[45- Carlisle]

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MARATÓN FINAL (2/3)

En la pared orientada al norte, la única pared sin estantería o ventanas eran hileras de cuadros cuidadosamente ordenados. Era como una galería de arte, solo las pinturas parecían ilustrar la historia personal de Carlisle. Me di cuenta por la calidad del lienzo que no solo tenían siglos de antigüedad, sino que valían mucho dinero.

— ¿Estuviste con los Volturi?— le pregunté, señalando el lienzo más vívido, más salvajemente colorido en su pared de obras de arte. Era el más ornamentado y el más grande; tenía el doble de ancho que la puerta que colgaba al lado. Había un cuarteto tranquilo de hombres, cada uno con la cara exquisita de un querubín, pintado en el balcón más alto con vistas al remolino de color. Aunque la pintura tenía siglos de antigüedad, Carlisle, el ángel rubio, permanecía igual al actual. Reconocí a los otros tres de pie gracias a la descripción de Emmett; Aro, Cayo y Marcus.

 Reconocí a los otros tres de pie gracias a la descripción de Emmett; Aro, Cayo y Marcus

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Él se rió entre dientes.

— Sí. Fui a Italia a estudiar y me topé con ellos. No estaba particularmente de acuerdo con su estilo de vida, pero viví con ellos durante 2 décadas antes de mudarme a Estados Unidos.

— ¿Qué es lo que disfrutas de estar en un hospital?— pregunté. No tenía sentido para mí: los años de lucha y abnegación que debió haber gastado para llegar al punto en que pudiera soportar esto tan fácilmente.

Sus ojos dorados estaban tranquilos y pensativos mientras respondía.

— Hmm. Lo que más disfruto es cuando mis...habilidades mejoradas me permiten salvar a alguien que de otro modo se habría perdido. Es agradable saber que, gracias a lo que puedo hacer, la vida de algunas personas es mejor porque existo. Incluso el sentido del olfato es una herramienta de diagnóstico útil a veces — la esquina de sus labios de elevaron en una media sonrisa.

El teléfono de Carlisle sonó, miro hacia abajo y luego me miró.

— Es el hospital. El Dr. Snow se está tomando un día por enfermarse. Tengo que cubrirlo— me dio una media sonrisa y se fue.

Volví a bajar los dos tramos de escaleras, la familiar voz del locutor deportivo de hacía cada vez más fuerte. Pude sentir las vibraciones del sistema estéreo de la multitud en la pantalla estallando en aplausos cuando uno de los equipos anotó un touchdown.

Emmett estaba sentado al borde del sofá, con los ojos pegados a la pantalla.

— ¡El, justo a tiempo! Dartmouth vs Harvard está a la cabeza pero sospecho que Dartmouth va a salir adelante — hicimos un gran esfuerzo para ver los partidos de fútbol universitario desde que iniciamos la universidad.

Mi cabeza se apoyó contra su musculoso hombro, su brazo envuelto alrededor de mi cintura. Su aterradora musculatura y su tamaño de 6 pies no estaban fuera de lugar en el mundo deportivo. A papá le hubiese gustado, la mayoría de los hombres podrían identificarse con él como buen fanático de los deportes. Recibí mi amor por los deportes de mi papá. Al igual que yo con el atletismo, solía jugar de manera competitiva, solo que su deporte preferido era el fútbol. Después de perderse por poco una beca para jugar profesionalmente, eligió otra carrera y termino siendo cirujano.

— ¿Consideras a Carlisle y Esme tus padres? — pregunté durante el corte comercial.

— Carlisle y Esme han sido mis padres durante mucho tiempo. Tenía lo que mis padres biológicos consideraban una adolescencia salvaje. Solía jugar y beber mucho, nunca me preocupe por las consecuencias de mis acciones. Después de unirme a su familia, sus valores e ideales me formaron. Al ser parte       de sus vidas, me convertí en una mejor persona.

— Y los amas — no fue una pregunta. Era obvio por la forma en que hablaba de ellos.

— Si — él sonrió — no podía imaginar a dos personas mejores. ¿Por qué?.

— No me malinterpretes, los amo pero siento que-

— ¿Estas traicionando a tus verdaderos padres? — asentí.

— Se hace más fácil, lo prometo — dijo acercándome a su pecho. Era difícil lidiar con el hecho de que después de algunas décadas, todos los que conocía, excepto las personas que vivían en esta casa, estarían muertos. Mis padres solo eran humanos, eran seres frágiles y delicados. Como dijo Emmett cuando me transformaron, ya no pertenecemos al mismo mundo. Siempre serían parte de mí, pero tenía que seguir adelante. Pronto, quizás antes de lo que quisiera admitir, se convertirían en un recuerdo lejano.

Emmett volvió a la TV después del descanso publicitario. Cómo predijo, Dartmouth tomó la delantera y ganó.

— ¡Qué juego! — dijo apagando la televisión.

Debe haber sido tarde en la mañana. Un grupo de gorriones se aventuró en el patio trasero, saltando cada vez más cerca de la trenza de cicuta que enmarcaba la ventana. Fue agradable mirarlos, los pájaros nunca de acercarían cuando estuviésemos afuera, nuestro aroma les recordaba nuestro estado de depredador.

— ¿Estás preparada para un juego de ajedrez? — Emmett preguntó.

Créditos a EmmettC


Renewal [Emmett Cullen] (1) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora