XX

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Luego de almorzar, llenamos nuestras botellas con agua filtrada de un arroyo cercano y volvemos al sendero. El terreno es más rocoso que antes, lo cual es una porquería, porque a la hora de caminar ya me siento cansada y tropiezo todo el tiempo con piedras sueltas que se deslizan por el suelo arenoso. Es como tratar de evitar mil minas terrestres. Estoy pensando que un par de botas para senderismo hubieran resultado más aptas en esta situación.

-No queda mucho -me anima Jungkook después de que tropiezo y me caigo.

Me parece que no puedo hacerlo. Realmente no lo creo. El sol está bajo y hemos estado caminando durante horas. Esto a una piedra resbalosa más de olvidarme de mi orgullo y rogarle que hagamos otra parada, cuando superamos una colina y encontramos un sendero que se aparta del sendero principal . Alzo la vista, tengo la respiración agitada, y me sorprende descubrir una enorme montaña de granito al final de un llano.

-Hemos llegado -exclama Jungkook entusiasmado, y señala en dirección al sendero más pequeño-. Un de las entradas a la cueva debería estar al final de ese sendero.

-Ay, Dios mío. Pensé que no íbamos a llegar nunca -digo, y siento un impulso de energía renovada  mientras nos dirigimos al sendero. Ayuda que el terreno sea plano-. No siento los pies. ¿Debería preocuparme?

-No. Disfruta no sentir nada -afirma Jungkook-. Más tarde, cuando te duelan tanto que me suplicarás que te los corte, recordarás este instante con nostalgia. Ah, mira. ¿Ves?

Lo veo. Una boca negra que conduce al interior de la montaña gris. Y cuando cruzamos el llano y nos acercamos, me sorprende cuán grande es. El sendero termina. Sin advertencias. Ni letreros.

-Pensé que me habías dicho que esta cueva ya había sido explorada -digo-. ¿No debería haber algún letrero del parque nacional, o algo?

-Eso es para las cuevas comerciales. Algunas tiene luces para los turistas. A esta vienen muchas exploradores de cuevas.

-Exploradores de cuevas.

-Personas que exploran cuevas.

-Pensé que los llamaba espeleólogos.

-Los espeleólogos son los idiotas que se pierden en cuevas y tiene que ser rescatados por los exploradores de cuevas -dice Jungkook, mirándome de reojo-. Seungun hubiera sido un gran espeleógolo.

Pongo los ojos en blanco, pero en fondo pienso que quizás tenga razón.

-¿Cuál es el plan, entonces? -pregunto cuando nos detenemos a la entrada de la cueva para abrir las mochilas y buscar nuestras linternas de cabeza. Decidí llevarme que la Yongsun dejó, por que Jungkook dijo que vale varios cientos de dólares más que el modelo básico que yo tenía, y que era una pena no aprovecharla.

-Hay apenas tres kilómetros desde aquí hasta el otro lado -explica mientras se coloca la linterna-. Es totalmente seguro, así que no te preocupes. Miles de personas han pasado por aquí antes que nosotros.

-Está bien -asiento, y me llega el aire fresco de la oscuridad. Es como aire acondicionado natural. Se siete bien-. ¿Dónde está la trampa? ¿Tenemos que vencer al un trol de las cavernas?

-Esto no es Moria, Chae. No estamos por atravesar las Montañas Nubladas.

-¿Ejércitos de enanos malvados?

-Quieres decir orcos. Los enanos no eran malvados. ¿No vimos cada Navidad la trilogía de El Señor de los Anillos en las cenas de los domingos de diciembre?

-Desafortunadamente, si.

-Te encantaban.

Es cierto.

Estrellas  |  J.J.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora