9. La calma antes de la...

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Conway avanzó por comisaria. En la entrada había varias personas pidiendo poner denuncias a las 00.30 de la madrugada. Conway puso los ojos en blanco mientras pasaba de la muchedumbre y subía las escaleras hacia su despacho, lejos de todo el barullo.
Cuando entró al despacho la sensación de extrañez invadió su cuerpo. Igual que en su casa, miró a su alrededor y ya con la mosca detrás de la oreja decidió mirar en cualquier rincón del despacho. Una vez es accidente, dos es coincidencia, pero una tercera vez... Algo pasaba de verdad y su cuerpo se lo estaba intentando decir. 

Buscó por todos los rincones hasta que lo encontró, un pequeño micrófono escondido. Sin delatarse lo volvió a dejar donde estaba, pensando en que podía hacer. Gracias a ese pequeño micrófono podía pillar al topo que había dentro de la policía. La cuestión era si quería hacerlo ahora mismo o esperar. 

Lo primero que hizo fue sentarse en su silla y abrir el ordenador. Si alguien había entrado a su despacho es que había conseguido entrar a comisaria sin ser visto. Abrió las cámaras y comenzó a revisarlas. No encontraba nada, solo las tonterías de algún novato en los vestuarios y en los pasillos. Pero de pronto lo vio, no se estaba fijando en quien debería.

Había un hombre vestido de personal de limpieza, alto y de complexión atlética. No se le veía bien la cara porque iba con una gorra y Conway notó que sabía dónde estaban las cámaras y sabia como ocultar su rostro.

Apretó los puños con fuerza. Lo había tenido en SU comisaria, lo había tenido en la palma de su mano y se le había escapado. 

Con esa información le mandó un mensaje a Volkov para reunirse con él en una ubicación y salió de comisaria con su coche a toda velocidad.
Aparcó el coche al lado de un árbol y bajó, encendiéndose un cigarro se quitó la chaqueta del traje por si acaso llevaba algo en ella y revisó su atuendo, después comenzó a andar hasta que llegó a una zona boscosa donde nadie los vería. Volkov ya le estaba esperando.

- ¿Que ocurre señor? - le preguntó Volkov nada más verle. Conway le hizo una señal con la mano y se quedó mirando a su alrededor por si acaso le habían seguido. Pasaron unos minutos y Conway pareció relajarse. 

- Había un micro en mi despacho - Volkov abrió sus ojos grises con incredulidad - Y en las cámaras se ve a un sujeto entrando en mi comisaria, sin que nadie se dé cuenta. 

- ¿Quién es el sujeto? - Conway le pasó el móvil donde tenía las imágenes de las cámaras - Mierda, no se le ve la cara. 

- Sabía dónde ponerse y como ocultarse - contestó el hombre apagando el cigarro con fuerza contra el suelo - Hay que pillar a ese capullo. 

- Lo tenemos fácil, el mismo se ha delatado... ¿Está seguro que es alguien de comisaria? - preguntó Volkov mirando las imágenes, ampliando en la figura. 

- No lo sé... Pero podría serlo porque parece saberse cada puto rincón de comisaria. 

- Hay que tenderle una trampa, lo quiero vivo, quiero interrogarle - dijo Conway y Volkov asintió. 

Fred se dejó caer en la cama. Llevaba varios días escuchando a Conway dar órdenes a sus subordinados a diestro y siniestro, pero no había conseguido nada. Y estaba cansado, muy cansado, no había dormido en esos días y el dolor de cabeza era muy fuerte y continuo. Suspirando miró el reloj, la una de la madrugada y ese hombre aún seguía en su despacho. ¿No dormía nunca?

Un sentimiento de preocupación le invadió ¿Preocupación por Conway? ¿En qué coño estaba pensando? Se frotó los ojos y cuando estaba a punto de quitarse los cascos escuchó a alguien entrar en el despacho del hombre. 

> Super intendente, hay varias personas abajo que quieren realizar sus denuncias frente a usted 

Escuchó como Conway suspiraba y se levantaba de la silla haciendo mucho ruido. Parecía cabreado. 

> Vas a mandar a todos esos subnormales a la mierda. ¿Queda claro? Y no quiero a nadie en la puta comisaria, que estoy hasta los cojones de que no dejéis trabajar - ordenó muy seriamente. 

> Pero señor, no podemos...

> ¡Quiero a toda la malla patrullando, dilo por radio! ¡Me da igual que trabajéis u os vayáis a hacer unas pajas en grupo, pero dejadme tranquilo! - gritó mientras volvía a sentarse en la silla. 

Fred se quedó parado y con los ojos abiertos. Si toda la malla se iba de comisaria menos Conway él podría colarse y llevárselo ante Calavera. Tendría el trabajo echo en un segundo. Sin saberlo, Conway había vendido su propia cabeza. 

Se levantó corriendo y se vistió con un chándal negro. Se colocó una máscara negra que le tapaba la nariz y la boca y solo dejaba sus ojos al descubierto. Después guardó su pistola en la pistolera que se había colocado dentro de la chaqueta del chándal y guardó bridas y cinta en una mochila. Estaba preparado para la acción. 

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¡Hola!

Ha pasado bastante tiempo, pero os traigo un nuevo capítulo que es la calma antes de la tempestad. El próximo capitulo será el desenlace de la historia así que estad preparados. 

Os doy las gracias porque la historia va muy bien y la está leyendo bastante gente y comentando también. Así que muchas gracias <3

¡Un saludo y nos vemos en el próximo capitulo!

Hazme Recordar ~ INTENDENTEPLAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora