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Mis dedos traqueteaban sobre la mesa esperando a que el chico ruso volviera del baño.

Mi vista se fijó en una mesa apartada de nosotros, pude ver como un hombre trajeado me estaba viendo fijamente, sin pestañear. Me sentía intimidada, agarré la carta del restaurante y con ella me tapé.

Me destapé al sentir como Volkov volvía a sentarse. Intentaba hablar con él, o por lo menos entablar una conversación pero, no podía, aun me sentía intimidada por aquel señor.

-Se está haciendo tarde, creo que debería irme – sonreí un poco forzado y le escribí mi número en un papel. Obviamente no le iba a dar el mío oficial, por algo tengo dos SIMs.

-¿Ya? Aún no tomamos el postre – observé su mirada triste y asentí.

-Parece que tu superior nos siguió y la verdad, me está incomodando que esté mirandonos. Podremos volver a quedar, pero no se lo digas a él –me levanté y salí del lugar llamando a Manolo para que me recogiese.

Monté en el coche y suspiré fuerte.

- ¿Mala cita? –rió un poco conduciendo –ponte la máscara, debemos ir a un sitio. –iba a decir algo, pero el siguió hablando– Radios en la guantera. – era como si me leyera la mente. Abrí la guantera y saque una radio colocandola en mi hombro.

-Evo y Lirio de camino –sonreí y escuché atenta la radio marcando la ubicación en el gps del coche.

Bajamos del coche y me puse mi pasamontañas rosa, me había cambiado la ropa y ahora iba de negro. Menos mal que Manolo tenía un cambio de ropa de sobra en el maletero.

Caminamos a donde estaban nuestro compañeros junto con otros dos sujetos

-Lirio, ¿que tal chiquita? – miré a Emilio actualmente diablo y suspiré.

-Estoy en modo diablo –reí un poco y miré a nadando colocandome a su lado.

- Bien, Lirio, Evo, estos son nuestros nuevos intento de reclutas. Deberán pasar pruebas para poder estar dentro, pero se están ganando nuestra confianza. ¿Qué creéis que deberían hacer para ganarse el respeto de la familia? – Nadando me miró a mi esperando mi respuesta.

- Creo que deberían plantar droga, ya lo hablamos ¿no Nadando? –Emilio saltó hablandole a una persona que no apartaba sus ojos de mí esperando mi respuesta. La verdad, Nadando y yo pensamos igual, tenemos una conexión y no es porque lo hayamos hecho, nada serio pero, era una conexión distinta. Él podía leer mi mente y yo la suya.

-Que secuestren un policía –hablé firme mirando fijamente a Nadando, este solo sonreía debajo de esa máscara. ¿Cómo lo sabía? Conozco cada uno de sus gestos hasta cubiertos por alguna prenda. Soy muy observadora, demasiado.

-Eso haremos, hablaré con el Jefe y lo realizaremos –miró a Gustabo y Horacio. El primero no parecía importarle, pero al segundo se le veía afectado.

-Nadando, ¿no crees que es algo precipitado? Yo llevo ya unos meses y ni a mi me habéis pedido tal locura –esta vez habló Evo, si es cierto que es un chico majo y muy dulce, pero también es torpe. Normal que no le hayan pedido algo así, le hubieran capturado.

-Lirio dijo que lo quería así, y Lirio les ayudará a realizar el plan. Me fio de ella más que de ti Evo –este se veía un poco molesto por esas palabras.

-¿Hace falta que echemos un polvo para que confíes plenamente en mí? –está sucediendo, estaba dividiendo lentamente a esa mafia. Pero yo no sabía que son una familia y que nunca se pelearán entre ellos, pueden tener encontronazos, pero nunca, nunca dañan a la familia.

-Eeeh El tema es Evo que tu no estas cualificado –Nadando miró a Evo y este fue tranquilizado por Emilio.– bueno, mañana Lirio irá a por vosotros a la ubicación que os diga ella –Nadando me miro a mí y afirmé acercandome a ellos y dandoles mi teléfono.

-Hablamos mañana –observé muy muy bien a los dos sujetos mientras se retiraban. – ¿crees que debemos confiar en ellos Nadando?

-Yo en el único que puedo confiar es en el joto de Gustabo, el otro es muy blandito –Emilio se colocó a mi lado mientras veíamos como el coche se alejaba.

-Mañana lo descubriremos –Nadando habló y caminaba hacia donde estaba su helicoptero – buen trabajo chicos, Ona, ¿te llevo a casa? –quité mi máscara y miré a nadando mientras asentía.

-Mañana os iré informando por radio de como va la cosa y de donde nos colocaremos, para posicionar francos y todo eso –sonreí mirando a Manolo y a Emilio quienes se iban al otro coche.

Me subí al helicoptero y me até el cinturon colocandome la especie de auriculares para bloquear el ruido.

Bajamos de este cuando Nadando lo aparcó a la perfección en la sede. Agarré mi móvil mirandolo al recibir varios mensajes de números desconocidos. Dos de ellos eran Gustabo y Horacio y el otro, por descarte, sería Volkov.

Agendé a todos los números, caminé hacia mi moto para subirme a esta y conducir hacia la casa que había alquilado, con el dinero de la droga que vendía.

(...)

Me desperté tocando mi cabeza por el sonido de mi móvil.

-Joder... ¿Quién llama a estas horas? –agarré el móvil y mire el número y luego la hora. Eran las 12 de la mañana.

-¿si? –escuche como carraspeaba su garganta

-Señorita Lirio, necesitamos saber donde vamos a quedar –reconocí esa voz, Horacio, como olvidar su voz de osito. Reí interiormente por lo que dije para mi misma.

-Ahora mando ubicación – corté la llamada, si quiero que me respeten, debo hacerme respetar. Me vestí con los mismos pantalones pero otra camiseta, esta era blanca y encima coloqué mi chaleco antibalas. Agarré mi máscara y salí de casa rumbo hacia las montañas.

Cuando llegué a un lugar un poco alto les mandé la ubicación junto con un mensaje de "venir con una máscara". Hacia perímetro comprobando que esos imbéciles no fuesen unos sapos.

Llegaron hacia donde estaba, venían todo de negro y con una máscara negra.

-Que elegantes os veis –sonreí un poco– ¿qué coche traéis? –miré un poco y aprecié un coche raptor solo de dos plazas – no me jodais... Ah... Robad un coche, os mandaré la nueva ubicación cuando me aviseis que lo tenéis. –subí a mi moto y me dirigí hacia donde estaban Evo y Diablo esperando. El plan era secuestrar a un policía a través de una llamada realizada mientras hay una pelea.

-Informo, aqui Zebralin, le dí la pastilla al comisario y lo dejé libre. Aún tiene las marcas pero no nos recordará –habló por radio y Nadando le respondió.

-Perfecto, mantenedlo vigilado... Ahora secuestraremos a otro policía, necesitamos a ese comisario vivo, será la clave. –miré la radio extrañada. ¿Qué se le pasaba a Armando por la cabeza? ¿Por qué lo dejó marchar? No entendía nada

-El plan sigue, Evo, Diablo voy hacia vuestra posición –hablé, pero aun estaba confusa, teníamos a dos de los suyos si el plan marchaba bien... ¿Por qué dejarlo ir?

-Evo y Diablo colocados– me acerqué con la moto y la aparqué bien colocada.

-Franco colocado –les mandé la ubicacion a estos dos esperando a que llegaran.

Vinieron con una furgoneta, lo cual fue muy acertado.

-Bien, yo llamaré y vosotros os peleareis, cuando vengan los policías nos llevaremos a uno y el otro estará abatido. –escuché las respuestas de mis compañeros y sonreí para colocarme en mi posición. Esperando a nuestra presa.

•She's back¦ Jack Conway•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora