1. Perdiendo la esperanza

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La furgoneta negra les cortó el paso, dejando el coche de policía sin escapatoria. Varios hombres vestidos de negro y armados salieron de la furgoneta sin dejarles margen de movimiento. Horacio miró a Gustabo, estaba asustado. Gustabo quería llamar por radio pero si bajaba las manos les dispararían.

Apuntándoles les hicieron bajar del coche, les pusieron capuchas negras en la cabeza y los metieron dentro de la furgoneta entre gritos. Pese a estar atado Gustabo se acercó a Horacio y le susurró que todo iba a ir bien.

Gustabo sabía que habían pasado un par de horas desde el secuestro. Le habían separado de Horacio y estaba muy preocupado. Le podían hacer cualquier cosa a el pero a su hermano no. Mas les valía que estuviera vivo porque si no mataría a todos los de aquella mafia con sus propias manos.

Le cogieron con fuerza y lo metieron en lo que parecía un coche. Nadie hablaba y tenía la sensación de que si hacía alguna broma de las suyas le caería una buena hostia. Decidió quedarse callado a ver que escuchaba. Pero esos hijos de puta no soltaron nada, ninguna pista de hacia donde se dirigían, ni un nombre. Aquella mafia estaba bien organizada.

Lo dejaron sentado en una especie de silla y de golpe le quitaron la capucha negra. Cerro los ojos con fuerza, le molestaba la luz. Cuando se acostumbró a ella vio a una figura vestida de negro con una máscara de una calavera. Mierda, les había secuestrado el hombre que mató a Torrente. El hombre se acercó a la silla, Gustabo sabía que estaba sonriendo bajo la máscara.

- Hola Gustabo, hacía tiempo que no te veía – le saludó tranquilo. Eso puso de los nervios a Gustabo, no le gustaba nada ese tono de voz.

- Pues menos mal calaverita ¿Me echabas de menos? – lo único que podía hacer era ponerle de los nervios con su humor de mierda.

- Veo que no has perdido el humor...pero ya lo perderás... tranquilo – amenazó mientras se alejaba.

- ¡Más quisieras cerdo! – gritó Gustabo mientras intentaba mirar a su alrededor de forma desesperada, buscando una salida o un indicio que le dijera donde se encontraba. Pero de golpe todo se volvió oscuro, le habían puesto otra vez la capucha en la cabeza.

Pasaron un par de días y Gustabo no sabía nada de Horacio, ni de Conway, ni de la malla. Paliza tras paliza. Tortura tras tortura. Gustabo aguantaba con la esperanza de que Horacio estuviera vivo y de que Conway lo encontrara. Estaba comenzando a cansarse pero la esperanza era lo que le hacia aguantar. El recuerdo de la frase de su hermano le hacia aguantar las torturas. Había intentado varias veces intentar manipular a alguno de los guardias, pero había sido imposible. Solo le quedaba aguantar todo el tiempo que pudiera.

 "La mala hierba nunca muere" se dijo a si mismo mientras sonreía.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero casi había perdido toda esperanza de que le encontraran. Por culpa de las torturas había perdido varios dedos de los pies. Lo peor eran las sesiones del capullo de Jimmy (así le había puesto de nombre al hombre que le torturaba porque el imbécil no hablaba) tenía preferencia por la electricidad y por ello tenía la parte del hombro izquierdo quemada. No sentía casi nada y eso le asustaba un poco pero aun aguantaba. Había adelgazado bastantes kilos, se le notaban las costillas y había perdido casi toda la masa muscular que tenía. La dieta del zulo era una mierda.

"He perdido esos kilos que me sobraban, ahora estoy perfecto...Listo para la pasarela" se decía a si mismo para animarse, pero poco a poco le iba haciendo menos gracia. 

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¡Hola!

Espero que os haya gustado esta primera parte. Es un poco corta porque quería introducir  la historia y luego ya ir al meollo.

Dejadme comentarios de lo que opinais o que esperáis que pase. Yo los iré leyendo y contestandolos.

¡Muchas gracias por leerlo! Os espero en el próximo capítulo❤

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