciller no se inmuta ante ellos.

—¡Por favor, no dejen morir a mi hijo! — se escucha el grito desesperante de una madre.

—Es hora. Vámonos. — ordena el canciller. El guardia triste aprieta el botón y la nave sale al espacio y dirigiéndose a la tierra. La gente llora desesperante, sabiendo cuál es su destino. Morir en el arca.

La nave llega y entra a la tierra. Un luz se ve desde el campamento. Clarke, Wells, Bellamy y Octavia observan la nave dirigiéndose a una parte de los bosques.

—¿Es una nave? — pregunta Clarke.

—Es mi padre. — Wells muestra una sonrisa de oreja a oreja.

—Aquí empieza nuestro verdadero infierno. — Bellamy se retira serio.

AL OTRO LADO: Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora