; cero siete

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Kirishima terminó su comida mezclada con fármacos para aliviar el dolor en su rostro y se levantó para salir de la habitación tratando de recordar algunas cosas. Lo acompañaban Midoriya y Todoroki. Después de lo que sucedió, ambos chicos no se separaron de su lado. La presencia de estos tampoco parecía molestar.

— Eijiro, ¿nunca te molestas? – Todoroki preguntó. Tomó la mano derecha del pelirrojo y comenzó a jugar con los dedos de manera tímida y había un sonrojo en su rostro.

— ¿Por qué? – preguntó mirándolo con calma. Volvió la cara en el momento en que sintió a Midoriya tomar su mano izquierda y entrelazaba con una mirada juguetona y una sonrisa. Kirishima le devolvió el gesto, aseguró ambas empuñaduras y sonrió.

Los tres chicos caminaron por el pasillo tomados de la mano e incluso llamaron la atención del personal, que miraban con mucha curiosidad al trío, pero como no representaban una amenaza, simplemente les permitieron continuar con lo que estaban haciendo.

— Pareces una buena persona.– admitió Todoroki.— También está el hecho de que nunca dices nada malo cuando Sero hace esas marcas dolorosas en tu cuello.

Kirishima ladeó la cabeza y respondió.

— Sero es un caso especial.– El pelirrojo recordó la conversación con Sero y se sintió tranquilo.  Luego se sintió un poco ansioso por sentir ambos ojos tan penetrantes en su persona.

— ¿Qué tiene eso que ver con ser una buena persona? – Le pregunto Midoriya.

— Soy una buena persona, el problema es que cuando llego a mi límite, explotó. Puedo convertirme en la persona más malvada del mundo. Dando insultos y actitudes impulsivas.– Kirishima inclinó la cabeza y sonrió. Los dos muchachos restantes analizaron sus respuestas.

— ¿Al igual que Sero? – pregunta Midoriya.

— Puede ser.

Habiendo dejado a los dos chicos en la habitación de Todoroki, silenciosamente se dirigió a la suya. Se sentó en silencio en su cama y cerró los ojos. Kirishima suspiró cuando recordó que había hecho una cita con Blasty, simplemente se apresuró en silencio y fue a buscarlo.

El dolor de cabeza regresa y se siente como si un líquido espeso corriera debajo de los vendajes que se cambiaron esta mañana. Kirishima suspira. Odia la sensación viscosa de la sangre goteando de las fisuras en su rostro. Él piensa que probablemente sea una buena idea volver a su habitación, pero no lo hace.

— Blasty, ¿Dónde estás? – Llamó una vez que llegó, pero no hubo respuestas, sin embargo escucho sollozos débiles detrás de la puerta. La abrió.— ¿Por qué lloras? No llores.

— Déjame, no me toques.– respondió Blasty desviando la mirada.— Te esperé, pero me olvidaste.

— No lo olvide.– Kirishima se acercó al chico rubio de piel clara, pero le golpeó la mano en el momento en que Kirishima la acercó a su cuerpo. Blasty estaba sentado en el suelo, de espaldas a la pared, con la cabeza apoyada entre las piernas y los brazos apoyados sobre  sus piernas.— No tienes que estar molesto.

— No, te estoy diciendo que me dejes.– Blasty levantó la cabeza y lo miró con el ceño fruncido.— Vi cómo ibas muy feliz de la mano con "Shoto" y Midoriya, no te atrevas a mentirme. También vi cómo Sero te tocaba esta mañana.

— Estás malentendido.– Kirishima suspiró.— Solo estás viendo lo que quieres, Blasty.

El pelirrojo se sacudió y suspiró, tomó la barbilla de Blasty y la levantó para mirarlo directamente. Cuando retiró la mano, no se sentía bien, Dirigió su mirada hacia el cuello del rubio, que cruzó los brazos y las piernas. Kirishima se tomó el tiempo de mirar de cerca.

hospital psiquiátrico; bhnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora