Capítulo 4: I'll be there for you

15 5 5
                                    

Han pasado tres meses desde que entramos a la escuela. Ya me acoplé lo suficiente al horario como para no llegar tarde.

La única clase en la que nos separamos Katie, Frida y yo es en matemáticas, ya que ellas van en clase avanzada y yo no, pero en el resto de las clases vamos todas juntas en el mismo grupo y salón.

Se supone que nos separan para que los "avanzados" no se atrasen y los demás aprendamos mejor, sin presión y con una mejor explicación, además de tener repaso de los temas y con un profesor más accesible para tutorías.

En la clase de matemáticas que tomo yo me ha ido muy bien, siento que sí estoy avanzando (poco a poco, pero ahí voy), ya que el profesor Nielsen explica muy bien y es muy amable, nos da la confianza para que, si tenemos dudas, le preguntemos y siempre nos responde con una sonrisa, una linda y hermosa sonrisa.

Espera, ¿Qué? O sea, sí es linda su sonrisa, pero si quiera pensarlo suena raro.

Lo sé, conciencia, pero es lindo... Bueno ya, sacaré eso de mi mente.

Sé que no me puede gustar un profesor, lo he sabido siempre, así que no pasará a más, sólo es atracción, es normal, nada del otro mundo.

Sí, desde hace casi un mes hemos hablado un poco más ya que, aparte de la clase de matemáticas, nos da computación y de vez en cuando va al café donde trabajo, entonces convivimos mucho y, por ende, platicamos igual, pero nada fuera de lo común, tal vez sólo es el inicio de una buena amistad.

Por hoy ya terminaron las clases, así que voy directo al trabajo, pero ha comenzado a llover y para colmo, no traigo paraguas.

Oh no. No ahora, por favor.

En la mañana antes de venir mi mamá me dijo que trajera un paraguas y no le hice caso.

Perdón mamá, ya no seré tan necia.

Con la mochila sobre mi cabeza corrí hacia la parada del autobús, pero no pasa ni uno. Deben de estar detenidos en el tráfico por la lluvia, pero mientras yo me estoy empapando aquí afuera.

Comencé a caminar en círculos en la parada, esperando el autobús que no llegaba y vi un auto negro pararse frente a mí. Di unos pasos hacia atrás con un poco de temor. En mucha películas así secuestran a las personas.

El vidrio del copiloto comienza a bajar y yo me pongo más nerviosa, pero al ver quién es el que está adentro del auto, me tranquilicé: El profesor Nielsen.

—¡Hey, Emma! Voy a la cafetería, ¿quieres que te lleve?

—No, muchas gracias. Esperaré el autobús.

—¿Cómo crees? Te vas a enfermar si te sigues mojando, por favor, sube— Dice con una voz muy amable.

Bueno, no pierdo nada si me voy con él, además tiene razón, me puedo enfermar y ahora no me puedo dar ese lujo.

—¿De verdad? ¿No lo molesto?

—Para nada, de todos modos ya iba para allá.

—Está bien, muchas gracias.— Respondí mientras me acercaba al auto. Nielsen abrió la puerta por dentro para que yo pudiera entrar. Sonreí.

¡Es tan caballeroso!

—No hay de qué. Ahora en marcha— me coloqué el cinturón de seguridad y arrancamos.

El viaje hasta el momento era silenciodo: él conduciendo y yo mirando las gotas caer contra el vidrio de mi ventana.

—¿Te molesta si pongo música?— pregunta el profesor rompiendo el silencio— No falta mucho para llegar, pero para hacer más ameno el camino.

Sólo es el profesor... ¿no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora