𝟑.- 𝘌𝘴𝘤𝘢𝘭𝘰𝘧𝘳𝘪𝘰𝘴.

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Le miro procesando aún su agotada voz y sus palabras, era como hablar directamente con la muerte, sintiendo que tomaría el alma de su cuerpo para apropiarse de ella.

-Somos de la misma escuela.-

Prosiguió, ni una duda se podía mostrar en sus palabras y en efecto así fue.
El castaño le miró de pies a cabeza, no con repulsión, pero si con rechazo.

-Perdona pero no tengo idea de quién eres.- No se fijaba para nada en quién le acompañaba en el salón de clases a diario, por más peculiar y destacado que fuera, la verdad es que le daba completamente igual.-Si no te molesta voy algo atrasado, permiso.-

Le dio la espalda, pero el de vista zafiro no tenía la intención de dejarle irse, algo surgió en el, algo que no le daban en su ambiente y por lo mismo el lo sentía mucho al ver gente desprotegida, gente casi como él.
Si no podía ver por su propia felicidad usualmente veía por la de otros, y eso a medida le aburría, pero sentía no tener una razón por lo cual no hacerlo.

-¡Soy Nakahara Chuuya!, vamos en la misma clase en realidad. Me siento tras Atsushi.- Le dio incluso su localización en aquel salón, con ilusión de que sabria de quien hablaba, no podía ignorar todo a su alrededor, ¿no?.
El de ojos avellana se dio la vuelta nuevamente.

-¿Y que quieres de mi?, digo, por algo saliste conmigo del tren.- estaba seguro, algo le decía que a lo mejor iba en petición de los mismos jóvenes que lo acorralaban al salir de la escuela.

-He escuchado tus ensayos.- Habló referente al instrumento que llevaba en el estuche.-Solo quería conocer al dueño de esas melodías.-

-Conocerme solo te va a desilusionar, no soy lo mismo que toco.- Afirmo más fuertemente el maletín, apretaba como si tuviera intenciones de romper la manija que le ayudaba a afirmarlo.
Se había bloqueado, no quería que nadie ni nada entrara a su vida, para que una vez que lograra dejarla a un lado, ninguna persona quedará igual de dañada que él.
Pero, escuchar las palabras del más bajo algo encendió en él, no era simplemente el halago, era mucho más que eso.-Además, tampoco es como si tuviese talento, solo leo lo escrito y lo copió como una máquina.-Excusas, eso quería y decía en ese momento, buscando que el pelirrojo se alejara de una vez.

-Yo no creo eso.- Noto algo de incomodidad en el ambiente, soltando un suspiro y prefiriendo cambiar el tema.-Esta bien. Pero, por último podría acompañarte a la escuela, si vamos al mismo lado.- Nunca había pedido eso, a nadie, pero Dazai se veía solo, y las palabras salieron solas de su boca.

El castaño estaba desagradado por su actitud, ¿porque se preocupaba?, apenas lo conocía, es más, lo único que había hecho era escuchar aquellas vacías notas en la sala de ensayo, ni si quiera podía decir que le habían causado algo porque sabía que no era más que una sucia mentira. Lo estaba odiando, quería que se alejara, diera media vuelta y lo dejara en paz.
Aunque, de alguna forma le dio pena, por lo que prosiguió a aceptar su propuesta. Aunque no dijo nada, solo siguió caminando hasta las escaleras que daban salida al subterráneo.
Chuuya suponiendo que el contrario había aceptado, le siguió en silencio.
Podía decirse que él era seguro de si mismo en ciertos momentos, pero en ese momento no tenia seguro nada, no sabía que decir porque solo le conocía a base de su música, y era obvio que el mismo joven repudiada eso, por lo que no sería un tema de conversación apropiado.
Recurrió a lo más básico en su repertorio.

-¿Como te llamas por cierto?.-

Suspiró el más alto, ni su nombre conocía y eso le daba más asco.

-Dazai Osamu.- A pesar de ir cómodo en silencio, el pelirrojo se veía entusiasmado por poder iniciar una conversación.
En cambio a este el nombre le pareció algo extraño, lo había oído antes es cierto, pero todos le llamaban "Dazai", ¿sería que no le había dado a nadie el derecho de decirle por su nombre?. A él solo los maestros le llamaban Nakahara, y le parecía muy extraño.
Una vez más surgió la nada entre ambos, avanzaron hasta las escaleras de una pasarela, donde Chuuya notó como su acompañante suspiraba antes de subir estas, luego tomaba aire y proseguía con cuidado, pudo notar que estaba algo adolorido.

𝗪𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿 𝖼𝗈𝗇𝖼𝖾𝗋𝗍. || 𝘚𝘰𝘶𝘬𝘰𝘬𝘶.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora