Prólogo

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Eramos sólo unos niños. Unos jodidos niños que armaron su historia y formaron una familia. Esa vida se fue en el momento en el que ellos se fueron de mi lado. Soy Jack Conway, aunque en esta ciudad se me conoce como superintendente, aunque hay algún capullo que otro que utiliza esa palabra para transformarla a su gusto, en una clase de apodos de lo más llamativos.

Jack Conway, ese nombre resuena por toda la maldita ciudad como si de un superhéroe se tratase... O tal vez de una sanguijuela que pisaba los pies de las mafias más importantes de Los Santos.
Estas mafias llevaban en busca y captura desde hacia varios años, cuando empezaron a molestar al gran hombre de esa ciudad, que tenía los cojones ya hinchados. La gran mafia planeaba cada día un robo distinto, pasaron de ser a badulakes a realizarse atracos en lugares mucho más grandes. Y ahí estaba el salvador otro día más delante de la entrada a esa joyería. Desde la puerta veía ya a los rehenes detrás del mostrador.

-A ver supernenas, vuestro negociador aqui ya o entraré con toda la puta malla a follaros ese culito. - debía reconocer que su vocabulario cambió después de todas las pérdidas que tuvo. Cada vez era más maleducado que el día anterior, menos cuando tenía los "cojones católicos" que desde hace un tiempo, eran raros esos días.

- Yo negociare -un enmascarado se acercó a la puerta, además de su conjunto completamente negro tenia un modulador. A decir verdad todos los de esa banda llevan un modulador.

-Comienza a largar por esa boquita -miraba a la persona que tenía en frente.- Rehenes, cuantos. -admito que hablaba de manera seca, pero ya estaba hasta las narices de realizar el mismo puto atraco con las mismas putas personas en la misma puta joyería.

- Seis rehenes, dos de ellos importantes para la ciudad - en todo lo que llevabamos no había echado un vistazo a los rehenes de detrás del mostrador, y en ese momento lo vi, cómo no me había dado cuenta antes. De rodillas se encontraban Volkov y Greco. Esos anormales... ¿¡Cómo se habían dejado capturar!? Esa pregunta rondaba mi cabeza y comía lentamente mi cerebro.

Mi enojo aumentó a medida que veía a mis hombres de rodillas, esos de ahí eran como mis hermanos. Estaba ya cansado, quería acabar. Todo transcurrió con normalidad, hasta que rompieron negociaciones. Estos querían mambo y todos los sabíamos, incluso los comisarios de dentro los cuales no habían salido aún. Rompieron negociaciones, con ellos dentro causando un tiroteo.

Los alumnos dispararon y abatieron a uno, salí de detras del patrulla y miré hacia el abatido, comprobando que su máscara se habia caído y se veía su rostro. ¿Cómo podía ser? Definitivamente era imposible, pero un disparo me sacó de mis pensamiento y caí al suelo abatido. Mis compañeros gritaban mi nombre, pero no habia respuesta de mi parte sólo un débil suspiro, el que había estado esperando toda mi jodida vida- ¿Julia?...

•She's back¦ Jack Conway•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora