7. Gustabo

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Fred se quedó mirando su teléfono. Había quedado en que Calavera le llamaría aquella misma tarde. Con el primer toque Fred contestó. La voz de Calavera, profunda y distorsionada se escuchó a través del altavoz.

- ¿Tienes algo para mi? - le preguntó. Fred había aprendido a notar los sentimientos de Calavera, estaba ansioso. 

- Aún no - contestó Fred - Hoy voy a hacer la segunda incursión a su casa.

- Necesito resultados pronto Fred... - su voz tenia un tono amenazante. Fred sabia de lo que era capaz Calavera y sabia muy bien como calmarle.

- Pronto, te lo prometo - Calavera murmuró algo que no se entendió en el teléfono y colgó. Fred suspiró dejando el teléfono encima de la mesa.

Su plan se tenia que acelerar un poco. Aquella misma noche tenia que infiltrarse dentro de la casa de Conway y averiguar algo más del hombre. Tenia que darle algo de información a Calavera o se vería en una situación difícil.

Se asomó por su ventana y observó las de la casa de Conway. No parecía haber nadie. Fred miró su reloj, a esas horas Conway debía estar en comisaria pero no podía estar completamente seguro. Se colocó una sudadera negra y unos vaqueros. Se recogió el cabello blanco en una coleta y se puso encima una gorra. Después se tapó los ojos con unas gafas de sol y salió a la calle.

Decidió pasear por la acera de enfrente de la casa de Conway. Tenía las ventanas cerradas y las cortinas echadas. La noche anterior Conway no había dormido en casa, lo que no resultaba extraño. Quizás había pasado la noche en comisaría, pero no lo sabía porque no le gustaba acercarse demasiado a ella por las cámaras. Si alguna de ellas grababa una imagen suya y Calavera se enteraba podría desatarse el mismísimo infierno.

Encontró un pequeño banco debajo de unos árboles a la sombra y tapado por unos arbustos desde donde se veía perfectamente la puerta de entrada de la casa. Se sentó sacando su móvil. Eran las 14 del mediodía, si en una hora Conway no aparecía entraría en la casa por la puerta de atrás.

Le llegó un mensaje al móvil. Un integrante de su grupo que estaba infiltrado dentro del taller de mecánicos, donde la policía arreglaba los coches le había conseguido las matriculas de algunos integrantes de la policía y había conseguido poner un pequeño gps en un patrulla. Sonriendo le mando un mensaje de confirmación a su compañero y  se quedó más calmado. Ya tenía algo para darle a Calavera. La sensación de angustia se le pasó y pudo respirar por fin. Miró la hora, las 14:30. Hora de entrar en la casa. 

Con cuidado caminó hacia la parte trasera e intentó abrir la puerta. Esta estaba cerrada con llave. Conway había tenido más cuidado esta vez. Sacó un llavero de su bolsillo donde llevaba unas ganzúas y con rapidez abrió la puerta fácilmente.

De la cocina y el comedor pasó porque ya los había visto en su última visita. Como una sombra accedió a la habitación del hombre.
Decorada con colores neutros, paredes blancas y muebles negros. La cama en el centro de la habitación, una cama enorme de sábanas negras, impoluta, sin una arruga. La ventana de la derecha tapada con cortinas blancas y a la izquierda un armario y una cómoda.
Paseó con cuidado por la habitación, pasó la mano por la pared decidiendo que mirar primero si la cama y las mesitas de noche o el armario.
Se decidió por la cama. Las sábanas eran suaves y a Fred le dieron unas ganas enormes de tumbarse en ellas, pero no podía, estaba demasiado bien echa. Sin embargo cogió la almohada y se la coloco en la cara aspirando. Olía al hombre, una mezcla de tabaco y whisky que hizo que se le revolviera algo por dentro.
De pronto un gran dolor de cabeza le hizo cogerse la frente con las manos y soltar la almohada. Mareado se levantó de la cama.
Debía mirar el armario. Avanzó por la habitación aún cogiéndose la cabeza y abrió las puertas.

Hazme Recordar ~ INTENDENTEPLAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora