Capitulo 6 🤴🏼

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Jimin suspiró cuando escuchó el antro tras él.

Extrañamente cuando Jungkook mencionó antes que posiblemente era su compañero, no sonó tan mal. Sin embargo, realmente la propuesta de Tae fue importante y angustiante. Con el magnífico Jungkook podía imaginar una buena vida tranquila, viviendo cómodamente, mientras negociaba la paz intergaláctica lejos de su padre, pero le pareció que Tae no era un tipo que aceptara la persuasión, y hacía las cosas a su manera, tercamente. No era el tipo de hombre que pudiera envolver en su dedo. 

Ambos hombres le tiraban en direcciones diferentes, pero tal vez era mejor no tener ningún compañero que uno que no fuera su pareja ideal. Tendría que preguntar a Frest. 

El hecho de que fuera requerido por las normas de apareamiento alivió algo su culpabilidad, pero rompió su habitual política de solo un hombre a la vez. Extraño, generalmente no se sentía atraído por sus conquistas. Riéndose de su propia idiotez, Jimin se dirigió por la calle desierta hacia el castillo. Por lo menos pensó que iba hacia el castillo. Las curvadas carreteras y las señales al azar le hacían darse la vuelta. Las calles no eran como el patrón familiar cuadriculado de su casa. 

Un grito estridente quebró la atención de Jimin hacia un callejón lateral. Escuchando los burlones gritos contra los edificios a ambos lados. 

—Mira como corre. 

—Estúpida criatura. 

—Tírale otra piedra. 

Oyó otro grito. El sonido de terror le envió escalofríos por su columna. 

Jimin corrió hacia los gritos. El metal de las suelas de sus botas resonaba contra el hormigón cuando se acercó. Doblando una esquina vio a tres niños tirando piedras a una pequeña criatura negra que flotaba en un extremo del callejón. Volvió a gritar cuando una piedra voló cerca de su cabeza. 

—Dejad de hacer eso ahora. —Gritó él. Su corazón se desgarraba por los lastimeros gritos del animal. 

Los tres muchachos se dieron la vuelta. Todos tenían el pelo castaño y mugriento, con caras de viejo, ojos pícaros que no tenían miedo de los adultos. Por supuesto, no era mucho más alto que él más alto de ellos, pero parecían adolescentes, demasiado jóvenes para tener esos ojos de viejo. 

Uno de los muchachos se pavoneó por delante con una sonrisa dura. 

—¿Qué vas a hacer al respecto, señor?
Jimin hizo un movimiento que su instructor le mostró hacía mucho tiempo.  Dio un paso a un lado, cambió su peso Jimin pasó por debajo del puñetazo que lanzó el chico y volcó su cara primero a la pared de ladrillo. El adolescente gritó de dolor, cuando Jimin se volcó contra él, el rostro delgado del niño era blanco de terror y los trozos de ladrillo estaban incrustados en su piel. 

Mientras que la memoria de la paliza estaba aún fresca Jimin estableció la ley. 

—Voy a dejar que te vayas pero llévate a tus pequeños amigos contigo cuando te vayas, ¿me entiendes?

—S… Sí se…señor. —Dijo el líder con voz temblorosa. 

Jimin se apartó del chico y se movió para que pudieran escapar. Los tres comenzaron a moverse hacia la salida del callejón. 

—Es un movimiento impresionante señor. —Dijo el mayor con un respetuoso tono—. Yo y mis chicos nos iremos ahora. 

Oyó un susurró de los demás. 

—No os veo moveros. 
Jimin los observaba, a sabiendas que un único encuentro no les mantendría en el buen camino. 

—Voy a mantener un ojo en vosotros tres. No me hagáis tener que volver a hablar con vosotros otra vez. 

Drakon¹ KM_VMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora