Dinastía Artáxida

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P R E F A C I O




55a. C.



En el inicio de las vidas.

Se hacían las palabras, las palabras que alargarían su alma sin vida. Las palabras eran torpes y apresuradas, apenas entendibles.  La princesa Ariazate, única hija mujer de la única hija mujer, hermana de dos varones.
Risueña en ratos, adormilada casi siempre, y enamorada todas las horas de su vida.
Testaruda cuando lo creía necesario, retadora cuando creía ser lo correcto, y suicida sin pensarlo.



—Pero padre, necesito salir a darle de comer a esos pobrecillos niños desamparados.

—Eres la hija del Rey, no tienes porqué mezclarte con gente como esa.

—Padre, no entiendes que...

—¿Mi única hija hoza de cuestionar mi palabra? No eres varón para retarme de esa manera. Toma tu lugar en éste reino.

—Sí, padre...

Aquel día, se le había formado un sentimiento no antes sentido, uno de responsabilidad que no quería cargar.
Tendría que pertenecerle a un varón, quien tomaría el lugar de su padre si sus hermanos no lo tomaban antes. Tendría que convertiste en una mujer completa al tener hijos, siendo reina, o siendo princesa aún.

Ariazate quería escoger a quien pertenecerle, no quería que decidieran por ella.

Pero no lo logró.

Aquella noche se le presentó quien la desposaría. Un hombre con 29 años mayor que ella, con una esposa muerta por la hambruna, sin una sola tierra, pero buen amigo del Rey.

Su padre falleció, sus hermanos murieron por defender el trono, la madre preñada por un desconocido, muerta con el ser dentro de ella y sangre entre sus piernas. Ariazate quedó sola, su esposo, tras la coronación, la tomó como suya noche tras noche hasta que le diera un heredero de su sangre. Brindis tras brindis, algún hombre ajeno de la ahora Reina, subía a su torre para tomarla a la fuerza. De aquellos hombres nacieron 7 varones, de diferentes edades, de diferentes pieles, de diferentes rasgos, y de diferente sangre. Un solo varón hijo del Rey, Orodes I, único heredero por la viva imagen del padre, tomándolo como hijo legítimo.

Antes de la noche trágica, Ariazate salió por última vez con su amado, caminando por el arroyo, fue vista por un guardia real, quien dio aviso al Rey.
Sus acciones y amor llevaron a la horca a ambos.

Aquel primer amor de la Reina, fue asesinado colgándolo en el árbol donde alguna vez se juraron amor eterno. Ariazate sería colgada en el mismo árbol, hubiera sucedido como estaba planeado si ella misma no lo hubiera hecho antes.

Mi dulce amor, lamento mucho tu muerte, he estado perdida esperando la mía. Sé que mi Rey me condenará a la misma muerte, y por respeto a él, no me arrojaran viseras de animal. Pero no puedo esperar morir frente al pueblo, yo, hija de Tigran el Grande II, llevaré mi cabeza en alto, porque sé que no he cometido ningún error en amarte sobre todas las cosas, sé, que como hija de Tigran el Grande II, el gran Rey sin igual, no moriré a manos de otros.

Sé que nací en una época que no me correspondía nacer, mis pensamientos no los podía compartir, y cuando te encontré, me sentí acompañada en esta vida, se sentía como haberte visto antes; tu olor a heno me parecía familiar, tus cabellos negros como la noche, y tus ojos no antes visto por el pueblo, tus manos trabajadoras me llenaban de orgullo, tu forma de hablarme de las maravillas que habías visto con tu padre el viajero, todo de ti me cegó, me hacías sentir viva, y aunque ya no te vea en ésta vida, juro ante el universo y aquellas fuerzas que nos proveen el alimento, que no morirás en mi memoria, que tu alma no se irá hasta que la mía vaya contigo, juro con fuerza, que nos volveremos a encontrar, juro, como las brujas que juran embrujos, juro por mi nombre Ariazate, hija del gran Rey Tigran el Grande II, que os haré compañía hasta que nuestras almas vivan sus trece vidas.


Fragmento carta de Ariazate justo antes de cometer suicidio,
caligrafía corrida.

No moriría a manos de otros.








Bueeno. Solo les puedo decir que no se dejen llevar por esta primera impresión. Porque sé que algunas personas desertaran apenas hayan acabado ésto. No se dejen llevar;)

LOS HERMANOS SARKISSIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora