hospital psiquiátrico; bhna

Adelanto

Kirishima suspira aceptando que era poco lo que realmente quería hablar, hacer y lidiar con la actitud inquisitiva de Midoriya y engañando su perspectiva se somete a una situación que no debería presentar un problema mayor.

— ¿Algo anda mal?  – preguntó Midoriya.  El chico de cabello verde sonrió deslumbrantemente en el proceso de lucir amistoso.  Kirishima lo mira con cansancio.

— Tuve una mala noche.– Responde llanamente.— Tratar contigo de esta manera solo lo hace más agotador.

— Si quieres, puedo quitarte la fatiga.– Midoriya simplemente se acerca y toma las manos de Kirishima y las entrelaza con las suyas, levantándolas hacia su rostro para besar la unión.

  Entre dudas y malos pensamientos, Kirishima niega con una media sonrisa y ojos caídos y le indica que salgan de la habitación. El camino hacia el jardín fue silencioso .  Hacía mucho tiempo que no sentía tanta hostilidad, y sí, era desagradable.

— ¿Por qué eres tan amable con todos? – preguntó Midoriya directamente. Kirishima lo miró cuidadosamente, en silencio por un momento buscando las palabras adecuadas y respondió.

— No creo que sea amable con todos.– Él sonrió levemente. Midoriya lo miró dubitativo. Kirishima continuó.— Dudo que sea humanamente posible de cualquier manera.

— Tienes razón, es humanamente imposible que te gusten todos, pero siempre has sido amable. Tanto es así que está mal.– dijo Midoriya. Con las manos en los bolsillos luego de que Kirishima la dejara caer. Se equilibró hasta el momento en que sacó un papel de sus pantalones y se lo entregó al pelirrojo.— He hecho esto por ti, como una disculpa.

Kirishima estiró su brazo, recibió el papel, desdobló la hoja con cuidado para no rasgarla y encontró un bonito dibujo a lápiz. Al parecer, el pelirrojo yacía en posición fetal junto a ese gran árbol triste que estaba desprovisto de hojas, como si fuera otoño.

Una vez más, Kirishima notó que Midoriya lo había dibujado como si fuera más joven. Una versión desconocida de sí mismo.

— ¿Por qué esta posición? – Kirishima, intrigado por los trazos en el papel, preguntó.— ¿Estoy a punto de llorar o algo así?

— No, nunca llorabas.– Midoriya se llevó la mano derecha a la frente y la presionó ligeramente, tratando de recordar dar una respuesta adecuada.— Lo hice porque esa era la posición en la que estabas la última vez que te vi.

Kirishima miró el dibujo pensando con moderación y con poca memoria intuyo que había dejado de hacer la misma posición desde que era un niño. Kirishima se tensó cuando un pensamiento cruzó por su mente, estaba seguro de que después de quedarse dormido dejaba esa posición, pero aparentemente estaba equivocado.

Era extraño, pero el dibujo era bonito de todos modos. No necesito pensar mucho en ello.