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Día del atraco

Ya teníamos todo listo, nuestro plan, nuestras motos, las armas y el lugar, bueno los lugares. Decidimos que iríamos todos en una moto, y secuestraríamos todos a un rehén. Excepto Nadando, que iría en coche y podría llevar a tres personas más.

Estos rehenes serían perfectos para poner a Jack Conway de los nervios, puesto que teniamos a dos de sus amiguitos en el suelo con sus manos en su cabeza.

- ¿Cómo los conseguiste? -miré a Emilio, este solo agarró mi brazo y me alejó un poco más de donde estaban los rehenes.

-Gringo y yo estabamos en la puerta del casino esperando a unas presas, y aparecieron ellos. Fue perfecto, estaban fuera de servicio e iban desarmados, bueno no, el otaku iba con una pipa, pero se la quitamos - su sonrisa victoriosa le hacía ver muy tierno.

-Gran trabajo diablo -le dí unos codazos. Ante la señal por radio de parte de nadando comenzamos con nuestro robo, teníamos seis rehenes, una negociación por delante y un tiroteo.

Caminamos hacia la puerta al notar como un hombre trajeado se acercaba a esta.

-¿Quién va a negociar? - su voz grave erizaba mi piel, aunque ya la hubiese escuchado más de una vez.

-Negociare yo -activé el modulador de mi voz antes de decir eso, en verdad sólo la cambiabamos un poco para que no se pudiera apreciar nuestra verdadera voz.

-Rehenes, ¿cuantos? -el chico trajeado se veía muy cansado y se notaba como quería acabar con todo lo antes posible.

-Seis rehenes, dos de ellos muy importantes para la ciudad - observé como él movía su cabeza para ver a Volkov y Greco dentro de la joyería. Su cara cambió a una de enojo.

Salía otro rehén dejando a los dos comisarios solos dentro de la joyería. Habíamos conseguido librarnos de muchas cosas, aunque no nos iba a servir de nada.

-¿Que pides por mis hombres? - su voz volvió a erizarme la piel, ¿por qué me sucedía esto?

- Que nuestra huida sea un éxito - sonreí por debajo de mi máscara, con esa frase indicaba que no quería que nos siguieran.

-A ver muñeca, ¿que no entiendes de persecución? - sonreí, aunque me dijera que si, no dejaría que esos maderos salieran de la joyería, escuchaba por la radio como avisaban de otros códigos tres.

- Quiero eso -comprobé como el superior negaba de nuevo- esta bien, ¡10!- comencé la cuenta atrás y aprecié como todos retrocedían cubriendose por unos coches. - ¡1! -me cubrí detrás de unos expositores de joyas y apuntaba a los comisarios - no movais ni un puto músculo maderos -me levanté para disparar y con suerte le daría a alguien pero fue al contrario, ellos me dieron a mí. Caí al suelo abatida, escuché los pasos rápidos de Emilio acercandose a mí y ví, antes de cerrar los ojos cómo intentaba hablarme, había disparado a alguien, pero no supe a quien, sólo caí dormida.

Desperté por el fuerte dolor en mi costado. Estaba en mi cama con vendas por mi cuerpo. Escuché la puerta y giré mi cabeza viendo a Emilio.

-Dime que no estamos en busca y captura -sonreí alivida al ver como el chico negaba.

-Conseguimos abatirlos a todos y tenemos a uno de los comisarios apresado en una de las celdas -sonreí un poco ante eso y le pedí que me ayudara a levantarme.

•She's back¦ Jack Conway•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora