Capítulo 41. El misterio de X.

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Después de insistir cerca de cincuenta veces me doy cuenta que Haymitch no me contestará. Me debato si llamar a Plutarch o llamar directamente a Effie. Al fina decido llamar a Effie.

Suena un par de veces y aparece la misma Effie demacrada que vi en la televisión hace unos minutos.

—¡Effie! –le digo y ella trata de darme una sonrisa pero no puede. –¿Qué tienes?
–¿Tan mal me veo? –me pregunta y yo niego.
–No. –ella me da una mirada como las que Haymitch me daba cuando no me creía. –De acuerdo para alguien que te conoce si te ves mal.
–Gracias, no esperaba menos de ti. Pero si, tienes razón no estoy bien. –y entonces se pone a llorar.
–No, Effie, no llores, dime qué pasa. –le digo mientras sigue llorando. Ella trata de calmarse y finalmente entre gimoteos me dice.
–Haymitch desapareció, un día estábamos cenando juntos y al siguiente ya no estuvo en su habitación ni en ningún lado de la mansión. Temo lo peor. –Y se suelta a llorar de nuevo.
–Oh, Effie, créeme qué te entiendo. –y ella asiente y llora más. –¿Y qué dijo Plutarch?
–Qué no hay nada de pistas de su paradero, parece como si la tierra se lo hubiese tragando. No puedo con la angustia Katniss. –La pobre mujer no deja de llorar, me siento mal por ella, sé perfectamente cómo se siente que de un día a otro te abandonen, porque estoy más que segura que Haymitch se fue con Peeta.
–Mira Effie, seguramente debe estar bien, tal vez está con Peeta. –y ella deja de llorar y me mira fijamente.
–¿Crees que se haya ido con él?
–Es lo más probable, presiento que no nos están diciendo otra vez todas las cosas. –ella empieza a secar su cara con pañuelos desechables y me mira atenta. –¿Recuerdas aquellos días donde Peeta y yo íbamos a entrar a la Arena del Vasallaje? ¿Recuerdas lo misterioso que andaba Haymitch?

Ella parece recordar y se pierde un momento en sus recuerdos.

—Tienes razón Katniss, últimamente había estado igual que aquella vez. ¿Tu crees que... –Y ella no termina su pregunta pero sé lo que quiere decir así que yo asiento con la cabeza. – ¿Pero por qué?
–No lo sé, sólo cuídate y pon atención a lo que pasa en el Capitolio. –le digo, mi bebé reclama atención y golpea mi vientre, instintivamente llevo mi mano libre hacia mi abultado vientre y lo acarició.
–Katniss, ¿dónde estás? Quiero estar contigo en estos momentos. –me dice Effie, yo niego.
–No Effie, no es seguro que salgas del Capitolio ahora. Esto en cualquier momento estallará. Solo ten cuidado.
–¿Tu estas bien?
–Estoy bien, pero me sentiré más tranquila si me dices que te cuidaras.
–Por supuesto ¿te mantendrás en contacto?
–Si, pero sólo entre nosotras, nadie más debe saberlo, ¿de acuerdo? –ella asiente. –Luego te llamo, debo ir a hacer algo.
–Cuidate, nos vemos después.

Termino la llamada y analizo la situación, es obvio que Haymitch se escabullo de la mansión y presiento que Peeta y él están juntos, y que tiene algo que ver con X. Dejo la agenda en la mesita de noche y bajo a la cocina donde está mi mamá cortando fruta en cubitos.

–Haymitch desapareció del Capitolio. –le digo a mi mamá y ella me mira.
–Por eso Effie está tan mal. –yo afirmo y ella niega con la cabeza y regresa a su tarea. –No entiendo porqué pasar de nuevo por lo mismo.

Yo me siento en la silla. Y niego con la cabeza.

–Porque Alma es igual que Corionalius. –mi madre y yo volteamos hacia la entrada de la cocina donde vemos a un hombre vestido de negro, con cabello dorado, largo que cubre la mitad de su cara, pero esos ojos lo reconocería dónde sea.
–¡Finnick! –grito y todo se vuelve negro.

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