— ¡Por Dios, ustedes son insoportables, ¿Acaso no pueden quedarse callados un segundo?! — hablaba Taehyung en un mensaje de voz para el aclamado grupo de WhatsApp de la universidad — si tienen algo que hablar, háganlo en privado — bufó Taehyung antes de cortar el audio.
Cuando algunos de sus compañeros lo recibieron, lo primero que les sucedió fue asustarse por el bajo y grave tono de voz que Taehyung había usado. Otros compañeros se rieron de su humor oscuro y comenzaron a enviar más mensajes al grupo para molestar a Taehyung.
Pero Taehyung decidió apagar su celular y salir del baño. La música en el bar le reventó los tímpanos por cuarta vez en la noche. Que suerte que su turno ya casi acababa.
Eran casi las dos de la mañana y al día siguiente, sábado, Taehyung tenía recados que hacer y cheques que cobrar por parte de sus padres. Le habían mandado el dinero atrasado de su cumpleaños y Taehyung agradecía el ingreso monetario en ese momento: debía comprar una mesa nueva para el comedor porque la que tenía estaba a punto de quebrarse la patas, y su dinero ese mes no estaba yendo muy bien del todo. Agradecía la plata en ese momento. Ahora podía permitirse gastar un poco más.
Taehyung volvió detrás de la barra y atendió a algunos clientes. Muchas mujeres le coqueteaban pero él simplemente les echaba una mirada aburrida a sus pechos y las mandaba a volar. Algunas se aburrían de su actitud y lo dejaban, bien por él.
Incluso hacía lo mismo cuando algunos chicos de su edad presuntamente gays, le echaban el ojo encima. Taehyung tenía la cortesía de ser un poco más amable con los hombres que le llamaban la atención: a veces les guiñaba el ojo o les tocaba la mano amistosamente, pero no pasaba de eso. No le interesaba.
A Taehyung le daba igual elegir entre hombres o mujeres, le daba igual la vida. Solo hacia su trabajo sin siquiera divertirse en el intento.
— Oye Kim... — su compañero de trabajo, Jackson se le acercó a hablarle — ya puedes irte, tomaré este turno. —Taehyung asintió con la cabeza mientras terminaba de cobrarle a un muchacho más joven que él. Ese chico le había dado un documento falso y Taehyung decidió que no lo iba a regañar, si se quería morir por un coma etílico no era su problema.
Taehyung se cambió la ropa y guardó la vaga propina que había recibido en la noche. Todavía faltaban dos semanas para que le dieran la paga oficial, así que las propinas le eran como un pequeño regalo. Se despidió de sus compañeros sin siquiera voltear a mirarlos y se encaminó hacia su casa.
No le quedaba lejos.
Taehyung caminaba por las calles de Seúl aguardando entre los semáforos y a veces rezando para que lo pisara un auto. Su vida salarial ese mes no estaba yendo nada bien. Él limpiaba baños en una escuela, pero ese mes habían contratado a un conserje que le quitaba tiempo de trabajo. En el bar en dónde trabajaba los viernes y sábados por la tarde noche, no estaba teniendo los ingresos necesarios. ¡Y todo era culpa de la nueva cervecería al otro lado de la calle! Ese lugar si que tenía una buena fachada, de hecho Taehyung se estaba replanteando renunciar al bar y trabajar en esa cervecería: todo se veía lujoso, campante...
Adinerado.
Y tenía bastantes ingresos por lo que él podía ver. Ese lugar acabaría con los bares de los alrededores.
Taehyung debía conseguir un tercer trabajo, con mucha urgencia. Pero tenía un problema: si estudiaba por las mañanas hasta el medio dia y luego limpiaba baños hasta las cuatro de la tarde y trabajaba el fin de semana, él explotaría de un colapso de ansiedad en menos de un mes.
No podía tener otro trabajo y eso le jugaba en contra.
Taehyung suspiró antes de cruzar la calle que daba hacia su vecindario. Una vez llegó allí sacó las llaves del bolsillo trasero de su jean y las hizo girar en el dedo. Le encantaba hacer eso.
El peliazul colocó las llaves en la puerta y entró a su casa, dejando el abrigo colgado en el perchero de lado a la puerta de entrada. No se veía nada, así que decidió encender las luces.
Iría a preparar una sopa caliente y...
— ¡Ahhhhhhhhh! —Taehyung dejó escapar un chillido gutural que resonó por las vacías paredes de su hogar. Quizás y con suerte no había despertado a todo su vecindario.
Había un... ¿Que rayos era eso?
Taehyung se quedó inmóvil en la puerta cuando esa cosa se paró en el sofá. Una linda cabecita castaña lo miraba con ojos de Bambi curioso y brillante por él.
—¡Hola Taehyung! ¡Soy Kookie, estuve esperando todo el día, por fin llegas!
Esa cosa llamada "Kookie" le estaba hablando.
¡Una personita de veinte centímetros le estaba hablando mientras lo observaba con curiosidad desde el sofá! ¡¿Que rayos?!
—¿Que...? Dios... Voy a llamar a la policía. —susurró Taehyung para si mismo. Luego pensó que ese trago que había tomado estaba haciendo su efecto. Pero era imposible. Esa cosa se veía súper realista.
—¡No soy un ladrón! ¡Soy tu ser de luz y he venido a cumplir mi misión! ¡Tae me necesita! — chilló feliz con una tierna vocecita. Jungkook saltó del sillón y Taehyung huyó como si de un ratón se tratara. Se encerró en su cuarto y se maldijo por eso: ¡¿Y si ese enano le robaba la casa?!
Ah no, claro que no.
Taehyung salió de su habitación como todo un macho empoderado y se encaminó hacia el Living, pero esa cosa ya no estaba allí.
¡Estaba subiendo por su pantalón de jean!
—¡Ahh... Quítate! —gruñó molesto y se sacudió el cuerpo. El mini Koo no tuvo nada de miedo ante el hombre y las sacudidas. Llegó hasta el hombro y se quedó sentado allí. — ay Dios...
—Tranquilo, ¿Por qué todos tienen la misma reacción? —se preguntó el pequeño de veinte centímetros para si mismo. Intentó sonreírle a Taehyung pero éste solo lo miraba con horror absoluto sobre su rostro. — Si te lo preguntas, no, no soy humano pero tampoco soy un hada. Estoy en el medio ¡Y puedo hacerte muy muy felíz, Tae!
—¿Cómo conoces mi nombre? —le preguntó Taehyung apenas con un hilo de voz. Jungkook balanceaba sus pequeños pies en el hombro de Taehyung. Para el mayor era impresionante, ese ser apenas tenía peso.
—En el consejo de la magia hay un gran listado con los humanos asignados para cada uno de nosotros. Te sorprenderías de la cantidad de personas que nos necesitan a diario ¡Muchas en el mundo que no puedes contar ni con tus dedos, Tae!
El mencionado tragó saliva viéndose a si mismo metido en un manicomio si llamaba a la policía y les decía que un raro chico de veinte centímetros estaba hablando sentado en su hombro. Lo tomarían por alcohólico o drogadicto, seguro.
—Vete... Yo no solicité ayuda de nadie.
Taehyung se volvió a sacudir para sacarse a Jungkook de encima, pero no lo logró. En cambio Jungkook trepó por su buzo y se agarró de los cordeles de éste al cuello, se balanceo como su estuviera en un columpio.
— Es mi deber ayudarte y tu deber es cuidar de mi. En el consejo de la magia lo único que se exige a cambio de los servicios prestados, es amor y atención.
— Me debo estar volviendo loco. — Taehyung caminó hacia la cocina como si Jungkook no estuviera allí en su buzo colgándose como un mono.
— Pero yo soy real... Estoy aquí Tae, no me ignores. — mini Kookie saltó a la mesada de la cocina y encaró a Taehyung de frente — ¿Cómo ha ido tu día TaeTae? Estoy emocionado por conocerte más.
Taehyung seguía observándolo sin saber que hacer. Solo estaba convencido de que ese trago estaba jugandole una mala pasada...
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Taehyung y el mini Kook |T.K|✔
RomanceLa vida de Taehyung, un estudiante universitario con poco tiempo para si mismo y poco afecto por los demás, cambia cuando encuentra a un ser mágico de luz que llega en una noche a cumplir su misión. Pero... ¿Que sucederá cuando Jungkook cumpla la m...