10. Tempestad

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Conway sabía que iba a aparecer, estaba preparado. Había bajado a la cafetería a "tomarse un café". Y había dejado su pistola escondida al lado de la cafetera, con cuidado se había colocado de espaldas a propósito, esperando. 

Esperaba que Volkov hubiera seguido sus instrucciones y estuviera escondido en cualquier parte de la comisaria. Y si pasaba algo, esperaba que no apareciera ningún alumno. Esto era entre el sujeto y él. Le iba a sacar la información sobre Calavera, aunque tuviera que torturarle... 

Escuchó unos pasos, muy leves, casi en silencio el sujeto se movió detrás suya. Con naturalidad Conway agarró la pistola y se giró rápidamente apuntando al sujeto.
Era el mismo hombre, vestido de negro, llevaba la cara tapada con una máscara y le estaba apuntando también con su arma. Parecía sorprendido por haber sido descubierto, pero Conway lo vio en sus ojos, sabía que le había tendido una trampa.

Esos ojos... ¿de dónde coño le sonaban?

- Creías que me ibas a pillar ¿eh crack? - le preguntó con sorna Conway.
El hombre parecía muy tranquilo pese haber sido descubierto. ¿Tendría un as en la manga?

- Me sorprendes cada día más Conway... - le dijo, su voz era áspera, pero le seguía sonando de algo. El sujeto sabía que en una pelea cuerpo a cuerpo con el hombre podía ganarle con facilidad. Aunque le hubiera pillado aun tenía las de ganar. 

- Quítate la máscara- le ordenó, pero el sujeto hizo caso omiso a sus palabras y comenzó a andar rodeando a Conway. Conway le siguió los pasos para estar todo el rato frente a él. 

- Más quisieras, ríndete, no hay nadie en comisaría - comenzó a reirse - Estas solo...Tu mismo te has vendido. 

- ¿Estás seguro de eso? - de pronto de la puerta apareció Volkov con un arma apuntando al sujeto.

- ¡Tira el arma al suelo! -le gritó el ruso. Fred al verse superado en número comenzó a ponerse nervioso. No podía perder así, pero tampoco quería morir. Levantó las manos lentamente en símbolo de rendición y tiró su arma al suelo en medio de la habitación.

- Ahora veremos quién eres... Espósalo Volkov - ordenó Conway que aún no había soltado su arma. Le había parecido demasiado fácil.  El sujeto se dejó esposar y Volkov lo arrodilló en medio de la sala.

- No sabéis lo que estáis haciendo... Vais a morir todos - dijo el sujeto, nervioso. De pronto comenzó a reírse como un loco. 

Conway estaba harto ya, se acercó y tiró de la capucha hacia atrás. Después cogió la máscara y se la quitó por encima de la cabeza. Cuando vio su cara se quedó parado, en shock. No podía ser, debía de ser una broma de mal gusto. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza y las manos le empezaron a temblar.

- No puede ser... - murmuró Conway alejándose unos pasos. 

- ¿Gustabo? - preguntó Volkov igual de sorprendido. Entonces Fred miró a Conway a los ojos y con la mirada totalmente vacía giró la cabeza con curiosidad.

- ¿Quién coño es Gustabo? - Conway se quedó paralizado. Esa expresión no podía ser actuada. Por un momento su mente le había jugado una mala pasada y se había alegrado de que el hombre estuviera allí, vivo. Su corazón había dado un vuelco. Pero entonces se dio cuenta de algo. 

- ¿Gustabo que coño haces? - le volvió a preguntar Volkov. Apuntándole con el arma, Conway se dio cuenta de que el ruso estaba nervioso. 

- ¡Que no me llamo Gustabo joder! - gritó Fred. El dolor de cabeza había vuelto otra vez y con mucha fuerza. Se agachó hasta que su cabeza tocó el suelo y gritó de dolor.

- ¿Qué le pasa? - preguntó Volkov preocupado. Conway se guardó el arma y se agachó frente a Fred. 

- ¡No! ¡Juro que no se nada! - gritó Gustabo - ¡Conway por favor! ¡AYUDA! - sus gritos eran terribles. Su cabeza comenzó a golpear el suelo y cada vez más fuerte, comenzando a hacerse sangre. Conway se la sujetó para que no se hiciera más daño e hizo que le mirara a los ojos. 

- Jack... estas aquí... - sus ojos esta vez estaban centrados, llenos de lágrimas y Conway se dio cuenta de que ahora sí que era Gustabo - Has venido a salvarme... - murmuró apoyando su cabeza en el pecho el hombre. 

Volkov miró a Conway con preocupación, nadie entendía nada. Pero Conway había empezado a sospechar que podía haberle pasado en esos años.

Con rapidez, le levantó la camiseta observando las cicatrices de su torso y sus brazos. Con fuerza le apartó el cabello de la cara y vio las marcas puntiagudas en las sienes y las cicatrices blancas y supo lo que había pasado.

Gustabo al notar unas manos sobre su cuerpo comenzó a gritar e intentó apartarse. Cada vez gritaba más y había comenzado a llorar desgarradamente. Pero de pronto se quedó callado de golpe, aun con lágrimas en los ojos murmuró el nombre de Horacio y se desmayó en el suelo.

Conway miró a Volkov, este le devolvió la mirada. Los dos sabían que le estaba ocurriendo a Gustabo. Con cuidado Conway cogió en brazos el cuerpo muerto de Gustabo y lo cargó. 

- Me lo llevo, que no se entere nadie, ni siquiera Horacio - ordenó Conway. 

- ¡Espere! Ahora mismo es muy peligroso, podría intentar matarle en cualquier momento - le dijo Volkov agarrándole del brazo para pararlo.

- ¿Y qué hacemos con él? -preguntó Conway cabreado. 

- Llevarlo al psiquiátrico del hospital, ellos sabrán que hacer -le contestó, Conway negó con la cabeza.

- Ya lo dejamos tirado una vez, se lo debemos -murmuró el hombre mirando la cara de Gustabo. 

- ¿Y qué va a hacer con él? -Volkov se cruzó de brazos sin entender al hombre. Gustabo ahora era muy peligroso, impredecible. No podían fiarse 

- Llevarlo a mi casa y averiguar qué coño le pasó - contestó Conway decidido - Te dejo al mando en comisaría.

Y con aquellas palabras salió del edificio, cargando el cuerpo de Gustabo. Metiéndole en su coche y conduciendo hacia su casa. 



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¡Buenas! Otro capítulo más, que es el que desenlaza la historia. ¡Por fin se ha descubierto Gustabo y lo ha visto Conway! Madre mía lo que se viene a partir de aquí...

Espero que os haya gustado y como siempre espero vuestros likes y vuestros comentarios. 

¡Un saludo!

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