Capítulo 4.

373 32 3
                                    

Era el segundo día de clases de los alumnos de tercer año. Pasillos abarrotados, fantasmas levitando por doquier y ruidosas voces sucumbían el castillo.

Era una mañana nublada, el sol, completamente tapado por las nubes, dejaba que una tenue luz grisácea se escabullera por las ventanas de la sala común de Hufflepuff.

Callie ojeaba "El monstruoso libro de los monstruos", mientras tomaba té acompañada por Pepper.

-Vamos, cuéntame más!-suplicaba su amiga- ¿Llegaron a la fase tres?

-¿Fase tres?- Con cada día que pasaba, su amiga estaba cada vez más difícil de entender.

-Claro, ¿Se besaron?

Callie dio tal respingo que derramó su bebida sobre su libro, empapando las hojas. Fulminó con la mirada a la chica que tenía al lado.

-Somos amigos solamente, es más ni siquiera se si lo somos, osea, eso creo.- Callie jugueteaba con sus pulgares - Porque si por mi fuera lo seríamos pero no se si el me quiere o no...

-Call, Call, Call -Pepper se levantó del montón de almohadones y caminó alrededor de su amiga.- ¡Por las medias de Merlín, te gusta! Yo lo sabía, por el brillo en tus ojos cuando hablas de él.- se acercó y le apretujó los cachetes.

Callie logró escapársele segundos antes de que la rubia lograra arrancarle los cachetes de la cara. Con su libro mojado bajo el brazo, se internó con rapidez en el pasadizo de salida de la sala común. Tenía que encontrar una forma de secar su libro.

Se decidió por ir al patio, el cual albergaba alumnos que salían de desayunar en manadas. Se alejó un poco de las multitudes, no porque le molestaran sino porque no quería ser vista intentando secar un libro-monstruo que intentaba comerse sus dedos.

Callie se esmeró en trepar unos centímetros de un haya con pocas hojas cerca del lago. Posicionó su libro en una rama bastante alta, para que el viento hiciera su trabajo. La vista desde arriba del árbol era preciosa. Grupos de estudiantes risueños ondulaban sus túnicas de acá para allá, hablaban y reían entre ellos. Desde allí podría contar todas y cada una de las corbatas, las rojas cerca del césped, las azules al lado del reloj, las amarillas intrusas entre los otros colores y las verdes que caminaban hacia ella. Pausa, ¿Hacia ella?

-Ay niña, ya sabemos que eres fea no necesitas esconderte en un árbol para que no te veamos.- recitó una voz aguda por debajo de la Hufflepuff.

Siempre era lo mismo, en cada momento tranquilo que tenía, Karina se las arreglaba para molestarla. Intentaba ignorarla para que se fuera, pero nunca lo hacía.

Agarró su libro y comenzó su descenso del árbol.

Mientras más rápido se alejara, mejor. Al pisar tierra, se dio cuenta de que no solo estaba el grupito de seguidoras de Karina, sino que unos metros más lejos estaba otro grupo de Slytherins varones que las observaban y susurraban.

- La verdad es que me das pena, por más de ser sangre limpia eres de la casa de los restos y tus amigos tienen su sangre contaminada por sangre muggle. Si yo fuera tú ya me habría tirado al Lago Negro para que me coma el calamar gigante.- la miraba de arriba a abajo con cara de desagrado.

-Déjame en paz- rogó Callie con lágrimas en los ojos.

Apartó a una chica menuda con pelo brilloso para poder alejarse, pero una mano la retuvo por el brazo.

- ¿A dónde vas tan rápido? Juguemos un rato Jones- Karina la empujaba cada vez con más fuerza, de los costados y por atrás.-Te crees muy linda y tierna al hablar con muchos chicos ¿Eh? Para mí no eres más que una inútil, para lo único que sirves es para ocupar espacio- Con un último movimiento brusco la tiró al suelo húmedo, no pudo evitar que cayeran sus lagrimas.

Slytherpuff, querer o amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora