Capítulo 8.

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Fingir que Aaron no le había hecho una confesión de suma importancia frente a sus amigos era muy difícil, pero no pensaba contárselos ella. Era un secreto que compartía con Aaron y como buena amiga, le daría su tiempo.

Él se relajó un poco, dejó de sudar al estar con el grupo y de caminar frenéticamente por todos lados, lo que causó que Pepper dejara de preocuparse por él.

Aparte de todo tipo de drama que existiera en aquel momento, las clases continuaban. Historia de la magia no había cambiado, el fantasma del señor Binns daba otro de sus tantos monólogos cuando una bola de papel golpeó a Callie en la cabeza. Buscó a quien se la había arrojado pero nadie parecía sospechoso, abrió la pelota y se encontró con un dibujo en movimiento. Había un muñeco de palo al cual le salía un pequeño globo de diálogo que recitaba:

¿Hogsmeade el sábado?

Al final de la hoja arrugada, estaba firmada como O.W.

En un pedazo de papel nuevo Callie escribió su respuesta y se la envió por los aires con ayuda de su varita y el hechizo levitatorio. El chico la leyó y le sonrió.

En el almuerzo Callie no pudo evitar notar que el plato de Aaron solo contenía carne, pero nadie más parecía notarlo.

-¿Qué quieren hacer hoy? Tenemos algunas horas libres antes del horario límite-dijo Pepper luego de acabarse su jugo de calabaza.

-Creo que hoy no hay entrenamiento, puedo hacer algo con ustedes- esa misma mañana Matt había entrado al equipo de Quidditch, lo que lo mantenía sumamente contento.

- De hecho, escuché a Perkins y a su clan hablar sobre unos alumnos de primero. No creo que estuvieran planeando nada divertido para ellos- recitó Aaron.

Acordaron seguir al grupo de Karina hacia donde fueran para averiguar si realmente estaban tramando algo gordo. Era lo que ellos hacían, enmendar los problemas que causaran. No para llamar la atención ni hacerse los héroes, lo hacen discretamente sin que nadie se enterara de lo que estaban haciendo.

Esta vez sí que se les complicaría, al seguir a escondidas a Karina y su grupo de amigas, las descubrieron arrojando a unos chicos al lago. Se les burlaban desde fuera y no los dejaban salir "ahora son comida del calamar gigante". Los niños estaban aterrorizados, tenían los ojos como platos y lloriqueaban mientras intentaban escapar.

Matt se arremangó las mangas de la camisa y con la varita en mano empezó a caminar hacia donde se encontraba el lío, su melliza lo paró con el brazo.

-No, nos van a castigar otra vez. Esta vez no tenemos que dejar que nos vean tenemos que buscar un lugar donde escondernos.

No habían muchos lugares para elegir pero había un árbol que les podría llegar a servir. Se treparon a él los cuatro, como tenía las ramas y el tronco grueso, los resistía perfectamente.

-¿Qué hechizo usamos?- preguntó Pepper ansiosa.

Luego de mover unas cuantas hojas que se interponían en su trayectoria, Matt exclamó por lo bajo -Immobulus- su encantamiento da con una chica alta que estaba a la derecha de Karina, quien ni siquiera se da cuenta de que su amiga se congeló por estar tan entretenida empujando a los alumnos de primero.

Aaron se paró sobre una rama y desde lo alto lanzó un hechizo que dejó petrificada a una segunda chica del grupo. Pero esta perdió el equilibrio y cayó de espaldas.

-Oh oh-susurró Callie.

El grupito de chicas empezó a alborotarse, miraban para todos lados y no lograban ver a nadie.

Era divertido estar allá arriba sin que nadie los pudiera ver, estaban todos juntos sonriendo y aguantándose la risa. Aaron empezó a bajar de la rama a la que se había trepado, Callie se corrió para darle espacio en su rama. Su pie soltó el árbol y se apoyó sobre un líquido pegajoso y resbaladizo, en menos de un segundo se encontraba en la tierra con un dolor fuerte en la espalda. No pudo evitar lanzar un quejido, que atrajo la atención de gente... indeseada.

Slytherpuff, querer o amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora