En la soledad.

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"Los recuerdos son engañosos porque están coloreados con los eventos del presente"

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4. En la soledad.

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Sasuke cruzo el umbral de la puerta de Sakura con la marca de consternación como una gran arruga en su frente. Lo recibió una habitación oscura y sin vida, en un recibidor aún más frio. Las pequeñas muestras de presencia de su prometida habían desaparecido casi tan rápido como ella. Sus zapatos favoritos no estaban en el mueble, y el distintivo llavero rosa felpudo ahora era un estropajo manchado de rojo que él mismo estaba colgando en su lugar.

¿Es lo único que vas a dejar atrás, Sakura?

Puso un pie en el living y el frio de la porcelana se caló por sus huesos, aun así, prefirió caminar en el espacio a oscuras y no encender el calentador. La casa en tan solo cinco días de su ausencia ya había perdido su característico olor a Sakura. Apretó las manos con impotencia y continuo sus pasos a la habitación. El Uchiha se detuvo en el estrecho pasillo que daba a la habitación principal. ¿Cuántas veces ambos habían compartido la cama? ¿Cuántos recuerdos que se perdían en su memoria? Le dolía pensar que los sucesos de un pasado no tan lejanos se convertirían verdaderos recuerdos, ahora que Sakura a no estaba.

Abrió con cuidado, Sakura tenía un sueño ligero, y aunque Sasuke sabía que no la encontraría ahí, le debía cierto tipo de respeto a su habitación.

Nuestra habitación.

Apretó los dientes con furia a sí mismo.

¿Tenía Sakura que desaparecer para verse necesitado de ella? ¿Por qué solo extrañamos aquello que sabemos que no volveremos a ver?

Aun a oscuras llego a la cama tentado a acostarse en su lugar y buscar su olor.

Los problemas que habían tenido ahora parecían menores, solo una falta de tiempo que pudo ser culpa de ambos, pero él dejo caer solo en los hombros de su prometida. Eran nimiedades, pequeñas disputas que casi terminaron por terminar su compromiso. Ahora eran imposibles de arreglar.

Se acostó en su acostumbrado lugar.

Mantendría las esperanzas altas, se lo había dicho más de una vez, en la ducha, en la comida, en el auto. Creería en ella y sabría que volvería sana y salva, pero no podría evitar la soledad que le invadía de la nada.

Un brazo le tomo de la cintura y Sasuke salto de la cama para estrellarse contra la mesa de la lampara de noche.

―¡Mierda, dobe! ¿Qué haces aquí?

Naruto estaba enrollado en las sabanas en el lado contrario del colchón.

―¡Teme, no me hagas esto, pensé que era Sakura-chan.! ―Sasuke encendió las luces para ver la cara mocosa de Naruto.

―Me vas a matar de un infarto un día de estos...

Ambos se miraron un rato algo incomodos mientras Naruto se limpiaba los mocos.

Sasuke se sentó en el borde de la cama y entonces se sintió un poco conmovido. Saber que no era el único que esperaría su regreso le hizo sentirse un poco reconfortado. La familia de Sakura estaba muy lejos, y ella solo les tenía a ellos.

―¿Sasuke, crees que la encontremos? ¿Estará bien?

El pelinegro dudo un poco antes de responder. Por supuesto que lo creía, pero él podría prepararse para lo que sucediese si ese no fuese el caso, en cambio Naruto no. Su mejor amigo era un soñador, de corazón tan grande y blando que él creía nunca estaría preparado para malas noticias.

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