🍒9🍒

166 16 1
                                    

Mi mirada seguía en aquel coche que se alejaba. Recordé que podría apuntar la matrícula del coche pero, ya se fue.

Entré en mi casa sin parar de recordar ese momento. Ese coche, totalmente negro y los dos integrantes dentro de él, acompañados de un señor vestido de negro. Todo era muy extraño. Sólo me tumbé y caí dormida.

Desperté pero mi cuerpo no reaccionaba. No quería salir de la cama ni ir a ningún lado, le mandé un mensaje a Nadando y volví a dormir.
Mi mente repetía una y mil veces la imagen de aquel coche, y me imaginaba distintos escenarios de lo que podía haber sucedido. Dispararles en la cabeza, por sapos; disparar a las ruedas, apuntar la matrícula y decirselo a Nadando. Todo acabaría en una masacre y la verdad, le había tomado cariño a esos dos.

Ese día solo estuve en mi apartamento, viendo series y películas. Me sentía un poco sola, pero la soledad me acompañaba desde hacía demasiado, éramos como amigas inseparables. Comía, bebía, iba al baño y vuelta a empezar del ciclo. Miré mi móvil recibiendo una llamada y conteste.

-¿Si? –pausé la película y esperaba respuesta.

- ¡Lirio te extrañé! –escuché su voz y no pude evitar sonreir.

-¿Eres tú Manolo? –limpié algunas lágrimas de mi rostro. Continuamos hablando durante unos minutos. Me despedí de todos y volví a poner la película para continuar comiendo mis palomitas.

Me levanté al día siguiente, esta vez sólo iría a trabajar. Cada vez mi cabeza estaba más confusa, ¿y si mi instinto está correcto y nos traicionan? Quería dejar de pensar pero no podía.

Al llegar al taller trabajé yo sola junto a otros dos compañeros, ninguno de la mafia. Todo era demasiado aburrido, pero darme unos días de descanso no estaba de mal tampoco.

Mi día, aburrido. La semana, continuó igual
No me encontré a nadie, no tenía problemas con nadie. Supongo que al fin y al cabo mi vida no estaba en esta ciudad, debía marcharme.
Conté los billetes en mi bolsillo y caminé hacia una tienda de ropa, vi salir a Manolo de esta. Aquella cara y bigote eran inconfundibles.

- Manolo, ¿que haces aquí? – me acerqué a él sonriendo, lo veia demasiado serio. Él sólo agarró mi brazo y me guió hacia otro lado. Giré mi cabeza hacia un coche que arrancaba su motor y lo vi, a él. Su mirada seria quedo conectada con la mía, mis piernas temblaban y sólo le sonreí. Obviamente no recibí ninguna respuesta por su parte. Aquella sonrisa que esbocé, fue la más sincera que hice en años. Me sentía como una adolescente que conocía a su primer amor y me repugnaba.

Veía a Manolo realmente molesto mientras conducia hacia mi casa. No le pregunté nada porque mi mirada solo estaba en el cielo. Mi mente me recordaba a él, mirandome.

Subí las escaleras canturreando suave. Realmente me sentía distinta.

¿Cómo en un abrir y cerrar de ojos mi mente quería cambiar todo? ¿Sólo por él?

Decidí contactar con Nadando y decirle mi grandioso plan, infiltrarme en la policía. Tal vez para conseguir información o para verle todos los días.

Nadando accedió, le parecía buena idea saber todos los movimientos del cnp pero no le gustaba que fuese yo quien entrara.

-Es la única solución Armando. Si quieres esta noche vienes a mi casa y te lo explico de nuevo – sonreí al escuchar ese silencio y luego como me cortaba la llamada.

-Te tengo dominado... –reí un poco y recogí mi casa para cuando Nadando viniera.

Luego de un par de copas ya nos estabamos besando en el sofá. Él, súper caliente y yo, también al pensar que mi plan saldría demasiado bien. Le miré sonriendo y acomodandome sobre él.

-Ona... ¿Estas segura de esto? –asentía mientras le veía dejar besos en mi cuello.

-Si Armando, estoy segura. Los mataremos a todos... Mataremos a Jack –sonreí comenzando a oirle gemir mientras me movía sobre él botando. Sabía las cosas que le ponían demasiado– los mataremos a todos Armando y nos iremos lejos, los dos...

- Ah... Los mataremos... –rió un poco disfrutando todo lo que estaba sucediendo.

(...)

Me desperté en el sofá con una manta sobre nosotros y unos brazos rodeandome la cintura. No había tiempo que perder. Me levanté para ir a cambiarme y presentar mi hoja de admisión al cuerpo nacional de policía. Al salir de mi cuarto vi como Armando seguía dormido, sonreí un poco por la ternura que me daba, le dejé un poco de mi desayuno y me fui rumbo a mi destino.

Al llegar a este mis piernas temblaban un poco, pero yo no me sentía para nada nerviosa. Caminé decidida acercandome a la recepción y dejando mi admisión. Sentí una mano tocar mi hombro y me giré mirando a Volkov con una sonrisa.

-Olivia, que alegría verte. ¿Que haces aquí? –me sonrió de vuelta y caminamos hacia si despacho para estar con mas intimidad.

-He venido a presentar mi admisión, quiero dejar el trabajo de mecánica y entrar al cnp– sonreí mirandole.

-Interesante, seguro que no tardarán en llamarte, y comportate bien. El que hace las pruebas es el superintendente y... Bueno, habrás notado que no le caes demasiado bien. Pero ni tu ni nadie, solo muy pocas personas –rió un poco y la verdad, no se si sentirme peor por eso o más emocionada por conseguirme su cariño. – Estaré yo también junto a Greco, por si se atreve a hacerte algo, aún te la tiene jurada por lo del taser –volvió a reir, se le veía tan lindo que me hizo esbozar una sonrisa.

-Ya veremos quién se atreve a hacerle algo a quien –sonreí confiada y me despedí de él para salir del despacho caminando hacia la salida mirando los apuntes curiosa.

Nunca me había planteado hacer lo que estaba haciendo, es más decía que antes muerta que meterme a policía.

Mi familia se dividió cuando yo acababa de nacer. Mi madre era la única que cuidaba de mi y su trabajo de policía no le permitía pasar mucho tiempo en casa. Lo odiaba, odiaba ese estupido trabajo. Pero ahora parecía no importarme, quería entrar, lo necesitaba. La mafia me mataría si los traiciono, pero no quiero.... Y si... ¿Y si había una manera de parar la guerra, y yo era la clave para eso?

•She's back¦ Jack Conway•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora