Capitulo 11 🤴🏼⚔🗡

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Jimin salió de la habitación de la suite de Tae. Los últimos días, había pasado las noches de la sala de Tae a la de Jungkook a pesar que todos terminaban durmiendo en la misma cama antes de que la noche terminara. Era algo territorial entre los dos dragonkin. Jiminj se sintió tentado a eliminar algunos muros y crear una suite nueva. 

Hizo una nota para hablar con ellos más tarde. 

Mirando a su alrededor, vio una docena de guardias alineados en la sala. 

—¿Sabéis donde fue Tae?
El flaco alto asintió con la cabeza y señaló hacia la izquierda. 

—Tenía una reunión. 
Excelente. Jimin no podía dejar la sonrisa de su rostro, a pesar que no lo tenía muy claro. 

—¿Y Jungkook? 
Una vez más el flaco alto contestó. 

—Lo vi seguir a  Tae. 

—Perfecto. 

Con una sonrisa Jimin se dirigió hacia afuera, solo para ser parado por una larga mano en su hombro. 
Se apartó. 

—No me toques. —Gruñó Jimin. 
Desde el apareamiento, se sentía mal si los demás, los que no eran sus compañeros, tenían contacto físico con él. 

El soldado levantó las manos, mirando con recelo a Jimin. 

—Me preguntaba por qué te importaba a donde fueron.  

—Bueno… Jungkook dijo que si vagaba sin una escolta me iba a atar y golpear mi culo, y Tae estuvo de acuerdo, pero ya que ambos me abandonaron, y me dejaron por mis propios medios, voy a explorar. Solo tengo una semana antes de la ceremonia de las rosas, y mis regalos de apareamiento no están listos. 

—Iremos contigo. —La voz del hombre era tan dura como sus ojos castaños. 

—Olvídalo. No necesito niñera. Solo voy al mercado para encontrar los regalos para mis compañeros. 

—No voy a informar al Rey que te dejé sin escolta. Soy Revyn y estos hombres son Mal y Trius. Seremos tu escolta. 
Jimin se hinchó de ira. 

—Dudo que necesite mucha escolta. —¿Realmente pensaban que iba a largarse con mercancía real?

Los tres guardias lo siguieron. Suspirando, Jimin los ignoró. 

Los suaves muros del castillo eran como un laberinto sin fin. Estaba a punto de preguntar las direcciones cuando vio un claro y fue hacia allí.  Colores. Los colores brillantes eran casi cegadores en comparación con los colores fríos del castillo. Sonriendo, Jimin se zambulló en la multitud, confiando en que los guardias podrían seguirle, o no. 

Era importante que siguiera las tradiciones, especialmente con su madre mirando. En la cultura de su madre, uno siempre necesitaba tres cosas para su apareamiento, una manta para entrar en calor y mostrar preocupación por su comodidad, un arma para mostrar la confianza en su capacidad para proteger a la familia, y una pieza de joyería para demostrar que era apreciado. 

Los vendedores le llamaron desde la barrera. Un vendedor ambulante de mantas le mostraba franjas brillantes de tejidos con diseños intrincados. Perfecta. Con un destello y una mirada hacia los guardias, Jimin entró en la cabina. 

—¿Le interesa algo señor? —Le preguntó un hombre de piel oscura con un cegador brillo de dientes blancos. Con ojos astutos, examinaba la ropa de Jimin. 

Jimin sonrió de nuevo. Podía permitirse cualquier precio, ¿pero que había de divertido en eso?

Fingiendo indiferencia, Jimin miró por encima de las mercancías, pensando en sus amantes. Recordando el lujo de las cámaras de Jungkook, eligió una manta roja con un exquisito dragón en negro. El material tenía un sensual tacto que le recordaba a su apasionante amante, y el dragón le recordaba a Preciosa. Encontró una en color plata, de nuevo con un dragón negro, que le recordaba a Tae. 

Drakon¹ KM_VMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora