-Gracias, me divertí mucho – nos encontrábamos frente a la puerta de mi edificio.
-Lo siento, por todo... ya sabes. - miro hacia el frente evitando mi mirada.
-¡Deja de disculparte! La pasé genial, eres genial Liam – me sonrío.
-Tu lo eres Leila, eres una joya... que tontos los que no lo ven – sabia que Liam era gay, pero eso no evito que me sonrojara. Puso su mano, extrañamente suave en mi mejilla y me sonrió – Me gustaría que seamos amigos, ya sabes... salir, divertirnos si aún quieres claro...
-Me encantaría, ¿nos vemos luego? - bajé del auto y lo mire por la ventanilla.
-Nos vemos luego. - sonrío.
Vi su auto perderse en las calles de mi barrio y me dispuse a buscar mis llaves, cuando escuche a alguien gritar mi nombre. Miré hacia la derecha y pude ver una figura masculina caminar a tropezones hacía mi, y me asusté. Mis nervios me traicionaron y las llaves se me cayeron.
-Leila – volvió a gritar aquel hombre, levante las llaves e intenté abrir la puerta – Leila, s-soy yo Sebastian – Me pare en seco, volví a mirar la sombra y pude distinguir la complexión de Sebastian pero... ¿porque se tambaleaba?
-¿Sebastian? ¿Que haces aquí? ¿Te sientes bien?
-Leila... - Por fin pude verlo, la luz de mi edificio lo alumbro, estaba con la misma ropa que llevo al instituto. Estaba despeinado, sus mejillas coloradas, sus ojos parecían algo desorbitados y si... estaba ebrio. Desprendía olor a alcohol.
-¿Que haces? - Se paró frente a mi y sonrió. No fue una sonrisa de las que me gustaban, fue mas bien una mueca donde mostraba sus dientes.
-Te amo.
-¿Q-que?
-Te amo Leila – se lanzó sobre mi, creo que iba a besarme pero como pude me corrí antes de que sus brazos me rodearan y cayó redondo al piso.
-¡Sebastian! - Intenté levantarlo, pero solo conseguí sentarlo en el piso, con su espalda apoyada en la pared. Miré para todos lados a ver si veía a alguien, pero parecía un maldito pueblo fantasma y no podría despertar a mi padre, quedaría con una mala imagen de Sebastian y no quiero eso.
-¿Leila tu me amas? - Fijé mi vista en él, parecía tan frágil ahí tirado en el piso, borracho con su mirada perdida, me dieron ganas de abrazarlo y decirle que si, que lo quería mucho. Pero más no lo amaba ¿lo amaba? Lo quiero mucho, me gusta su sonrisa, me gustan sus ojos, su voz, las muecas que hace cuando no le gusta algo o cuando no puede parar de reír. Me gusta hablar con el, me gusta...
-Auch, vengo hasta aquí – eructo- a decirte que te amo y te quedas callada.
-Estas borracho...
-¡No! - se levantó torpemente apoyando sus brazos en la pared. Se acerco a mi – No estoy borracho, bueno, un poco. Pero es verdad lo que te digo, fui al cine...
-¿Al cine?
-A buscarte, me morí de los celos cuando me dijiste que saldrías con el tal Liam. - se tambaleo un poco – Pero soy un cob -hipo- cobarde.
-Ya basta Sebastian, llamaré a Ester.
-¿A Ester?
-Si, para que le diga a tu hermano.
-No Lei, escuchame -hipo- en serio, te amo.
Me aleje de el y disque el numero de Ester.
-¿Leila?
-Ester, necesito que llames a Paul.
-¿Porqué? ¿Que sucede?
-Acabo de llegar de mi cita y encontré a Sebastian borracho en mi calle.
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El primero
РізнеLeila Rousse una joven de diecisiete años, tímida, algo rellenita, insegura y con amigas que son totalmente lo contrario a ella, afronta una vida sin su madre y con un padre algo ausente debido a su trabajo. Pero en un momento llega alguien a su vi...